Columna política

jueves, 30 de septiembre de 2010 00:00
jueves, 30 de septiembre de 2010 00:00

El vergonzoso momento que vive la comuna de San José, en el departamento Santa María, sumó ayer un nuevo capítulo en su interminable cadena de escándalos institucionales. En este mismo espacio se advirtió sobre las gravísimas consecuencias de judicializar las confrontaciones políticas y de politizar las cuestiones judiciales, pero en este caso ya se perdió toda compostura y la situación parece haber llegado a un extremo sin retorno. Luego del fallo de la Corte de Justicia de la provincia, que ordenaba restituir en el cargo a la suspendida intendenta Mónica Hernández, los habitantes de San José esperaban que se normalizara la conducción del municipio, que sus dirigentes entraran en razones y buscaran regularizar la situación. Pero nadie ofrece aquí la menor señal de querer encauzar la crisis, y en esta irracional carrera no se reconocen ya límites constitucionales ni jurídicos. Todo vale.


Un triste y claro ejemplo fue la jornada de ayer, cuando Hernández se presentó para reasumir al cargo, en lo que se suponía debía ser el final del escándalo. Fue todo lo contrario, y el día terminó con tres personas distintas a cargo de la comuna: Pedro Lagoria, el concejal que estaba al frente del municipio, Mónica Hernández, que reasumió y momentos después fue retirada por la fuerza, y Rosario Marcial, quien fue llevado a tomar el cargo también por la fuerza pública. Un desconcierto total, impropio de los tiempos democráticos que se viven y en definitiva un cuadro que debería avergonzar a todos sus protagonistas.


Para completar la escena, como si el manoseo de las normas vigentes no alcanzara, en San José se sumaron también episodios violentos, con agresiones verbales y físicas de las cuales participaron seguidores y opositores de Mónica Hernández. La propia intendenta, diputados que llegaron desde la Capital y hasta un periodista de Radio Valle Viejo, el corresponsal William Mamani, padecieron el salvajismo y la prepotencia de quienes están muy lejos de entender el significado de términos como respeto, tolerancia y conviencia.

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