Venezuela deberá convocar a elecciones presidenciales en los próximos 30 días, tras la muerte confirmada del presidente de ese país, Hugo Chavez Frías.

Las encuestas dan como seguro ganador de esos comicios al vicepresidente Nicolás Maduro, quien tuvo tiempo para completar la transición y que quedó evidenciada con el discurso que brindó horas antes de anunciar el fallecimiento de Chavez.

Si Maduro se convierte en el nuevo presidente de Venezuela será difícil que haya cambios en la línea del gobierno. Sin embargo, Maduro, quien cuenta plenamente con el apoyo de La Habana, tendrá que consolidar su propio proyecto personal tras consolidarse como el líder del régimen venezolano.

A nivel de Latinoamérica podría verse cambios más drásticos, sobre todo porque Maduro no tiene la proyección que ha tenido Chavez, ni el liderazgo, ni la aceptación.

Uno de los temas por resolverse, señala Carlos Murillo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional es el liderazgo en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

A su criterio, podría asumir el presidente de Ecuador, Rafael Correa, pero no es de la aceptación generalizada. Evo Morales, el presidente de Bolivia, ha perdido credibilidad y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff no estaría muy interesada en asumir un proyecto regional cuando la mira la tiene puesta en el mundo.

Con la muerte de Chavez, quedan algunos huérfanos como el vecino país de Nicaragua, cuyo mandatario, Daniel Ortega, goza de toda la confianza de La Habana, pero no del resto de la región latinoamericana, lo que le daría poco margen de acción.

Tras el fallecimiento de Chavez, habrá que volver a ver hacia Cuba, desde donde, sin duda, se guiará el proceso venezolano con todo el respaldo a Maduro.