Las respuestas de Eduardo Brizuela del Moral a la campaña publicitaria del kirchnerismo (“esto no es un partido de fútbol”, “nuestros goles son las obras”), realizadas durante el lanzamiento de la campaña radical, se anotan en la lucha electoral y política que se viene. No tuvieron los agravios ni las rispideces de otros momentos y eso está bien. Pero más allá del discurso, que sirve para alentar al trabajo militante y despliegue proselitistas, queda claro que la relación con la Nación tiene que ser privilegiada por los altos intereses de Catamarca y de los propios catamarqueños. Y esto vale para todos, sea quien sea el ganador del 13 de marzo y la necesidad, sin dudas, surge del propio discurso dado en la noche del miércoles por el gobernador.
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Así son las cosas. Con todo énfasis, dijo Brizuela que le va a pedir a la presidenta de la Nación que interceda ante el ENRE nacional para conseguir el certificado e iniciar el interconectado energético Recreo-Catamarca, y para que autorice la construcción del gasoducto Lavalle-Catamarca. Son dos emprendimientos muy necesarios y en enhorabuena que se lleven a cabo, porque se trata de necesidades prioritarias. Tanto que hoy es imposible ampliar la red de gas natural y cuesta horrores conseguir una conexión eléctrica. ¿Quién, incluyendo al propio Estado, puede construir una casa con semejantes carencias?
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Aunque las promesas de estas obras hayan surgido en campaña, lo que siempre le da un valor relativo a las cosas, por fin se ha comenzado a hablar de los temas que deben ser cabeza de agenda. Si en marzo gana Brizuela del Moral, todos deben acompañarlo –rivales políticos incluidos- para recuperar los lazos de entendimiento con la Casa Rosada. Si el triunfador fuera el Frente para la Victoria debería ocurrir lo mismo: que los radicales se pongan a la cabeza para empujar el carro catamarqueño y poder tener los servicios que tienen todas las provincias que nos rodean: Tucumán, La Rioja, Santiago del Estero, Salta y Córdoba.