Hace más de siete décadas, desde la fundación Evita surgió la idea de hacer los Juegos Evita, con el firme propósito de fomentar la solidaridad, el respeto y la disciplina deportiva entre todos los participantes de todo el país. Aquella necesidad de 1948, de darle valor a los valores, sigue vigente en los días que vivimos. En una tarde de octubre de 2019, en esa Mar del Plata a la que fueron chicos del interior catamarqueño que por primera vez conocían el mar, a poco de finalizar los Juegos Evita, se conoció el mejor premio que podía obtener una delegación provincial: Catamarca ganaba la Copa Juego Limpio por su solidaridad, por el respeto a sus circunstanciales adversarios, por la disciplina deportiva, por la organización, por la calidad humana de su gente, más allá de las virtudes deportivas, las que van en otro podio. Haber ganado la mejor distinción que se pueda obtener en un encuentro de estas características es lo que en definitiva nos tiene que hacer sentir orgullosos del contingente que nos representó y es de esperar que aquí, entre nosotros, se le dé la importancia que realmente se merece. Porque Catamarca fue la mejor de todas. De manera indiscutible. Y nos animamos a decir que lo hecho por chicos y jóvenes, tanto mujeres como varones, en los Juegos, con la conducción de un equipo cuya gestión fue impecable, es el ejemplo a seguir en todos los órdenes de la vida, de manera especial en el siempre polémico y desprestigiado ámbito político, donde sobran las cosas desagradables y escasean las virtudes. ¡Cuánta falta le hace a la política nuestra de cada día caminar por la senda de  la solidaridad, del respeto, de la disciplina democrática! Muchos políticos –no todos, por suerte y repetimos ahora: al que le quepa el sayo…- creen que hacen solidaridad cuando entregan bolsones en tiempos de campaña electoral. Se equivocan de medio a medio: eso es atropellar la dignidad de los pobres. Eso es faltarle el respeto a los sectores más vulnerables. Muchos políticos son torpes y soberbios. Les falta esa necesaria humildad y muestran las hilachas a cada paso. Se suben al poni y creen que cruzaron la cordillera…y no pasaron la lomada que le pone bello marco al estadio Bicentenario.

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    Lo apuntado en el bloque anterior viene a cuento  del pensamiento expresado por la protagonista del reportaje semanal de los domingos, esto es la profesora Nora Santillán, coordinadora de la delegación que nos representó en los Juegos Evita. La reconocida docente nos dejó algunas frases que ojalá no caigan en saco roto: “Los papás siempre quieren tener al campeón y muchas veces no se dan cuenta que mucho más importante es la formación en base a la disciplina deportiva. L a verdad es que lo que te da el deporte desde lo personal, es mucho más trascendente que una medalla. Es la formación para la vida”. También dijo: “Es lindo ganar una medalla y hay que contenerlo al campeón, pero también hay que contener y valorar a los otros, a los que ganaron”. A los políticos nuestros hay que recordarles que ya pasaron las campañas y las elecciones. Que hoy los pobres siguen siendo pobres. Que el plato de comida que faltaba en el barrio del sur el viernes, también está faltando ahora. Que la inseguridad sigue metiendo miedo a todos los sectores de nuestra sociedad. Que hoy también hay que preocuparse y debatir con seriedad el tema de la droga en Catamarca. Que la adicción sigue destrozando a muchas familias. Es decir: que sigan haciendo política y que demuestren tener valores, al margen de cualquier elección. El pueblo de Catamarca se ha expresado en las urnas el pasado domingo y hay que tener respeto por la voluntad popular. Hay nuevos gobernantes en nuestra provincia, muchos de ellos jóvenes. Ojalá, al final de cada gestión ganen la copa del Juego Limpio, como los chicos y jóvenes catamarqueños en Mar del Plata. Una distinción de esa naturaleza significaría que honraron la confianza de la ciudadanía depositada a través del voto. Llegó la hora de tener solidaridad, respeto y disciplina. De honrar la vida, en definitiva.