La última semana de campaña, de cara a las elecciones internas del 7 de noviembre, comenzó con una dinámica distinta al ritmo “siestero” de la mayor parte del proceso que, con el anuncio del cronograma electoral, se inició el 10 de septiembre. Declaraciones públicas, nuevas acusaciones, pintadas ofensivas y comprometedoras, afiches renovados y propaganda callejera formaron parte de un tramo final más digno de una interna peronista. La nota saliente la dio el ingeniero Greco, cuya fotografía formó parte de afiches recién salidos de la imprenta que inundaron la ciudad. El hombre, un ex funcionario del último gobierno peronista, también realizó declaraciones y no se acordó muy bien del candidato a intendente de la llamada renovación, esto es, Fernando Jalil.

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Y precisamente Greco, en su calidad de candidato a gobernador, es una de las grandes incógnitas de la elección. Considerado el tercero en discordia, en su círculo íntimo opinan diferente y dicen que cumplirá un papel más que decoroso. Respaldan sus afirmaciones añadiendo que sus antagonistas, tanto Jorge Moreno como Ramón Saadi, son “más de lo que ya todos conocen” y que ninguno de ellos le puede discutir trayectoria peronista. Esto último puede ser cierto, según el ángulo de análisis, ya que toda su vida estuvo relacionada con el PJ, mientras que Saadi y Moreno accedieron a través de sus progenitores.

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Como quiera que sea y dejando de lado los “peronómetros”, la mayoría de opinadores divide las preferencias entre el ex gobernador y el actual diputado, ubicando al primero con fortaleza en Capital y al segundo en alejados lugares, como Santa María. Habrá de comprobarlo cuando se abran las urnas. Lo de Saadi se considera probable, hasta lo reconocen los contrincantes, pero en el interior hay más dudas. Algunos intendentes estarían alineados con Moreno, otros no han dicho nada y también deben ser considerados los intendentes radicales porque, cada uno en su jurisdicción, tienen sus intereses propios.