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Así opinó la dirigencia local sobre la asunción de Alberto

En el oficialismo y la oposición evaluaron lo que implicaba la nueva etapa de gobierno nacional.
miércoles, 11 de diciembre de 2019 00:22
miércoles, 11 de diciembre de 2019 00:22

Distintos actores políticos de Catamarca valoraron la toma de gestión del nuevo presidente del país y la vice, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Ahora en la misma sintonía, dirigentes locales del Frente de Todos destacaron ambas figuras nacionales. En tanto, desde Juntos por el Cambio, ahora también oposición nacional, las opiniones fueron variables. 
Entre el primer grupo se ubicó al gobernador Raúl Jalil, quien felicitó a los flamantes presidente y vicepresidenta de la Nación, tras haber asistido a la Asamblea Legislativa en la que se realizó el traspaso de mando.


El mandatario local elogió el discurso de Fernández y aseguró que “brinda esperanzas renovadas para poner de pie a la Argentina”. En esta línea, destacó las palabras del Presidente de la Nación sobre “el compromiso democrático” con el que se buscará garantizar “la convivencia en el respeto a los disensos”.


“Es una gran signo que se convoque a toda la ciudadanía para construir un nuevo contrato social que sea fraterno y solidario”, expresó Jalil.


El gobernador enfatizó que desde la Provincia, en conjunto con el equipo de trabajo, legisladores locales y nacionales, y los gobernadores de la región, “se buscará trabajar a la par del nuevo gobierno para que tenga todas las herramientas necesarias que permitan devolverle al país su capacidad productiva y de generación de empleo, que tanta falta hace”.
Por su parte, el vicegobernador Rubén Dusso, a través de su cuenta en las redes sociales, felicitó “con la misma fe y esperanza que cada argentino ha depositado en su voto a nuestro nuevo presidente de la Nación, Alberto Fernández, y a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner”.


En este orden de ideas, auguró que se trabajara de forma unida ”para hacer la Argentina grande que todos soñamos”.

Oposición
Desde el lado de la oposición, el senador nacional Oscar Castillo apeló a remarcar que ayer fue “un día de celebración para todos, más allá de las identidades partidarias, porque hemos logrado consolidar 36 años ininterrumpidos de vida democrática” aludiendo al día de la restauración de democrática con la figura de Alfonsin y evitando así pronunciarse sobre el nuevo mandatario.


Por su parte, el diputado nacional Rubén Manzi consideró que al mensaje de Fernández se lo puede analizar desde distintos puntos de vista. 


“Nadie puede estar en desacuerdo con los conceptos generales, como la aspiración del desarrollo con Justicia Social, o la aspiración de mantener la integración del Mercosur, o de mantener la firmeza en el reclamo de la soberanía sobre nuestras Islas Malvinas pero hay aspectos que, como diputado de la oposición me siento en la obligación de marcar”, señaló.


En este orden de ideas, evaluó como “contradictorio plantear la necesidad de una justicia independiente y tras cartón salir a cuestionar las decisiones judiciales que involucran a los exfuncionarios que formaron parte del espacio político que hoy le toca encabezar”. Para el legislador nacional “esto es al menos una presión indirecta sobre algunos de esos jueces”.


Además, Manzi consideró que “una de las principales falencias u omisiones fue que no hizo referencia a un `Nunca Más´ a la corrupción que, es uno de los factores fundamentales de las grandes crisis que afectan y afectaron a nuestro país”.


En tanto, rescató como positivo “la intención de acabar con las discrecionalidades en la utilización de los recursos”. “Espero sinceramente que pueda llevarlo cabo realmente pero en esa línea veo con cautela su propuesta de modificar la utilización de la pauta publicitaria estatal, convirtiéndola en pauta vinculada a la educación”, comparó. 


Finalmente resaltó “el tono conciliador general que el mensaje tuvo y reitero mi anhelo de que el gobierno de Alberto Fernández se pueda desarrollar con éxito”.


Más crítica sobre la figuras fue la postura de la diputada provincial Natalia Herrera. En un posteo al que acompañó con la foto de Mauricio Macri y Cristina Fernández dándose la mano -y que luego se hizo viral- indicó que “hay grietas que se pueden cerrar y hay grietas que no”.


