Desde la bancada periodística

Postales de una despedida sin sobresaltos

sábado, 16 de noviembre de 2019 10:14
sábado, 16 de noviembre de 2019 10:14

El pasado lunes, la Gobernadora Lucía Corpacci convocó a sus ministros y secretarios de Estado para compartir una reunión de gabinete, habitual encuentro en que los funcionarios reciben directivas y se interiorizan sobre la marcha de las gestiones en las diferentes áreas. La particularidad de este cónclave oficial fue que se trató del último con Lucía al frente del Poder Ejecutivo, y cerró un ciclo de ocho años al mando de los destinos de la Provincia.

El detalle no pasó desapercibido, y en ese desayuno de trabajo abundaron los agradecimientos recíprocos entre la jefa y sus más cercanos colaboradores, algunos de los cuales transitaron con ella todo el recorrido iniciado allá por diciembre de 2011.

Sería apresurado ensayar un balance de gestión, tratándose de una etapa tan amplia y compleja, que en rigor de verdad aún no concluyó; porque a la hora de juzgar y analizar un gobierno y sus acciones, es saludable contar una perspectiva histórica, que permita comprender con mayor plenitud momentos y escenarios.

Todavía envueltos en la inmediatez de las demandas coyunturales, no parece posible concretar una evaluación profunda de lo que ocurrió en los últimos ocho años.

Pero sí, de manera casi descriptiva, pueden observarse imágenes de la Provincia actual, y a partir de allí contemplar las postales de una despedida, esbozando a grandes rasgos los puntos que visiblemente quedan en el debe y el haber de un proceso histórico.

Primera mujer
Desde que Nicolás Avellaneda y Tula se convirtió en el primer gobernador catamarqueño, allá por 1821, pasaron casi dos siglos de historia institucional en la provincia, y Lucía Corpacci fue la primera mujer que asumió plenamente esa responsabilidad, con excepción de las pocas horas en que Eulalia Ares tomó el cargo en un conflictivo, fugaz y excepcional episodio.

Es necesario mencionar ese detalle, porque lo primero que debe decirse de Corpacci es que no asumió como líder, sino simplemente como gobernadora: el liderazgo lo construyó después.

Cuando asumió generaba dudas sobre su capacidad y carácter, dentro y fuera de su propio partido, y era común escuchar que sería una figura casi decorativa manejada por otros. Sus modales amables se imaginaron como señal de un carácter débil, y tendría que demostrar su autoridad aun después de que el pueblo le confiara el poder. En una sociedad que sólo conocía la conducción masculina, es muy posible que su condición de mujer haya incidido en aquellos prejuicios que, ciertamente, pulverizó en el transcurso de su gestión.

Dificultades
Ocho años en el poder no son un plácido sendero de rosas, y Corpacci enfrentó momentos realmente complejos en sus mandatos. El inicio fue especialmente difícil, y atravesó también crisis dramáticas, como la revuelta policial o el desastre del alud que dejó un tendal de víctimas fatales, por mencionar las más graves.

Esos acontecimientos traumáticos que pueden dejar tambaleando a un líder político, en su caso la fortalecieron de la manera más genuina: le valieron el respeto de la comunidad. Porque una característica que imprimió a su gestión, fue la presencia, el trabajo constante, el compromiso y la dedicación a niveles de hiperactividad, reconocido hasta por sus más ásperos opositores.

Sobresale también el acento social que le otorgó a su gobierno, y el esfuerzo constante por equiparar condiciones entre la Capital y los rincones más alejados del interior.

También es un hecho objetivo que hay notables diferencias entre el primer y el segundo mandato, situación lógicamente vinculada con el cambio de conducción nacional. Aunque se matuvo la realización de obras, el ritmo cayó visiblemente en la segunda etapa de la gestión corpacista.

Su estilo de conducción fue conciliador, nunca atacó o agredió a adversarios circunstanciales, y se mostró protectora de sus funcionarios, a veces más de lo aconsejable.

Otro aspecto a considerar es que cuando asumió ya había pasado el auge de los recursos provenientes de la minería, que facilitaron la gestión de su antecesor, aunque de todas formas se ocupó de imponer nuevas reglas de juego a las empresas, con más exigencias, decisiones que darán frutos, seguramente, en próximos emprendimientos. Porque creó las condiciones para que la minería sea política de Estado y esté asegurada la licencia social mediante el control reglamentado de regalías y utilidades.

Cuentas pendientes
Tomando como punto de referencia los objetivos que ella misma dio a conocer al asumir como gobernadora, se observan algunos puntos pendientes, metas que estuvo lejos de alcanzar. Emerge por ejemplo la generación de empleo privado: por las razones que fuere, propias o ajenas, no se logró. El Estado y su sobredimensionada planta siguieron creciendo como siempre.

En materia turística se advirtieron mejoras en algunos indicadores, pero Catamarca sigue sin aparecer entre los grandes polos de atracción en el país.

La agilización y modernización del Estado, tan recurrentemente proclamada, sigue siendo un anhelo; los servicios públicos mostraron una enorme mejora en primera instancia y luego reaparecieron problemas -sin alcanzar la intensidad original-; el letargo absurdo del Estadio y la Reforma Constitucional que tampoco prosperó, aunque en este caso por decisión de la oposición; son otras frustraciones.

Grandes logros
Del lado positivo de la balanza, hay logros impactantes en distintas áreas. La obra pública incluyó hitos como inaugurar un dique en la provincia después de medio siglo, rutas que cambiaron el mapa provincial, y records inalcanzables en construcción de viviendas, centros de salud y escuelas en todo el territorio provincial.

Valle Chico, el emblemático complejo urbanístico tan criticado en sus inicios, es un emblema de esa iniciativa.

La creación de decenas de nuevas escuelas secundarias rurales fue otra decisión impresionante, que permitió revertir los índices de deserción escolar en Catamarca, y hacer justicia con los catamarqueños más olvidados.

El Boleto Estudiantil Gratuito, la extensión horaria en las escuelas, aulas móviles, entrega de guardapolvos y kits escolares, el equipamiento de escuelas técnicas y la apertura de edificios como la Escuela para Sordos, son logros extraordinarios.

La recuperación del exSussex para crear el CIIC, que ofrece vacaciones gratuitas a niños y ancianos, fue un acierto notable.

El fortalecimiento del SAME, el ordenamiento administrativo, el trato igualitario a municipios de cualquier color político, la libertad de expresión sin persecuciones ni represalias, el tajante rechazo a utilizar a los trabajadores como variable de ajuste presupuestaria, el constante equipamiento de Policía y hospitales, son algunos de los puntos altos de los ocho años de gestión.
Los niveles de aprobación popular y los pedidos de continuidad en el cargo, son calificativos en sí mismos del trabajo de Lucía Corpacci.
Seguramente el tiempo permitirá sopesar mejor lo que hizo. Y que haya renunciado a seguir en el poder por ser coherente con sus palabras, será sin duda una de las claves para valorarla íntegramente.

El Esquiú.com

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