Como es público y notorio, la imagen del presidente Mauricio Macri ha caído abruptamente en los últimos 15 meses. Lo reconocen todas las encuestas de opinión y hasta el propio gobierno nacional comprende que los números de aceptación que existían a octubre de 2017, como por arte de magia, han desaparecido, al punto que la reelección que parecía segura hoy tiene más dudas que certezas. Ajuste a los jubilados, tarifazos, pérdida de valor del salario, inflación descontrolada y un tipo de cambio que no ofrece seguridades han derivado en la caída del empleo, el cierre de empresas y fábricas, todas desgracias que, por lo que dicen los expertos, permanecerán en el presente año. Con ese cuadro de situación, a nadie puede extrañar que la situación económica sea el motivo de mayor preocupación de los argentinos, lo que se refleja claramente en las encuestas y ha llevado a varios gobernadores –más de 10- a desdoblar las elecciones para alejarse de lo que sería la influencia negativa del actual presidente. Lo han hecho aliados como Schiaretti en Córdoba, Gerardo Morales en Jujuy y Alfredo Cornejo en Mendoza. Hasta María Eugenia Vidal, en la provincia de Buenos Aires, intentó escapar de los efectos nefastos de la marcha económica, pero se volvió atrás por pedido del conjunto del PRO.

Tan seria es la situación para el oficialismo que, en la antevíspera, se reunieron los intendentes bonaerenses alineados con Vidal para pedir que se suspendan las primarias del 11 de agosto. Las consideran “una encuesta demasiado cara” y piden a cambio de ellas que los partidos políticos adopten sus propios mecanismos internos para nominar candidatos. No deja de ser otra señal de temor, en el sentido que el resultado puede crear tendencia para la elección en la que se pondrá en juego la reelección ya anunciada de Vidal. También habla de incoherencias estratégicas. ¿De qué otra manera puede explicarse que los macristas bonaerenses quieran barrer con las PASO y sus correligionarios de Catamarca las defiendan a muerte? No estamos exagerando: a fines de 2018, los diputados locales llevaron un planteo de inconstitucionalidad a la Corte de Justicia porque el oficialismo votó una ley que, por única vez, suspendía las primarias para el supuesto que se convocase a elecciones en el mes de marzo.

Volviendo a la imagen del Jefe de Estado, hay que decir que en Catamarca la caída es mucho peor que en los centros urbanos. Según relevamientos a los que tuvo acceso este diario y no se publicaron en ninguna parte, más del 70% de los catamarqueños muestra disconformidad con la marcha del país y ni siquiera guarda esperanzas de un cambio en el supuesto de mantenerse el mismo esquema de gobierno. Este tema, obviamente, no es ajeno a los dirigentes locales de Cambiemos que, si las cosas no varían, son conscientes que les será muy difícil hacer campaña destacando la gestión presidencial. Es más. Conforme nos confiaron algunos radicales con experiencia en las trenzadas electorales, se impone abordar temas estrictamente locales y ni siquiera referir la pertenencia a Cambiemos. Como si esto no fuera demasiado contrapeso, el nombre del presidente va ir pegado en la boleta electoral al de los candidatos locales. Claro que no todas son malas para la oposición: el peronismo también tiene luchas intestinas irresueltas y todavía no sabe quién será el candidato presidencial.

Una buena parte de la actividad política y del pulso ciudadano se refleja en las redes sociales, especialmente en la preferida de los catamarqueños: facebook. Allí se ponen en evidencia los sentimientos adversos que despierta Macri aunque, en menor medida, también hay palos para quien podría ser su contrincante: la expresidente Cristina Fernández. A propósito de las redes. Hubo numerosas salutaciones de militantes peronista para el exgobernador Saadi, quien el miércoles apagó la velita número 69. Y el exdiputado Pablo Ernesto Sánchez, totalmente consustanciado con el gobierno local, sobre paño rojo y letras blancas, dio cuenta de los integrantes de una mesa que esperaban abordar el avión rumbo a la Capital Federal el pasado viernes. Lo hizo con el mayor de los desprecios. Leamos: “Hoy, aeropuerto, en una mesa: Zitelli, Hugo Diamante, Manzi, Bergman y el filósofo de Macri ¡¡¡¡ Sinvergüenzas¡¡¡¡¡¡”.