“¿Que es lo insalvable? El autoritarismo, el odio, el resentimiento, la falta de respeto, la falta de ética y de honestidad, la pobreza espiritual y el revanchismo”, continuó su posteo para resaltar que “todos estos valores encarna Cristina y se vio claramente reflejado en la Asunción de Alberto con esta foto”. “Esa es la argentina que se tiene que terminar”, exclamó.


Miguel Vazquez Sastre, dirigente con línea interna dentro del radicalismo y exfuncionario del Plan Belgrano también vertió su opinión. “Creo, sin ánimo de polemizar, que se va un presidente que la historia, por sus aciertos y errores, juzgará y pondrá en su lugar”, consideró el correligionario.


Su mensaje tuvo un marco conciliatorio. Es que deseó “sin condicionamientos, que el presidente Fernández gobierne a favor de `todo´ el pueblo argentino, no a favor del 47 y en contra del 41 -en alusión a los resultados electorales- y no se cometan los errores del pasado. Confío en eso”, escribió el dirigente que tuvo su paso como funcionario en la gestión anterior.

Reto a los poderes ocultos

Alberto Fernández, ya con la banda cruzada sobre el pecho, después del juramento de ley, les habló a los argentinos por espacio de una hora.


Lo hizo entre aplausos y vítores de un Congreso con escenografía peronista. Un clásico para el arranque de un nuevo período presidencial, cualquiera sea el color partidario.


No dejó tema sin abordar el flamante Jefe de Estado. 
Desde la soberanía territorial hasta las relaciones con el mundo, pasando por las prioridades de América Latina. Desde la opción preferencial por los pobres y menesterosos hasta el cuidado de los abuelos. Desde los números terroríficos de la economía hasta honrar el pago de la deuda externa. Desde las políticas de Estado hasta el desarrollo de la ciencia y el cuidado del medio ambiente. Desde la vigilancia celosa del dinero público hasta planes de seguridad. Desde el federalismo declamado al federalismo real. Desde sus ideas para la educación hasta las relaciones con el mundo del trabajo. En fin, habló de eso y mucho más. Resaltó que el presupuesto 2020 que “dibujó” el macrismo, a partir de acuerdos que logre con los acreedores, será rediseñado totalmente porque no se ajusta al drama que vive el país que deberá gobernar en los próximos cuatro años.
En medio de sus planes mediatos e inmediatos, sin embargo, Alberto Fernández abordó dos que están asociados a los poderes fácticos de la Argentina. La Justicia y el periodismo. Los causantes de lo que, graciosamente, muchos llaman “la grieta”, que no es otra cosa que exacerbar el odio en su máxima expresión a partir del enfrentamiento político. Pocos dudan, a esta altura, que es un mecanismo de poder que se aplica a la política y ha llegado a todos los niveles de la sociedad. El orador no apeló a eufemismos. Habló hasta de la mesa familiar destrozada por los sentimientos de maldad y rencor. Y apostó por la concordia. Un reto demasiado audaz para una Argentina intolerante.


Sobre la Justicia, directamente, aludió  a reformas orientadas a quebrar su politización. A desterrar los fallos conforme a quien gobierne. A evitar la persecución sin pruebas y, por el contrario, a respetar el debido proceso conteste a la Constitución. A no tolerar los operadores. A instalar una Justicia  que utilice correctamente los servicios de inteligencia y no sea funcional a las condenas mediáticas. Para todo eso expresó su “nunca más”, al que repitió con énfasis.


En cuanto a los medios de comunicación no fue concesivo. Señaló su predisposición a revisar la pauta publicitaria en acuerdo con las instituciones de la prensa. Prefiere que (la publicidad) se destine a favorecer las políticas educativas antes que a alabar al gobierno que la otorga. De la misma forma, anunció que se terminan los auspicios de programas especiales y los contratos, en todos los casos, se harán con las empresas.


Justicia y periodismo, más servicios de inteligencia. El presidente observa allí la simbiosis del mal y el poder económico oculto. Piensa enfrentarlo con el cuchillo entre los dientes. Sabe que será uno de sus mayores desafíos como presidente.
 

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