Antes de Rusia 2018, no pocos dirigentes locales afirmaban que luego de la convocatoria futbolística ecuménica se iba a conocer la fecha de las elecciones provinciales del año 2019. No ocurrió tal cosa. Hasta hoy se mantienen las dudas. Tras la decepción del campeonato mundial, al que los políticos de la Argentina tomaron como un impasse de las grandes decisiones, nos animamos a pronosticar que las urnas para elegir las autoridades provinciales (de gobernador al último concejal) del período 2019-2023 se abrirían, en coincidencia con el calendario nacional, en octubre. Aclaramos entonces, por información precisa, que para el gobierno que encabeza Lucía Corpacci quedaba la alternativa de usar el turno de marzo si las necesidades políticas lo llegaban a demandar. Y agregábamos que en 2013, 2015 y 2017 la actual mandataria había dejado de lado el desdoblamiento de las elecciones, mecanismo que si utilizó la Unión Cívica Radical, en cabeza del Frente Cívico, desde 1997 a 2011. Hoy, cuando promedia enero 2019, es altamente probable que nuestra predicción se cumpla en un ciento por ciento. La “alternativa marzo” comienza a desvanecerse y, con altos porcentajes de certeza, la clase política deberá temporalmente situar sus estrategias en octubre.

Sin embargo, lo repetimos, no está dicha la última palabra. La gobernadora, tras sus cortas vacaciones, reanudó oficialmente sus funciones el pasado lunes y todavía tiene tiempo de adelantar la batalla por el poder. Claro que ya no la puede programar para los días 3, 10 y 17 de marzo. Le quedarían a elegir los domingo 24 y 31, pero como la primera opción coincide con el día de la memoria, fecha cara al sentimiento kirchnerista, las únicas fichas para jugar serían aplicables al último día de marzo. En tal caso, el plazo vencería el 30 de enero. ¿Firmará Corpacci la convocatoria para esa fecha sin que, por única vez, no haya PASO? No lo creemos, pero en la ruleta de la política todo puede ser posible. Mientras la bola gira sobre el cilindro, para los radicales no deja de ser una buena noticia que se vote en octubre. En tal caso, tendrán tiempo para definir la atomización partidaria en una gran primaria o, si es que no sale otra ley de suspensión, en una interna con las reglas de la carta orgánica. De hecho, el diputado Francisco Monti (UCR-Cambiemos) dice que están preparados para cualquier escenario. Bien por él, que enfrenta la realidad en lugar de apelar al llanto de la falta de certezas.

Como decíamos antes, Corpacci retomó el timón gubernamental el día lunes. Bien temprano, como es su costumbre, se adentró en los planes más urgentes de la gestión y planificó la puesta en marcha de una oficina turística que coadyuve a fomentar la relación con la República de Chile en el paso fronterizo. También analizó el plan de obras que, para 2019, tendrá su punto saliente  en la habilitación de la flamante ruta provincial 46, que une las cabeceras de Andalgalá y Belén, un añoso sueño de los habitantes de ambos departamentos. Sobre esta ruta, una obra que supera los 1.500 millones de pesos, hay que decir que ya se está usando y solamente le falta completar detalles menores. El corte de cintas, aunque no está confirmado, sería en el mes de marzo. ¿Tendrá algo que ver con las elecciones? Reafirmamos nuestra creencia: no. De todas formas, la toma de ganancias electorales se trasladaría a octubre.

El diputado provincial Hugo “El Grillo” Ávila volvió a los primeros planos informativos –pírrico triunfo- en una nueva controversia con el gobierno provincial, al que fervientemente adhería mientras fue intendente de Tinogasta (2011-2015). Esta vez avanzó sobre los territorios peronistas al aceptar que, por decisión de la Justicia y la conducción nacional del sector, ha perdido el sello de Unidad Ciudadana, con el que llegó a la banca que ocupa en la Legislatura provincial. Aparte de mostrarse despreocupado y decir que sobran sellos para relanzar una estructura política que compita en las próximas elecciones, atacó a la dupla Lucía Corpacci-Raúl Jalil al relacionarla “con el ajuste y las políticas de hambre del macrismo”. Completó su curiosa visión de la realidad política catamarqueña diciendo que amplios sectores peronistas están enfrentados con la conducción provincial, lo que de ninguna manera se refleja en las encuestas. Estas indican, claramente, que Corpacci y Jalil son las figuras mejor posicionadas de la escena local y nadie ha reparado que haya malestar dentro del PJ, al que precisamente orientan Lucía y Raúl. Por ello, casi inmediatamente, tuvo respuestas de Casa de Gobierno. Diputados y funcionarios le recordaron hechos del pasado que no lo dejaron bien parado.

