En las próximas horas, definitivamente, quedará dilucidado si las elecciones catamarqueñas se llevan a cabo el domingo 31 de marzo o se realizan en octubre, en coincidencia con las presidenciales. El plazo máximo que tiene la gobernadora para firmar el decreto de convocatoria vence el miércoles, aunque podría anunciar antes –hoy mismo o mañana- cuál será su decisión final. De hecho, faltando tan escaso tiempo, ya debe conocerla. Y como lo venimos afirmando desde 2018, se mantendría la idea de no desdoblar porque significa doble gasto y porque al peronismo no le fue mal en años anteriores (2013, 2015 y 2017) cuando programó sus elecciones junto a las nacionales.
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Con el final del misterio, posiblemente, quedaría sin materia la presentación de Cambiemos por la ley que, por única vez, suspendió las PASO para la eventualidad del desdoblamiento. El pedido, como se sabe, está en manos de la Corte de Justicia y únicamente se trataría si, al final, se fija la fecha de marzo. Esta ley, que se aprobó en medio de polémicas por parte de los diputados provinciales, no tendría vigencia para el turno de octubre, en el cual sí habría primarias y los candidatos de todas las categorías deberían ser presentados hasta las 24 horas del 22 de junio próximo.
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Con la expectativa de la fecha, las distintas agrupaciones llevan a cabo una vigilia que tiene que ver con los pasos futuros. Si hay decreto y se llama a votar en marzo, la campaña comenzaría esta misma semana y en un mes habría que anotar los candidatos. Si se pasa a octubre, cambia radicalmente el escenario político, especialmente para Cambiemos que, por la interna de los partidos políticos que integran la alianza –el único que no tiene problemas es la Coalición Cívica, donde la figura indiscutible es el médico Manzi-, necesitan tiempo para programar una contienda doméstica que discuta sí o sí las candidaturas. En este sentido, casi podemos asegurar que   una lista hecha “a dedo” generaría convulsiones al por mayor.

El Esquiú.com