Las polémicas declaraciones de Hebe de Bonafini cerrando un evento, al decir que los jueces “cobraban sobres” y eran “cómplices” de la “dictadura” y la “tortura”, por lo que invitaba al pueblo a “tomar” los Tribunales, generaron un amplio rechazo en sectores del oficialismo. Gobernadores, dirigentes sociales, intelectuales e incluso el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) –una agrupación de Derechos Humanos cercana al Gobierno– repudiaron a Bonafini.
El propio gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, discrepó con Bonafini, quien no desaprovecha ocasión para descalificar al mandatario porteño.
 

“Todos tenemos que respetarnos más. Podemos vivir en una democracia intensa, que haya mucho debate, pero tenemos que respetarnos más”, dijo el mandatario durante una entrevista radial.
Fue el primer dirigente de peso del oficialismo en criticar a la titular de las Madres de Plaza de Mayo. Le siguieron otros. Al contrario de lo que suele ocurrir cada día, en las cuentas de Twitter de los ministros no se hacía alusión al tema político del día. Cero caracteres al respecto.
Mientras que el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, también salió a diferenciarse de Bonafini. Y calificó sus expresiones como “absurdas”. Y pidió que se termine la embestida oficial contra la Corte: “Todos debemos aportar un granito de arena para bajar los decibeles de la confrotación”. Su colega de San Juan, José Luis Gioja, también fue crítico: “Somos parte de un país que tiene un sistema representativo, republicano y esto implica la división de poderes, y obviamente tenemos que respetarnos”, explicó.
Más tarde, fue el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) el que difundió un durísimo comunicado donde se describen las palabras de Bonafini como “horribles e inaceptables”.
Hasta uno de los ideólogos de Carta Abierta, el filósofo Ricardo Forster, se quejó por el discurso “extemporáneo” y “muy poco feliz” de la titular de las Madres.