El represor Jorge Rafael Videla, primer presidente y figura emblemática de la dictadura más sangrienta que sufrieran los argentinos, murió este viernes a los 87 años en el penal de Marcos Paz, donde cumplía varias condenas a reclusión perpetua por múltiples crímenes de lesa humanidad.

El dictador, que condujo el régimen de facto durante los primeros cinco años el régimen cívico militar que, entre 1976 y 1983, ejecutó un plan represivo sin antecedentes en el país, sufrió un paro cardiorespiratorio en las últimas horas.

A la tumba

Hasta su última declaración frente a un Tibunal de Justicia, en el juicio por los crímenes cometidos en el Plan Cóndor, Videla se negó a revelar las aberraciones cometidas durante el proceso, el lugar donde se encuentran los desaparecidos y el destino de los cientos de niños apropiados que aún desconocen su identidad.

Negándose a declarar, y ante la una pregunta de la fiscalía, dijo que había padecido una "crisis de memoria".

En el juicio, el genocida se había autodeclarado como un "preso político", y sostuvo que carecía de sentido "hacer una defensa en una justicia vacía de derecho".

Videla nunca rompió el pacto silencio que esconde la verdad sobre la época más negra de la historia argentina, y este viernes, a los 87 años, se llevó sus secretos a la tumba.