La explosión del verano, que comienza recién el martes pero ya tiene temperaturas en la provincia que superan tranquilamente los 40 grados, trajo consigo los consabidos problemas referidos al suministro de energía eléctrica. Son numerosos los barrios, las zonas y hasta los departamentos que, diariamente y por largas horas, sufren esta atrocidad de estar sin energía en pleno siglo XXI. Lamentablemente las cosas son así. Y necesariamente hay que armarse de paciencia y, por lo menos en esta temporada, aguantar que cambien las condiciones climáticas y disminuya la demanda, única forma de evitar los colapsos. Acordarse del gobierno, y de los deberes prometidos y hasta hoy no cumplidos, es un ejercicio estéril.
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Sabemos que en esferas oficiales hay preocupación, y mucha, por un tema que cala hondo entre la gente. También sabemos que las soluciones no figuran para el corto plazo o que los errores que se cometieron, como el de no prever la mayor demanda frente al crecimiento poblacional, no se repetirán. Entonces hay que mirar para adelante y hacer las inversiones que, por caso, llevó adelante La Rioja. En esa provincia, que a veces observamos con cierto desdén, equivocadamente por cierto, el presente energético es realmente envidiable. Y si alguien tiene dudas de lo que afirmamos, hay que ir a los números.
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El día viernes, con una temperatura aún superior a la registrada en Catamarca, en la vecina provincia hubo un récord histórico de demanda (llegó a los 234 MW) y no se produjeron cortes de la energía. Apenas quedaron en los registros de la empresa distribuidora unos 20 reclamos, ninguno de los cuales tenía que ver efectivamente con falta de suministro. Por supuesto, las autoridades quedaron “chochas de la vida” con esta respuesta y esperan aguantar, con el avance del verano, hasta una demanda de 240 MW. Por si esto fuera poco, en pocos días se inaugurará la usina de Chilecito, con lo cual se completará un círculo virtuoso a favor de la producción y el consumo domiciliario.