Queda claro que Ávila, más allá de su habilidad y experiencia dentro de la política, ganó la banca de diputado por el peso de la sigla Unidad Ciudadana, la creación electoral de Cristina Fernández de Kirchner que tiene importantes niveles de aceptación en la provincia, a la que ayudó como pocos durante el mandato de Néstor Kirchner y los dos que le tocó desempeñar entre 2007 y 2015. Por lo tanto, la despreocupación de Ávila no se compadece con la realidad. Enfrentado con el peronismo y sin la chapa de Unidad Ciudadana, sus chances de repetir la performance de 2017 pueden disminuir considerablemente. Sin embargo, ha dicho que seguirá defendiendo las posiciones de la expresidente, lo cual lo enfrentaría con los sectores antikirchneristas locales, representados por figuras como Luis Barrionuevo o Dalmacio Mera. En síntesis, nos da la impresión que su incursión mediática desde la Capital Federal le generó más daños que beneficios. Y hasta puede quedar preso de sus propias palabras que, sin vueltas, señalaron que el kirchnerismo fue el mejor gobierno desde 1983 a nuestros días.

A fines del año pasado, en tiempo y forma, Roberto González fue reelecto como secretario general del Centro Empleados de Comercio. Lo hizo con lista única, pero con el respaldo inmensamente mayoritario de los afiliados, entre los cuales no surgió ninguna alternativa a una conducción que tiene obras y acciones para mostrar. Sin dudas, se trata de un merecido reconocimiento para quien también ejerce la responsabilidad de guiar a la delegación regional de la CGT y las 62 Organizaciones Peronistas. Todas estas representaciones no surgieron por una casualidad, sino por un trabajo sindical de méritos emparentado con la política, en la que González tiene gravitación, como que en años anteriores ocupó una de las bancas legislativas reservadas por el peronismo para los trabajadores.

La crisis económica que azota a la Argentina y ha llevado a que el riesgo-país trepara a cifras de gran preocupación, tuvo su correlato en los movimientos turísticos. Con relación al verano de 2018, los argentinos que visitaron en enero las cálidas playas brasileñas disminuyeron en un 75% y algo parecido ocurrió con los que elegían Chile, donde la reducción de turistas connacionales fue del 45%. Los especialistas en la materia no dudan en afirmar que, antes que optar por las clásicas incursiones al exterior, los sectores más pudientes prefirieron permanecer en el país, lo que se tradujo en una masiva presencia de turistas en las exclusivas arenas de Pinamar o Cariló, en la costa atlántica. En Mar del Plata, como ocurre desde hace muchos años, predominó el turismo gasolero y los registros económicos, invariablemente, reflejaron los síntomas de la crisis. En nuestra provincia, cabe destacarlo, se produjo un fenómeno parecido al resto del país. Los ricos de estos valles (políticos, empresarios, cuentapropistas, etc), en su gran mayoría, optaron por quedarse en casa y, en ese marco, la gran favorecida fue la villa de El Rodeo (Ambato). En la primera quincena estuvo repleta de gente y prácticamente la totalidad de sus mansiones, que no pertenecen precisamente a los nativos ambateños, abrieron sus puertas. Los comercios, algunos recientemente inaugurados y otros reinaugurados como Casa Villafáñez, trabajaron a full, lo mismo que los locales de hospedaje que, como nunca, faltaron. Respecto a la juventud, la convocatoria fue impresionante y repartió sus tiempos de parranda entre El Rodeo y Las Juntas. En síntesis. Por la crisis, paradójicamente, El Rodeo tuvo un enero espectacular y promete mantener un ritmo sostenido en el resto de la temporada.

RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, cerramos los comentarios políticos con la memoración de acontecimientos ocurridos un cuarto de siglo atrás.
Resabios de una época de conflictos donde la política se mezclaba con la Justicia, como ocurre actualmente a nivel nacional. A fines de 1993, el Procurador Fiscal Federal, Víctor Monti, pedía la detención e indagatoria de Miguel Ferradas, quien el 10 de diciembre de aquel año había completado su mandato como diputado nacional (recordemos que reemplazó en el cargo a Ángel Arturo Luque, expulsado del Congreso en 1991). Ya sin fueros, el polémico dirigente fue detenido por orden del juez federal subrogante, Adolfo Guzmán, bajo los cargos de amenazas y tenencia de armas durante la famosa Asamblea trucha de la exCaja de Ahorro que, sin éxito, había intentado consagrar senadores nacionales a Alicia Saadi y Atanasio Carrizo. En aquel escándalo, Ferradas tuvo participación excluyente, por lo que el fiscal Monti no perdió tiempo y pidió su detención apenas se quedó sin fueros. Empero, la detención duró un par de días y el expediente quedó en la nada, como todas las causas políticas de aquella época. El abogado defensor del extinto legislador, René Contreras, señalaba lo siguiente en relación a lo dispuesto por el exfiscal: “Ferradas no tiene ningún tipo de responsabilidad”. Y, si a los resultados judiciales nos remitimos, no tenía ninguna.

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