Con marcada expectativa, en la fecha comenzamos a desandar la última semana de campaña proselitista. Tras los actos públicos del fin de semana, en los que sobresalió “la marcha del millón” que, en su feudo porteño, llevó a cabo Mauricio Macri y el debate presidencial de anoche en la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, lo que viene son los actos de cierre. Los postulantes de todo orden lanzarán las últimas consignas antes de la apertura de la veda y aguardarán el histórico veredicto de las urnas. Como pocas veces en la historia argentina, por otro lado, los resultados serán esperados con ansiedad, producto quizá de los intensos sentimientos –muy parecidos al amor o al odio- que dividen a la sociedad.
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Los catamarqueños, que tendrán una oreja atendiendo los acontecimientos nacionales, harán el mismo recorrido y casi con los mismos planteos. Es que la diferencia que, en las PASO, consiguió el peronismo a nivel nacional, es parecida a la que se estableció en la provincia. Por lo tanto, “Juntos por el Cambio” irá el domingo por la hazaña de dar vuelta el resultado o, por lo menos, tener una derrota decorosa que le permita sumar para ser una oposición más numerosa y compacta. En ese sentido, confían en el incremento de los votantes y en una fiscalización más celosa en todas las mesas del territorio.
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De hecho, más allá de ganadores y perdedores, la elección tendrá números diferentes a las PASO. Es que se descuenta una mayor afluencia de votantes, como ya ocurrió en otras oportunidades de una elección a otra. Aparte, en la provincia, ya no estarán los precandidatos que no alcanzaron el piso del 1.5% y tampoco los que clasificaron pero, posteriormente, renunciaron. En ese sentido, hay que destacar que fueron varios los que resolvieron declinar, especialmente de aquellas expresiones que no tienen chances reales de pelear un puesto electivo. Eso, en varios casos, para uno u otro lado, puede modificar los registros de agosto.
El Esquiú.com