Cultivar las buenas relaciones o reconocer las acciones ajenas, contrariamente a lo que piensan muchos políticos, no es una táctica a despreciar. A contramano del escenario nacional, donde los actores principales crearon y profundizaron una grieta que puede terminar fagocitándose a todos, en la provincia hay gestos de acercamiento que merecen ser destacados. Los resaltó alguna vez Corpacci, al ponderar obras de la gestión anterior o reconocer a dirigentes opositores. Por estos días hubo un gesto que merece ser destacado y tuvo como protagonista a Miguel Vázquez Sastre, el titular del Plan Belgrano, que estuvo presente en la inauguración de la remodelación de la escuela de Laguna Blanca (Belén), donde ponderó las acciones de la Nación (su inversión en el establecimiento de Villa Vil superó los 20 millones de pesos) y pudo leer un mensaje de salutación a la comunidad del ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro. Pero, en el mismo discurso, dispensó reconocimientos para Lucía Corpacci. Señaló, sin cortapisas, “su capacidad de gestión es excelente” y completó los elogios diciendo “reconozco y es bueno destacar su capacidad para pelear acciones hacia su provincia y mantener el necesario diálogo con la Nación”. Hubo aplausos generales para respaldar las palabras del exlegislador.

Palabras de circunstancia. El intendente de Valle Viejo, Gustavo “El Gallo” Jalile, dijo estar dispuesto a ir por la reelección, pero aclaró que una eventual candidatura debe salir del consenso de la UCR y de la alianza que integra. Agregó, inclusive, que si hay dirigentes “mejores” o que puedan planificar una mejor gestión, no tendría problemas en ceder el lugar. Como discurso puede servir y hasta algunos le pueden creer, pero choca de frente con la realidad. Jalile es un caudillo indiscutido en Las Chacras y no cede terreno ni ante el mejor pintado de los radicales. Él, y nadie más que él, será el candidato y si tuviera algún problema legal para hacerlo, como ocurrió en 2011, sería el encargado de nominar al sucesor. En aquella ocasión el beneficiado fue uno de sus hijos, al que le tocó caer derrotado en las urnas, mientras el popular “Gallo” marchaba a la Legislatura a asumir como diputado provincial. Por lo tanto, en la nueva carrera electoral, no se prevén sorpresas, aunque si se redoblarán las críticas de la oposición. Ya la semana pasada, una agrupación naciente en Valle Viejo, pintó varias paredes proclamando la ineficiencia de la gestión municipal la que, por los problemas económicos, no tuvo el brillo de algunas anteriores. Por largo tiempo, sus calles se mantuvieron en malas condiciones y los enfrentamientos con los docentes nunca bajaron el tono. De la misma forma, las peleas con los gremialistas fueron recurrentes.

Leemos en un comentario editorial de la presente semana que los diferimientos impositivos “fueron sepultados en la última gestión kirchnerista”. Efectivamente fue así. Ahora si no se aclara por qué se tomó la medida, puede quedar como que fue un capricho o una medida destinada a perjudicar a las provincias beneficiarias, esto es, Catamarca, La Rioja y San Juan. La realidad indica que el resto de las provincias protestaron porque el beneficio fiscal las perjudicaba, por lo cual el gobierno anterior anunció en 2009 que, para evitar denuncias en su contra (Mendoza tenía un texto listo), el régimen creado por el menemismo iba a tener vigencia hasta fines de 2012. Tampoco se dice que, al menos en Catamarca, los resultados de los diferimientos no trajeron buenos resultados. Muchos proyectos fueron “dibujados”, las inversiones de capital resultaron escasas y los beneficios impositivos (ganancias, IVA, etc) le hicieron perder, durante 12 años, importantes dineros al erario y al resto de las provincias. Lo peor de todo: estos regímenes de promoción le hicieron ganar fortunas a los empresarios sin crear los puestos de trabajo que se habían previsto. De hecho, si los diferimientos hubieran permanecido en el tiempo, con sus políticas fiscales, el macrismo los habría hecho volar por los aires apenas asumió. Si quitó los subsidios al transporte o la tarifa social por el suministro eléctrico, nos imaginemos un momento qué habría pasado con las promociones fiscales que comentamos. Por cierto, los que tenían cinco o seis diferimientos y ahorraban a granel con el no pago de los impuestos, es seguro que los extrañan. De allí a no explicar por qué fueron retirados, hay distancia.

RECUERDOS. Como todos los domingos, martes y jueves, cerramos los “Apuntes” con la recordación de acontecimientos del pasado cercano.
En los primeros días de febrero de 1994, la empresa canadiense Musto Explorations, con derechos de exploración sobre el Bajo la Alumbrera, presentaba públicamente a su similar australiana Mount Isa como una eventual socia para el momento que comenzara la explotación. Al mismo tiempo, Luis Manuel Álvarez, en aquel tiempo presidente de YMAD, anunciaba que a fines de marzo de aquel año se conformaría una UTE entre las empresas extranjeras y la que le tocaba conducir, lo que aseguraba una inversión de 1.000 millones de dólares y más de 3.000 puestos de trabajo. Gran parte de lo que dijo seguramente fueron buenas intenciones, pero no se cumplieron. La Musto, que hizo el principal negocio, terminó vendiendo el proyecto a Minera Alumbrera. Aclaramos que en 1994 el tema minero era monitoreado directamente por la Nación, en la que ejercía como secretario de Minería el riojano Ángel Maza, convertido al poco tiempo en gobernador de la vecina provincia.

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