Con la edición habitual de El Esquiú, hoy entregamos a nuestros lectores el fascículo número 3 de los “Escritos Económicos”, la notable obra que escribieron hacia finales del siglo XIX Federico Schickendantz y Samuel Lafone Quevedo, dos extranjeros que, como nadie antes o inclusive después, pintaron la situación de retraso de Catamarca y las posibilidades de hacerla emerger en el contexto del país en general. A pesar de que han transcurrido casi 130 años, los “Escritos” tienen una vigencia plena y sirven a los ciudadanos catamarqueños como una guía práctica para conocer las potencialidades de la tierra donde les toca vivir. Por ello se hizo el esfuerzo de esta publicación que, después de 10 entregas, terminará conformando un libro que no debería faltar en las bibliotecas públicas, en los organismos del Estado, en los partidos políticos, en las escuelas, sindicatos, organizaciones no gubernamentales, etc.

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El licenciado Raúl Caro, Miembro de Número de la Junta de Estudios Históricos y hombre íntimamente relacionado a la actividad cultural de la provincia, es el seleccionador y editor de esta entrega gratuita que El Esquiú realiza con sus lectores los días viernes. Sobre el trabajo, pondera el aporte y los estudios que realizaron a su tiempo Schickendantz y Lafone Quevedo con el objetivo supremo de hacer de Catamarca una provincia próspera y moderna, aclarando que por su acción directa tomaron forma la industrialización agraria, la metalurgia y la misma minería.

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Por encima de los muy buenos comentarios que ha recibido la iniciativa, está claro que este libro es un alegato a lo que se ha hecho hasta hoy y a la situación de pobreza en que se encuentra Catamarca, sin que en esto tenga responsabilidades excluyentes el actual gobierno, sino todos, desde aquellos que estuvieron en el poder a fines del siglo XIX o a principios del XX. En síntesis: la Catamarca que analizaron, hace años, un ciudadano alemán y otro uruguayo no tuvo correlato de avance en el tiempo. Leerlo es una muy buena idea.