km 20/10

sábado, 25 de septiembre de 2010 00:00
sábado, 25 de septiembre de 2010 00:00

Resulta archiconocido que, en todas las cárceles del país, el manejo de sustancias alucinógenas se hace desde los muros para adentro y, también, para afuera. Algún proveedor siempre hay, los distribuidores no faltan y los consumidores mucho menos, con los cuales se conforma el circuito, de la misma forma que se hace en otros ámbitos. No descubrimos nada nuevo, pero el tema viene a colación porque días pasados alguien pateó un viejo hormiguero y algunas hormigas salieron a la superficie. Un ex empleado del Servicio Penitenciario dijo, sin vacilar, que le ofrecieron que introduzca droga en la nueva cárcel de la Colonia del Valle y que, por negarse, ha recibido represalias de la mismísima conducción carcelaria. Si el hombre, por algún resentimiento, ha tratado solamente de hacer daño, no pasa nada. Pero si es verdad, la cosa cambia y deberían despejarse, desde el poder, las dudas que podrían existir.

Tampoco es cuestión de tirarse los pelos por esta denuncia cuando, nadie ignora, la droga circula por la ciudad casi sin problemas. Cualquier consumidor medianamente informado sabe cómo hacer y dónde ir para conseguir tal o cual “mercadería”. La Policía provincial, a través de la División Drogas Peligrosas, hace operativos y de vez en cuando engancha a algún “militante de la muerte”, además de uno que otro desgraciado consumidor que, para completar sus penurias, puede terminar ante un Tribunal de Justicia. Con este panorama de permisividad, a quién podría extrañar que se consuma dentro de las cuatro paredes de la Cárcel.

Las estadísticas resultan vitales para conocer el pensamiento de la gente, los dramas comunitarios, la eficiencia de los servicios públicos, la cantidad de enfermos, en fin, todo lo que se nos ocurra pensar. Sirven de guía al conjunto de los ciudadanos, pero especialmente al Estado que, en definitiva, regula la vida de la población. En Catamarca, sabemos de sobra que hay muchos problemas por solucionar, pero por allí surge alguna estadística aislada que reconforta, como la de tener la menor cantidad de homicidios a nivel país. Muy positivo.
 

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