Dos de los acontecimientos salientes de la última semana en materia política vuelven a mostrar la delgadísima línea que a veces se presenta entre lo legítimo e ilegítimo, esa delgada frontera donde a veces se pueden encontrar fundamentos legales pero los aspectos éticos abren enormes interrogantes, o directamente revelan miserias que existen en toda actividad humana, pero en la política salen con más facilidad a la luz. La primera noticia surgió del Concejo Deliberante de la Municipalidad de Valle Viejo, donde dos concejales que representan al peronismo votaron a favor y consecuentemente permitieron la aprobación de una ordenanza impulsada por el jefe comunal saliente, el viejo dirigente radical Gustavo Roque Jalile. El proyecto en cuestión permitió crear el Juzgado de Faltas 2 en la mencionada comuna y dejar al frente del organismo a Alejandro Jalile, sobrino y funcionario del “Gallo”. Aquí se ven con claridad los conflictos: bien puede el Intendente justificar el nuevo organismo, como pueden también los concejales argumentar sobre la idoneidad de quien queda en su comando. En teoría, todo puede mostrarse limpio y cristalino. Pero como decían en la película “JFK” de Oliver Stone, en teoría también un elefante puede sostenerse en un precipicio colgando su cola de una margarita.

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¿Es ilegal que un intendente envíe un proyecto y que concejales del oficialismo y oposición lo aprueben por mayoría? No, formalmente puede ser incuestionable el procedimiento, aun cuando apenas horas antes ingresó el aludido proyecto. Pero todo ocurrió en tiempo y forma según los reglamentos del órgano deliberativo municipal. Es allí donde emergen otros detalles, los éticos, que no pueden hacer pie por mucho que se intente defenderlos. Que un intendente, a veinte escasos días de terminar su mandato, resuelva crear un organismo nuevo y ubicar al frente a un exfuncionario que además es familiar directo suyo, otorgándole en el mismo acto la posibilidad de contar con fondos y nombramientos a su disposición... si no es una burla a quienes ganaron las elecciones y una artimaña para mantener un reducto de poder allí donde la ciudadanía se lo retiró, se le parece bastante. Esta clase de maniobras son las que con tanto poder nutricional alimentan la pésima imagen que la sociedad en general guarda de su clase dirigente, imagen de la cual tanto reniegan los políticos sin advertir que a cada paso ofrecen motivos para ratificarla. Poco decoro del intendente saliente, quien apenas unas jornadas antes había recibido a su sucesora para acordar una “transición ordenada”, encuentro que queda registrado como una simple puesta en escena.

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Si la actitud del “Gallo” Jalile aferrándose a un reducto de poder y presupuesto post mortem de su cargo es desprolija, qué decir de la postura de Abeto Barrionuevo y Walter Figueroa, quienes accionaron directa y abiertamente contra la fuerza política que representan en sus bancas. En este caso la “avivada” va contra la ética partidaria, ideológica, el compromiso asumido públicamente y ante los ciudadanos en la campaña de ayer nomás. Estalló Susana Zenteno al calificar como “traidores y enemigos” a ambos concejales, para quienes se impulsaron ya pedidos de expulsión del Partido Justicialista. Y es entendible la reacción, si se considera que personalmente se habían comprometido a acompañarla. Asegura el peronismo chacarero que Abeto Barrionuevo se entregó mansamente a Jalile en beneficio propio y que el trueque de favores se completará cuando se elijan autoridades del Concejo Deliberante, ya que allí podría ser electo presidente con la compañía de los ediles radicales, atentos a retribuir la gauchada del nombramiento del sobrino del “Gallo”. Es todo parte del juego de la política, podrán decir quienes saben que intrigas similares se tejen desde tiempos inmemoriales. Cuántas veces se formaron alianzas o “interbloques” de la noche a la mañana para darle la conducción de la cámara de Diputados en la Legislatura a quienes terminaban de ser derrotados en un comicio. Y eso lo hicieron por igual compañeros y correligionarios, poniendo el grito en el cielo o exhibiendo el reglamento como aval según resultaran perjudicados o favorecidos. Pero ese resquicio de los números de una votación no quita que cuando se ejecuta una de esas maniobras, sencillamente está mal.

