Comentario Político

sábado, 8 de enero de 2011 00:00
sábado, 8 de enero de 2011 00:00

Esta semana se ventilaron cuestiones relacionadas con la Casa de las Leyes, vulgarmente conocida como “La Legislatura”. Hubo referencias para su funcionamiento y para las conductas de los legisladores, algo que ya está, con niveles de desprecio escalofriantes, totalmente juzgado por la sociedad. Ni que surgieran émulos de Alfredo Palacios o Lisandro de la Torre se podría cambiar la valoración que la gente común tiene de sus “representantes”, por lo que cada descubrimiento de sus fechorías únicamente le agrega “una mancha más al tigre”. De enero a enero, perdón, de mayo a noviembre ya que en los meses restantes se toman licencia oficial, los muchachos se pasan elucubrando cómo ganar más dinero sin que, ¡ilusos ellos!, nadie los descubra, o cómo acomodar a sus mujeres, hijos o cualquier otro familiar en las planillas salariales del erario. De leyes, ni hablar. ¿Qué es eso del Palacio de la Leyes que hablan estos audaces de El Esquiú?
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Sin embargo, de vez en cuando, algunos temas tratan los muchachos y hay casos en los que surgen posibilidades de rapiñar. Uno concreto es el análisis del Presupuesto, como el más reciente. Unos días antes de la votación, secreteamos que todo estaba arreglado “a pedir del gobierno”. Incluso señalamos nuestras fuentes, un ex diputado de la renovación que entiende bastante de números y otro ex legislador, con actuación parlamentaria desde 1983. Allí dijimos que, entre pitos, flautas y otros inventos del “despite”, se iban a embolsar por mes $ 26.000. ¿Linda cifra, no?
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Sobre las otras canonjías, los puestos de trabajo, también está todo dicho. Todos, sin excepción, conchaban a los hijos, la esposa y hasta la amante. Los peronistas lo hacen en la propia Legislatura. Los radicales y aliados también y, sino, en algún otro lugar de la administración. ¡Ah! detalles que nos preguntaron sobre un intento de convertir puestos políticos en definitivos por parte de legisladores peronistas: dos de ellos tienen que ver con el renovador Figueroa Vicario y el saadista Carlos Rosales.

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