Apuntes del Secretario

jueves, 21 de febrero de 2019 00:00
jueves, 21 de febrero de 2019 00:00

Rubén Manzi (Coalición Cívica) y Roberto Gómez (UCR-Capital) mantienen inalterables sus propósitos de competir en las elecciones de octubre. Ambos se anotan en candidaturas muy importantes que van desde gobernador a intendente de la Capital, pasando por la posibilidad de una diputación nacional. Otro que apunta alto es Flavio Fama, el rector de la Universidad de Catamarca. A diferencia de los nombrados anteriormente, pondría condiciones que, en el universo local de Cambiemos, se tornan problemáticas. En este marco, hace 48 horas, afirmó que su candidatura (¿a gobernador? ¿a intendente de Capital?) “está verde” y que su materialización dependerá de la eventualidad que haya acuerdo político y que no se produzcan peleas internas. Si nos remitimos a los sucesos de los dos últimos años, por no ir más atrás, el planteamiento tiene características utópicas. La alianza Cambiemos, en estos momentos, es un tembladeral y su principal socio, la UCR, observa un desencuentro como no lo tuvo en los últimos 30 años. Por lo tanto, si Fama pretende que algo así como “un clamor” reclame su postulación, puede quedarse en el camino y esperar tiempos más favorables y menos conflictivos como los que le toca vivir.

Otro tema que ha abordado Fama durante la semana tiene que ver con las PASO. En forma directa, o indirecta, ha discrepado con Raúl Jalil, en el sentido que no deberían suspenderse en el presente año electoral. “Si los partidos políticos tuvieran la costumbre y la práctica de dirimir las cuestiones en internas, como corresponde, tal vez las PASO no serían necesarias, pero no es lo que pasó últimamente”, señaló con una lógica casi irrebatible. Es que los partidos políticos, tal como fueron concebidos, están en crisis y solamente funcionan como herramienta electoral, pero no hacen ni quieren internas. Los ejemplos más nítidos los ofrecen el PJ y la UCR locales. Entre ambos suman cerca de 100.000 afiliados, verdaderos convidados de piedra para la toma de las grandes decisiones. Pedir internas para cargos electivos en cualquiera de ellos es un albur. En el caso de la UCR, a la que pertenece Fama, no pudo ni hacer la interna de cargos partidarios del año pasado. Por esto, y mucho más, las PASO se convierten en mecanismo necesario e inevitable.

El lanzamiento del diputado Humberto Valdez como postulante a un cuarto mandato como intendente de Fray Mamerto Esquiú, comienza a encontrar serios escollos. Lo peor es que éstos últimos surgen de las propias canteras radicales, donde militantes de reconocida actuación en el departamento han comenzado a descalificarlo como eventual precandidato a las próximas elecciones. Los picantes cruces de la presente semana hablan por sí solos. Valdez ha dicho que ha convocado a la militancia, entre ella al concejal Jorge Vildoza, a quien le factura haberlo ayudado a ser concejal. La respuesta no se hizo esperar. Sin filtros, Vildoza indicó que “la única vez que nos convocaron fue para pedirnos plata por el aporte partidario”, agregando que cuando le tocó ir por la reelección “Valdez ya no estaba en el municipio”.

El presidente Mauricio Macri continúa su gira asiática en busca de las inversiones que, por las condiciones del país, tardan en llegar. Ayer pisó el histórico suelo vietnamita y, conforme dan cuenta los medios nacionales, su estado de ánimo no era el mejor. Aparte de los números negativos de la economía, la derrota de su preferido pampeano, Mac Allister, lo afectó doblemente. Primero porque esa primaria fue para el PRO una verdadera catástrofe y segundo porque ya existen serios indicios que los radicales “se le van a subir a las barbas”. Es que en la misma comitiva está Martín Lousteau, quien en un reportaje con Clarín, ratificó sus intenciones de discutirle la candidatura presidencial a Macri cuando éste, en realidad, lo subió al avión para tratar que acepte ser senador por la Capital Federal. Otra apostilla de la gira asiática tiene que ver con Catamarca, en orden a la presencia del senador Oscar Castillo entre los 130 integrantes de la delegación. El dirigente no ha participado de ninguna de las reuniones de negocios con las autoridades indias y tampoco parece probable que lo haga con las vietnamitas, por lo tanto su presencia se trataría algo así como un premio por su adhesión a las políticas nacionales y por no acoplarse a las rebeldías radicales que comienzan a germinar a través de figuras importantes como los gobernadores Cornejo, Valdez o Morales, a los que ahora habría que sumar a Lousteau.