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Una segunda noticia que nos lleva, desde otro plano, a la misma discusión, es la que protagonizó Romina Elizondo, funcionaria casualmente también de Valle Viejo, al cobrar durante un largo período (mucho más de un año) simultáneamente dos sueldos del Estado. Elizondo alegó en su defensa que había presentado la correspondiente renuncia en la cámara de Diputados al momento de abandonar su puesto laboral y por tanto no es su responsabilidad interrumpir los depósitos a su nombre. De hecho no rompió una caja fuerte para llevarse el dinero: objetivamente se lo depositaban sin que lo solicitara. Allí su argumento de defensa legal. Pero no se trata de una persona sin formación o analfabeta que pueda alegar inocencia por desconocimiento. Es una abogada, funcionaria, que debía saber sin duda que no se puede cobrar dos sueldos a la vez del Estado. Otra vez el dilema ético, que parece mostrar malas acciones por mucho que se las busque disfrazar.

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Siguen las manifestaciones y contramanifestaciones a favor y en contra de Enrique Aybar, el intendente de Puerta de Corral Quemado  que saltó a las primeras planas de los medios nacionales por su singular situación: investigado y denunciado por distintos casos de abuso sexual de menores, ejerce la jefatura de su municipio e incluso obtuvo la reelección. Un caso singularísimo donde sobresale la lentitud e indefinición del proceso judicial como eje de todo el problema, ya que resuelta la inocencia o culpabilidad de Aybar todo otro debate quedaría aclarado. La gravedad de las denuncias obliga a reclamar respuestas y es un tema muy serio, pero la discusión política ya debió caducar, porque perdió entidad. Sobre todo de quienes ahora protestan pero en campaña permitieron que se silenciaran las quejas y acataron la decisión de su sector político.

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El presidente Mauricio Macri protagonizará una extraña y cuestionable jugada poco antes de irse de Casa Rosada, gesto que cuenta con pocos o ningún antecedente en un político derrotado con tanta claridad. Tras convertirse en el único presidente que es rechazado en las urnas en su primer intento de reelección, dejar índices descomunales de pobreza, indigencia, desempleo, inflación y deuda, Macri prepara una fiesta de autodespedida, convocada por Juntos por el Cambio en la mismísima Plaza de Mayo el sábado 7 de diciembre a las 17.00, apenas tres días antes del traspaso de mando con el presidente electo Alberto Fernández. “Nos vemos en Plaza de Mayo para defender todo lo que logramos estos años”, lanzó a través de Twitter el oficialismo. Un convocatoria que raya lo absurdo y que es evaluada por los analistas como un gesto tendiente a fortalecer la figura de Macri puertas hacia adentro de una oposición que quiere liderar, rol para el que compite con el porteño Horacio Rodríguez Larreta y los radicales que insistan en mantener la malograda alianza con el PRO. Con la inercia de los slogan “Sí se puede”, “La damos vuelta”, “Hay gato para rato”, Macri ensaya así un extemporáneo lanzamiento político que lo muestra virtualmente desconectado de la dramática realidad que vive el país, con un cuadro social y económico masacrado por su gestión. Al parecer, obtener en plena retirada alguna otra imagen gloriosa con drones lo desvela más que el estado en que deja la Argentina.

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RECUERDOS. Como cada martes, jueves y domingo, rescatamos acontecimientos del pasado en este último bloque.
Las manifestaciones estudiantiles, por suerte, no son una constante en la provincia. En esta oportunidad vamos a recordar una que ocurrió el 14 de noviembre de 1994 y tuvo varios incidentes. Los alumnos del Colegio Nacional “Fidel Mardoqueo Castro” decidieron movilizarse y salir por las calles con el objeto de repudiar la decisión comunicada oficialmente por la DIEMS (Dirección de Enseñanza Media y Superior) de separar de los cargos directivos a Jorge Breppe e Hilda Angélica García, rector y vicerrectora, hasta tanto se terminara la sustanciación de un sumario administrativo por eventuales cobros de coimas a cargo de un preceptor del establecimiento. Los partidos políticos hablaron de persecución ideológica y el Gobierno Provincial dijo que el reclamo “era desmesurado”. Los alumnos, por su parte, pidieron que las autoridades del establecimiento “no se vayan”. Por la tarde de aquel día se repitieron las protestas, hubo dos alumnos detenidos y varios efectivos de policía heridos. El enfrentamiento también tuvo como consecuencia la rotura de parabrisas de un automóvil. La profesora García, reconocida por su rica trayectoria literaria, aclaró que las autoridades habían designado como supervisora a la señora Menem de Arréguez, pero ella no iba a ocupar en forma efectiva los cargos de su persona y de Breppe.