(Precaución en diciembre: alacranes y “piojos resucitados”)

El inmortal Carlos Gardel, en su recordado tango “Sus ojos se cerraron”, lo dice bien clarito: “Yo sé que ahora vendrán caras extrañas, con su limosna de alivio a mi tormento. Todo es mentira, mentira es el lamento: hoy está roto mi corazón”. Y aparecerán caras nuevas en OSEP, PAMI, Anses, oficinas de servicios públicos (luz y agua) y en algún municipio. Son las reglas de juego que propone el sistema democrático y la voluntad popular lo decide de manera terminante: unos ganan, otros pierden. Las caras nuevas serán las nuevas jefaturas y algunas hicieron su debut con el pie izquierdo: confundieron una repartición pública con una unidad militar y se pasaron de la raya en el maltrato a la gente. Ejemplo puntual: hace exactamente una semana -pasado miércoles aproximadamente a las 8.30-, una señora rubia se presentó ante una mujer que, por los datos aportados por gente del lugar, era médica-auditora de OSEP. Nunca un “buen día”. ¡Qué quiere!, “saludó”, con tono prepotente (de la cara ni hablar… pero sí, la tenía como usted se imagina en estos momentos). La señora le dijo el motivo de su presencia en la obra social. ¡No hay ni habrá pasajes a Córdoba por dos meses! Respondió con rostro de sargento recién ascendido. Y faltaba algo: ¡Y no hay devolución por los pasajes! Listo, que pase el que sigue. Mentirosa además: porque después hubo pasajes, aun cuando más de un afiliado se apresuró en comprar los boletos en forma particular para asegurarse el viaje y no perder el turno médico en Córdoba. Una prepotencia agresiva e innecesaria. Confundió autoridad con autoritarismo y en cuanto a eso que llaman educación, directamente se la llevó a marzo sin más trámites, pero desde ya le adelantamos el resultado del examen: CERO. La opinión pública local tomó conocimiento a fines de noviembre que una docente había agredido físicamente a la directora de Reconocimiento Médico Docente porque, según pretendió justificarse la maestra, había sido víctima de malos tratos por parte de la funcionaria, de cuyos modales las redes sociales se encargaron de fustigar en todos los idiomas. Feo por donde se lo mire. Nada justifica la violencia. No dudamos de que la flamante conducción de OSEP, a modo de ejemplo, pondrá las cosas en su lugar: respetar al afiliado para  después exigir respeto. Así de sencillo.
/////////

Estas cuestiones, que son moneda corriente en la mayoría de los organismos públicos, bien podrían evitarse apelando simplemente al sentido común y a las buenas costumbres. A cualquier ciudadano que paga un servicio, como el de la obra social, se lo debe tratar con la consideración respetuosa que merece, porque para eso paga mensualmente un beneficio que no admite malos tratos y humillaciones. Bastante padecen los afiliados cuando tienen que hacer las colas de horas y horas para ser atendidos, y hay hasta quienes sufren desmayos por las altas temperaturas de los días actuales. A propósito: para esta época del año, desde distintas áreas de Salud advierten y previenen sobre la aparición de alacranes. Pero  es tiempo también de tener cuidado en lo que en el argot político se conoce como los “piojos resucitados” (aquellos/as que tuvieron la suerte de ser bendecidos con un ascenso, premio en la mayoría de los casos a la militancia de determinado partido, y terminan exhibiendo la peor de las soberbias; son los que llegan al cargo con el látigo invisible bajo el brazo y la consigna de “ahora van a ver…”). Son los fanáticos militantes del odio y el rencor que usan este período de “todo cambia” para imponer su mediocridad y prepotencia ante los subalternos de turno. Las principales autoridades de las oficinas públicas y de algún municipio deberán dar clase de lo que lo que significa un principio de autoridad bien entendido. Son los bien llamados “piojos resucitados” los que se empeñan en mantener encendida la llama de la maldita grieta, mientras el flamante presidente de los argentinos, Alberto Fernández, insiste por todos los medios en romper con este mal que tanto daño está haciendo a la ciudadanía. Ojalá logre su objetivo. Hay que tener mucho cuidado con estos insectos. Porque además, su pésimo comportamiento es contagioso. Y no todos queremos ser piojosos (la rima es una casualidad).