El PRO de Catamarca, en pleno verano, ha realizado dos convocatorias para dilucidar en una interna sus autoridades. Ambas tenían una fecha en común para el voto de los afiliados: 31 de marzo de 2019. Antes de la rectificación de la primera, en forma exclusiva y a manera de adelanto, dijimos que uno de los sectores del PRO, el que se identifica con Fernando Capdevila, impugnaría el proceso y pediría la intervención partidaria. Es decir, la misma historia de 2017. Aquella vez hubo convocatoria, la impugnación del mismo bando y la designación, a dedo, de las autoridades partidarias por parte de un interventor. También dijimos, en un primer momento, que arietes radicales estaban jugando en la curiosa interna de un partido que se distingue por contar con el presidente de la Nación, pero en Catamarca no cuenta con un alto caudal de afiliados, los cuales no superarían los 1.000. Todo lo apuntado por este secretario se ha confirmado. Argumentando cuestiones netamente formales, susceptibles de ser rápidamente reparadas, los que no quieren saber nada con la interna, han pedido la suspensión y una nueva intervención, que sería la segunda en apenas dos años. ¡Un récord! El vocero de los reclamos fue el abogado Carlos Rosales Vera, que oficia de asesor del candidato opositor, Gustavo Cusamano, relacionado estrechamente con Capdevila. La cuestión política más evidente en este embrollo, sin dudas, se materializa por la presencia de Rosales Vera, un profesional que forma parte de “la flor y nata” del castillismo, el bando radical que está metido a fondo en la interna del PRO. Otros radicales, como Ricardo Guzman, apoyan a la lista oficialista que encabeza Enrique Cesarini y tiene como estratega al diputado Carlos Molina. ¿Se viene un nuevo escándalo en la oposición local? Parece que sí.

El Ancasti, el diario de vínculos carnales con Oscar Castillo desde hace 17 años, a partir de la primaria de La Pampa, ha salido a jugar fuerte en el tiempo preelectoral. En esa dirección, le pegó sin piedad al PRO de Catamarca. Según su visión, no formó cuadros políticos como para pretender tener un candidato local, ni siquiera “un Mac Allister”. Al respecto hay que decir que el exmarcador lateral no fue formado, sino impuesto por la conducción nacional. Además, volviendo a los locales, nunca pretendieron pujar por la candidatura a gobernador, aunque si trabajaron en apoyo de las políticas nacionales y de los proyectos locales que consideraron viables y favorables a los ciudadanos, aunque marcaron diferencias con el castillismo, salvo en el caso específico de Capdevila.

Otra ziteliada de los últimos tiempos tiene que ver con la seguridad. Ya sabemos que en ese campo, el abogado Marcos Denett no se calla una y cada vez que aparece una información mentirosa o malintencionada (de cualquier medio, incluido el nuestro), la señala en las redes sociales como falsa. A raíz de ello, días pasados criticó la anulación de un procedimiento antidrogas que significó la incautación de dinero y de nada menos que 8 kilos de cocaína. Dijo entonces que “los funcionarios judiciales se pongan del lado de la gente y dejen de liberar a narcos”. Allí apareció El Ancasti para crear un enfrentamiento entre la conducción provincial de la seguridad y la Justicia Federal, que reconoció el error de poner en libertad a quienes transportaban la “merca”, aunque criticó a Denett por la exposición pública del tema. No destacó (el diario) que ambas partes rescataron la necesidad de coordinar acciones contra el narcotráfico y solamente se preocupó por avivar los fuegos del odio, lo que no es buen periodismo. Mucho menos si las acciones de Denett cuentan hoy en día con amplios respaldos de la comunidad.

RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, cerramos los “Apuntes” de la fecha con la recordación de acontecimientos del pasado.
En febrero de 1994, la convención nacional de la UCR aprobaba el llamado Pacto de Olivos (se llamó así porque la primera conversación de Menem y Alfonsín fue en los jardines de la residencia presidencial) y, de paso, mostraba su acuerdo para la elección de constituyentes el 10 de abril de aquel año. Los convencionales del expresidente superaron en número a los que tenía Fernando de la Rúa, quien se oponía al pacto. Es bueno destacar que los convencionales catamarqueños estuvieron de acuerdo con la reforma de la Constitución que se iba a llevar a cabo, en la ciudad de Santa Fe, durante aquel año 1994. El dato no es menor en términos de coherencia. Entre quienes respaldaban esa tesitura estaba el actual senador nacional Oscar Castillo, uno de los que se negó a reformar la constitución provincial en 2016 alentando a sus legisladores a votar en contra.

También en febrero, hace 25 años, el Frente Cívico disponía la intervención del Consejo General de Educación. El decreto, refrendado por el exministro Varela Dalla Lasta, especificaba que la medida iba a durar “hasta que la Legislatura provincial se expida sobre la nueva Ley de Educación”. La interventora designada fue María Pasión Rodríguez de Grass, esposa del exdiputado provincial Ramón Grass. Carlos González, titular de ATECA en aquel momento, se opuso a la medida, pero igual Rodríguez de Grass asumió el día 14 de febrero.

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