Km. 20/11

jueves, 10 de febrero de 2011 00:00
jueves, 10 de febrero de 2011 00:00

No le hace nada bien al oficialismo, en la previa de la elección donde se pone en juego el poder, la actualidad de la OSEP. El mal humor de la gente, que en algunos casos llega a la desesperación o la impotencia, se aprecia nítidamente en un verano donde, aunque sea por conveniencia electoral, había que “hacer bien los deberes”, a partir de considerar una cuestión elemental: la salud no se da vacaciones. Las enfermedades surgen cuando surgen y, ¡chocolate por la noticia!, no se pueden acomodar a un frío esquema de licencias que ahora no sólo deja sin servicios al larguísimo mes de de enero, sino que avanza, con iguales problemas, en febrero. Las colas de cuatro ó cinco horas en las oficinas de calle Junín o en la sede central son la foto de una vergüenza. Y las explicaciones de la conducción de la obra social, difundidas por radio Valle Viejo, una verdadera radiografía de la ineptitud.
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Según el doctor Aguirre, jefe de la OSEP, no está en condiciones de negar vacaciones y mientras no se inaugure el nuevo edificio (se levanta en la Presidente Castillo), tampoco puede mejorar la atención. Vamos por parte. ¿Dónde está escrito que, sin llegar a la negativa, no se pueda hacer un plan de vacaciones que no resienta la atención de la salud? ¿Es posible que, tan livianamente, se deje a la deriva un servicio esencial? ¿Puede ser que la OSEP, a los efectos de las vacaciones, por ejemplo, sea igualada con una dependencia administrativa cualquiera?
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Si lo de las vacaciones ya representa una gaffe tremenda, ni qué hablar de relacionar el funcionamiento de la entidad con la entrega del nuevo edificio que, para peor, estaría demorada por supuestos problemas con la empresa constructora. Los funcionarios en general no pueden pretextar de esta forma, ya que a ellos les pagan –y muy bien- para hacer eficiente el servicio, en forma independiente de una obra. Por otro lado, la gente no sabe ni le interesan estas disquisiciones. Simplemente quiere que se la atienda y que “la tortura de la OSEP” se termine de una buena vez.

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