Columna política

martes, 28 de septiembre de 2010 00:00
martes, 28 de septiembre de 2010 00:00

Recientemente nos referimos a las reelecciones, una práctica que la gente aborrece y que todavía la democracia no ha logrado corregir. El fenómeno no solamente se produce en Catamarca, sino que se repite a lo largo y ancho del país. Los políticos, cual verdaderas sanguijuelas, se prenden de los cargos y jamás renuncian a la posibilidad de abrir paso a las nuevas figuras. De esta forma, muchos de ellos logran permanecer décadas y décadas usufructuando las mieles del poder y, por supuesto, del presupuesto público. Algo parecido ocurre con los sindicalistas que, inclusive, manejan un sistema que les permite mantenerse en los cargos con mayor facilidad, pero, en cualquier caso, se trata de una situación que la misma democracia tiene que enmendar, al igual que las listas sábanas, que son perfectamente aprovechadas por quienes, siempre con el inequívoco propósito de perpetuación, pretenden pasar desapercibidos ante los ojos ciudadanos. Hasta ahora, lo decimos con mucha pena, las reformas políticas encaradas a nivel país no han logrado buenos resultados y, en la mayoría de los casos, ni siquiera han podido ser aplicadas.


Regresando a los “secreteos” políticos locales relacionados con este tema, estamos en condiciones de afirmar que una gran mayoría de los peronistas que componen el Interbloque condicionan sus posiciones políticas en función de sus hipotéticas reelecciones. El viejo axioma “Primero yo, segundo yo y siempre yo”, invariablemente, se cumple a rajatabla y ni por asomo surge un gesto de desprendimiento como aquel que ofreciera, años atrás, el ex diputado Guillermo Nazareno, quien no sólo no buscó la reelección, sino que renunció dos años antes de completar el mandato. En este tiempo, pedir cosas como éstas en la Legislatura provincial es, directamente, un chiste de mal gusto.


Ya volveremos sobre el controvertido tema de las reelecciones, pero lo haremos con nombres propios. Por ahora analizamos en general y, lamentablemente, no hay excepciones ni señales que hagan pensar en un cambio. Los distintos bloques tienen integrantes que finalizan sus mandatos el 10 de diciembre de 2011 y, ahora mismo, desean asegurarse el período 2011-2015. También entre radicales no abundan los buenos ejemplos, con un agravante adicional: por allí dejan la Legislatura, pero terminan en algún puesto en el Ejecutivo o algo más tranquilo, como una asesoría.
 

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