33 de mano

Para que no nos gane el olvido

miércoles, 4 de diciembre de 2019 00:50
miércoles, 4 de diciembre de 2019 00:50

En las últimas entregas de los reportajes de los domingos (Cara a cara) y en la columna de espectáculos (A telón abierto), una consigna rectora se impuso como un sello distintivo, como principio y final de la palabra escrita, reflejo del pensamiento de los entrevistados: Para que no nos gane el olvido. Y no se trata (es lo que pretendemos) de un mero slogan. Es un compromiso asumido para que las nuevas generaciones vayan conociendo a los personajes que, por distintas razones, forman parte de la historia catamarqueña, de la vida provinciana misma. Y también de los hechos –positivos y negativos- que en su momento impactaron de lleno en nuestra sociedad a través de los años. Para que no nos gane el olvido, en síntesis. Ya dimos algunas señales, por ejemplo, en la entrevista realizada al profesor Guillermo Ortega Giménez, sobrino-ahijado de Polo Giménez, quien nos contó la vida del autor de la zamba que nos identifica en el mundo entero: Paisaje de Catamarca. Nobleza obliga: hay un saludable antecedente de hace algunos años atrás. Se trata de la realización literaria-musical “Sin olvido. Catamarqueños más allá del tiempo”, una idea del periodista Carlos H. Barrionuevo, en la cual, en una apretada síntesis, se conocen rasgos sobresalientes de figuras como Fray Mamerto Esquiú, Carlos G. Malbrán, Samuel Lafone Quevedo, Eulalia Ares de Vildoza, Joselín Cerda Rodríguez, Juan Chelemín, Juan Alfonso Carrizo, Manuel Acosta Villafañe, Felipe Varela, Luis Franco, José Cubas, Adán Quiroga y Federico Emiliano Pais. Una clara muestra que todo está guardado en la memoria y que la memoria necesita ser activada con mayor frecuencia. Para que no nos gane el olvido. A propósito: hace diez años, más precisamente un miércoles 12 de agosto de 2009, un tinogasteño siempre querido y recordado, el profesor Héctor Hugo Rodríguez, escribía en los diarios locales: “Me da pena ver lo que pasa con nuestra música  folclórica hoy; muy poco, casi nada, figura en el firmamento folclórico nacional. Amigos folcloristas, Catamarca debe ser emoción al nombrarla y al cantarla. Ese debe ser vuestro mayor deseo”. ¿Tenía o no tenía razón el profesor Rodríguez? Algo pasó con el paso de los años. No olvidemos ni miremos para otro lado.
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  Para que no nos gane el olvido pretende desenterrar de la desmemoria los crímenes impunes de la niña María Romina Farías Molina (2006), el actor Claudio Soto Aguirre y el simpático personaje Carlos Eduardo “Castillito” Castillo, entre otros tantos asesinatos que no conocen la justicia. Para que no nos gane el olvido intenta que algún día se devele la duda sobre cómo murió o quién mató a Rafael Benjamín Cancino, aquél querible caminante en el que se inspiró Roberto Ternán (“Cancino viene, Cancino va…”) para perpetuarlo en una hermosa canción. Una  fría mañana de junio de 1981, apareció muerto y dejó de ir y venir entre Valle Viejo y la Ciudad. Con para que no nos gane el olvido procuramos rescatar y divulgar la obra y la figura de un curita bueno –entre otros curitas buenos- como lo fue el querido Padre Santiago Sonzini. La otra cara, la despreciable: hay ahora demasiados curas pedófilos sueltos entre nosotros y no es cuestión que sigan libres y protegidos por cierto sector de los nuevos inquilinos del Obispado de Catamarca. Para que –también- hagamos presente el magnífico legado de ilustres docentes como María Azar de Suárez Hurtado en Valle Viejo o La Negrita Bazán en Recreo y que todas sus sabidurías y ejemplar docencia sean conocidas por los niños desde el jardín de infantes, partiendo de la base que nunca se sumaría a un paro docente; para que hagamos el reconocimiento que se merecen médicos del prestigio del chacarero Dermidio Herrera o Romis Raiden, que seguramente jamás hubieran cobrado el ilegal y abusivo plus. “Hay tanto que ver y andar en mi Catamarca”, recita Jorge “El Negro” Herrera en un emblemático tema. Y cuánta razón en tan pocas palabras. Nuestro interior no solamente es bello por sus paisajes. Tiene la belleza de su gente y acuna un patrimonio que hace aún más rica la magnífica historia de Catamarca; entre artesanos, poetas, cantores, médicos, trabajadores de la tierra y tantos otros hacedores. De eso se trata: para que no nos gane el olvido. Para rescatarlos es bueno pasarle un plumero a la memoria. Para rendir homenaje a los que hicieron por nosotros. Para que sintamos la necesidad de volver la mirada  atrás y sentir el indisimulado orgullo de conocer a los que hicieron los cimientos y comenzaron a construir esto tan querido que se llama Catamarca. Honor y gratitud a los grandes que hicieron a la provincia. Por eso es necesario que no nos gane el olvido. Para que nuestra identidad siga gozando de buena salud.

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