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Falta menos de un mes para que la Maternidad sea trasladada a su nueva casa. La conveniencia del flamante emprendimiento fue explicitada, en varias oportunidades, por los funcionarios responsables de la obra que, a metros de la avenida Acosta Villáfañez, se está terminando de construir. Quienes pudieron recorrerla, in situ, comprobaron que se trata de un edificio de gran envergadura. Pero la cuestión que se plantea por estos días es cómo se realizará el traslado. Si bien muchos partos son previsibles, hay otros tantos que sorprenden a parturientas y al plantel profesional que debe atenderlos, y ello genera dudas para elegir el mejor camino. Por los registros de partos puede establecerse un promedio, alguna forma de previsión, pero no es posible determinar con antelación cuántos alumbramientos habrá un determinado día.
El traslado de un servicio de estas características, dicen los que saben, debe realizarse de una vez. No puede hacerse una migración por partes. Los profesionales que trabajan en el área (obstetras, enfermeras, asistentes, etc.), el equipamiento que deba llevarse desde el San Juan Bautista, las parturientas, todo, debe transportarse conjuntamente. Esto es evidente, porque cualquiera de estas partes, sin las otras, no puede actuar.
Quienes tuvieron necesidades de la Aduana en los últimos tiempo se han llevado un chasco, cuando no una terrible bronca por lo que consideran una verdadera irresponsabilidad. Es que la oficina que funciona en el Correo Central y que, los días martes y jueves, es atendida por personal de la Aduana que se envía desde Tinogasta, permanece con las puertas cerradas y con cartelitos que ponen los pelos de punta. Desde hace 15 días, no menos, el cartelito reza “Por razones de fuerza mayor, esta aduana no trabajará el día….”. Más allá de eso, nadie da una explicación, nadie sabe nada. El jueves 22, según algunos informantes, fue genial. No había cartelito, y a las 9, ya había gente esperando que había venido de otras ciudades. Se cansaron de esperar y se fueron sin remediar sus necesidades. Ayer, martes, reapareció el bendito cartelito “Por razones de fuerza...”. Un señor, golpeado por esta desatención de la Aduana, dijo con tono apesadumbrado, “Hace un mes que vengo y siempre está cerrado”. ¿Qué está pasando? ¿Qué es la “fuerza mayor”?