”No pasa nada, tranquilos”, dijo el presidente Mauricio Macri al ingresar a la Casa Rosada, antes de la reunión de coordinación que tenía en su agenda, al ser consultado por el impacto de la suba del dólar que se registró en los últimos días.
La pregunta surgió a lo lejos cuando el mandatario se aprestaba a dirigirse hacia su despacho por el Salón de los Bustos. De inmediato, tras asegurar que “no pasa nada”, Macri se trasladó a su despacho.
El dólar arrancó el supermartes en baja: llegó a venderse a $ 29,80 en el Banco Nación. Pero luego, con la oferta de 500 millones del Banco Central, recortó la baja y cerró a $ 30,38. Una diferencia de 30 centavos con respecto a la víspera.
El lunes, la divisa había superado la barrera de los $ 30 y llegó a rozar los $ 31. En ese marco, el Gobierno nacional no intervino en el mercado para frenar la corrida. Sólo anunció que iba a ofertar U$S 500 millones para suavizar el golpe del proceso de desarme de las Lebac.
Se trata de una devaluación de hecho que la administración de Mauricio Macri considera como una ocasión para reducir el ajuste sobre el gasto y las obras, aun cuando implique un recalentamiento de la inflación y una licuación de salarios.
La jugada se dio en un supermartes que tuvo un canje “parcial” de Lebacs.
Como se preveía, el Banco Central salió a ofertar 500 millones, pero sólo adjudicó 200. Fue para no vender reservas debajo de los 29,40 pesos.
Finalmente, el dólar mayorista quedó a $ 29,95.
El Banco Central dijo que la licitación “se adjudicaron solamente U$S 200 de los 500 ofertados ya que la demanda a precio de mercado fue menor a la esperada”. El precio de corte se ubicó a $ 29,40, siendo el mínimo precio adjudicado a $ 29,37.