Comentario Político

domingo, 23 de enero de 2011 00:00
domingo, 23 de enero de 2011 00:00

Cada vez hay más voces contra la reelección indefinida que contempla la Constitución y que, por razones de institucionalidad y defensa de la alternancia política, oportunamente supo plantear este diario. Casi en un simétrico contrasentido, cuando la mayoría de las provincias argentinas limitaron estos excesos republicanos, Catamarca resolvió mantener una cláusula a la que el radicalismo consideraba un verdadero oprobio y que, por si fuera poco, quedó asentada como uno de los pilares morales de la formación del Frente Cívico. Por supuesto, hoy nadie quiere acordarse de las épicas jornadas porque, pareciera, lo único que interesa es mantener el poder tal cual está concebido.
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Brizuela del Moral, el beneficiario legal y circunstancial de la cláusula del poder eterno, tuvo la gran oportunidad de pasar a la historia grande proponiendo la reforma constitucional y dándole la espalda, por propia voluntad, a su re-reelección. No lo hizo, pero si logra el triunfo el 13 de marzo, tendrá una nueva oportunidad de ser el artífice de la desaparición de un artículo que ofende al Estado de Derecho. Aunque su situación sea distinta, quien dio el puntapié inicial con un actitud ejemplar fue Ricardo Guzmán. Se negó a continuar como intendente transgrediendo la Carta Orgánica.
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A propósito de la reelección indefinida. En forma equivocada se viene sosteniendo que Brizuela del Moral, al postularse para un tercer mandato consecutivo, la utiliza por primera vez. No es así y tampoco es el primero en hacerlo. Ya en el año 2007, cuando “maltrató” en las urnas a Luis Barrionuevo, logró la reelección por el mismo artículo que hoy lo habilita a la “Re-Re” o que en el futuro puede anotarlo para una legal, aunque poco ética, “Re-Re-Re”. El primero en hacerlo, hay que aclararlo, fue Arnoldo Castillo, que consiguió su reelección en 1995 y pudo hacerlo en 1999 cuando, por razones de salud, le cedió la posta a su hijo Oscar.
 

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