Marcha atrás de Evo Morales: derogó el aumento de las naftas

Anuló así la suba de hasta 83% en los precios. Fue debido a las protestas
domingo, 2 de enero de 2011 00:00
domingo, 2 de enero de 2011 00:00

La historia del nacimiento, la corta vida y la muerte del “naftazo” de Evo Morales duró menos de una semana. A pocos minutos de comenzar el 2011, el mandatario boliviano apareció por tercera vez en televisión, pero esta vez no para volver a justificar el fin de los subsidios a las naftas sino para retroceder sobre sus pasos y poner en práctica su consigna más repetida: “mandar obedeciendo al pueblo”. Es decir, derogar el aumento de los combustibles de hasta 83% anunciado el domingo 26 por el vice Alvaro García Linera.

Aunque el discurso oficial fue que quienes protestaban a lo largo y ancho del país eran pequeños grupos de provocadores, el olfato de Evo –él mismo resistió los gasolinazos de los gobiernos “neoliberales”- le dijo otra cosa: que la bronca ganaba a sectores de sus propias bases, que muchos dirigentes oficialistas estaban siendo rebasados y que era cuestión de tiempo que la protesta ganara en intensidad.

“Es necesaria la medida, pero no es oportuna, he escuchado, he entendido las recomendaciones de los trabajadores y las organizaciones sociales”, admitió el Presidente durante su mensaje emitido desde el Palacio Quemado y flanqueado por el Vicepresidente y el Canciller David Choquehuanca, hombre fuerte en el mundo aymara.

Es cierto que las marchas no llegaron a ser multitudinarias pero fueron violentas y emitieron algunos mensajes que el presidente sopesó: pedidos de renuncia -por primera vez- en La Paz, El Alto y Norte de Potosí, malestar entre las bases cocaleras, bastión de Morales donde hubo bloqueos, y la posibilidad cierta de que desde el lunes diversos sectores sociales comenzaran la marchar hacia la sede del gobierno. Y el mandatario no quiso arriesgarse a tener que reprimir a sus propios seguidores: en Bolivia se pasa rápido de la chispa al incendio.

Después de lanzar el gasolinazo, Evo intentó aplacar el malestar con un incremento salarial. Pero esta y otras medidas no calmaron los ánimos, más bien muchos se consideraron “discriminados” por quedar excluidos de los aumentos, y amenazaron con radicalizar las protestas. Largas filas frente a las oficinas de la estatal de alimentos Emapa, escalada en los precios del transporte y alimentos, y rumores de corrida bancaria alteraron la calma de una situación económica que sin dudas es la mejor de las últimas décadas. Por eso, todos se hacían la pregunta: ¿fue el ministro de Economía, el “tecnócrata” Luis Arce, quien convenció al perspicaz Morales de tomar semejante medida sin anestesia? Se habló de un referendum, pero Evo no lo necesitó para captar la temperatura: le bastó con llamar a sus seguidores en sindicatos y juntas de vecinos y no es difícil adivinar lo que le dijeron. Así Bolivia seguirá subsidiando los combustibles. Y deberá revertir la abrupta caída en la producción de naftas, que obligan a usar grandes sumas a importarlas y subvencionarlas. Al derogar la medida, Morales informó que las importaciones en 2010 llegaron a unos 666 millones de dólares. “Compramos en el exterior el litro de gasolina al equivalente a 8 bolivianos para venderlo a 3,74 en Bolivia”, indicó
 

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