La verdad que la reciente realización del Rally Dakar, por rutas argentinas y chilenas, dejó cosas positivas para nuestra Patria chica. Por empezar, en un hecho que puede considerarse histórico, puso en línea de partida al primer catamarqueño que se animó a desafiar la dura prueba que, como gran atractivo, significa cruzar los desiertos en las peores condiciones de transitabilidad. Efectivamente, el empresario Walter D’Agostini, con una camioneta Amarok, se anotó en la línea de partida y tuvo en vilo a los catamarqueños que gustan de los fierros. Aguantó hasta donde pudo y su performance fue más que aceptable en suelo argentino. Después de cruzar la cordillera de Los Andes y de cara a los desiertos del norte chileno, las peripecias fueron varias y la deserción resultó inevitable.
******
Complementariamente, el nombre de Fiambalá volvió a mostrarse, por tercer año consecutivo, a los ojos del mundo entero. Todos los valores turísticos del “imperio” tinogasteño tuvieron buenos registros, a pesar que en esta edición el pasaje fue muy rápido, casi relampagueante, lo que quitó atractivo a quienes posiblemente pensaron viajar para encontrarse, en el parque cerrado, con “el sofisticado mundo del Dakar”. Ese parque cerrado, que es la exhibición más fiel de la célebre carrera, fue trasladado este año 2011 a Chilecito (La Rioja), por lo que se sospecha, según palabras del propio “Coco” Quintar, de la enorme influencia que tiene el gobernador Beder Herrera ante el gobierno de Cristina Kirchner.
******
Además de las ciudades de Fiambalá y Tinogasta, la promoción de nuestro paso fronterizo fue sencillamente extraordinaria. Con solo decir que los principales rotativos de la Argentina calificaron a San Francisco como un “espectacular paso” lo decimos todo. No solo la prensa, sino también pilotos, asistentes y dirigentes de diferentes puntos del mundo destacaron al macizo catamarqueño con la imponencia que realmente tiene. A esta altura del tiempo, negar las bondades del cruce entre Catamarca y Chile, es toda una necedad. Por esto, gloria a su inspirador, Arnoldo Castillo.