KM 20/10

viernes, 5 de noviembre de 2010 00:00
viernes, 5 de noviembre de 2010 00:00

Los vecinos del barrio San Antonio Sur, preocupados por los hechos delictivos que ocurren en la zona, revelan en una carta enviada a El Esquiú que muchos casos no se esclarecen porque no existe la voluntad de hacerlo y, en ese sentido, se refieren a la Policía y a la Justicia como poco predispuestos a cambiar las reglas del juego. Sobre la primera, dicen que todo es permisivo y que muchos menores que ingresan por un hecho, salen inmediatamente, y allí nomás pueden cometer un nuevo ilícito. En cuanto a la Justicia, ponen énfasis en lo benigno de su Código Procesal Penal que permite, en homenaje al garantismo, excarcelaciones de delitos que tienen hasta seis años de prisión. En síntesis, la gente del humilde conglomerado sureño dice que las acciones concretas y las leyes están escritas, con intención o sin ella, para favorecer a los delincuentes.

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Una de las cuestiones graves que revelan los vecinos es que la salida rápida de los menores de las comisarías tiene que ver, precisamente, con la falta de controles sobre si realmente son menores. ¿Cómo es esto? Algunos jóvenes, a los que incluso identifican con nombre y apellido, se harían pasar por menores cuando en realidad ya son mayores. Utilizarían algunas artimañas que parten del hecho de haber sido anotados, en el Registro Civil, como hijos de madre soltera para, tiempo después, ser reanotados por el padre verdadero o un padrastro. No sabemos cómo será esta historia, pero no se nos ocurre que sea difícil controlar. Mucho más si hay voluntad de hacerlo.

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También señalan los atribulados vecinos a una progenitora que no sólo tolera las fechorías de sus hijos, supuestamente menores, sino que desde pequeños los instruyó para ejecutar actos ilícitos. Fundamentan tan peligrosos dichos en que una damnificada la sorprendió en el interior de la comisaría Novena con un anillo de su propiedad. Verdad o fantasía, alguien en nombre del Estado tiene que investigar este tipo de denuncias públicas, más aún si se sabe que abundan las miserias humanas en una provincia donde se enseñorea la pobreza.
 

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