Apuntes del Secretario

martes, 12 de marzo de 2019 00:02
martes, 12 de marzo de 2019 00:02

La Casa Rosada sigue apremiada por los comportamientos de la economía y, ya en 2019, agrega como pesada carga la marcha del proceso electoral. Todos los días, de esta forma, la política es una mezcla de la valoración del dólar y las tasas de interés con las perspectivas electorales que vienen marcando encuestas de todo tipo y credibilidad. Pero lo que valen son los resultados que, aun cuando los perdedores pretendan disfrazar la realidad con explicaciones de valor relativo, marcan los estados de ánimo. Hasta ahora se han llevado a cabo dos actos electorales: las primarias del 17 de febrero en La Pampa y las provinciales de hace 48 horas en Neuquén. En ambas, el gobierno nacional no pudo festejar nada favorable. En la primera de ellas llegaba ilusionado con el atractivo que podía generar la figura del “Colorado” Mac Allister, un outsider de la política que provenía del primer nivel del fútbol profesional, en orden a que por varios años fue un ídolo de Boca Juniors. Perdió como en la guerra este buen muchacho. El domingo pasado, el candidato macrista era “Pechi” Quiroga, intendente de la capital neuquina que supo mutar del radicalismo al PRO, aunque ambas formaciones funcionan en yunta en aquella provincia. No solamente quedó muy lejos del invencible Movimiento Popular Neuquino (mantiene un invicto desde 1962), sino que terminó a distancia considerable del kirchnerismo que, en algún momento, amenazó con hacerle sombra al gobernador Gutiérrez. Festejar que el kirchnerismo no ganó, entonces, es cosecha magra. Más todavía. Durante viernes y sábado, las fuerzas del PRO trabajaron prácticamente a full por el “voto útil”, con el objetivo no desmentido que la expresidente Kirchner no festejara en la noche del domingo.

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Cuando todavía no han sido digeridas las adversidades pampeanas y neuquinas, se dibuja en el horizonte una posible derrota electoral en Río Negro el próximo 7 de abril. Allí, el Clan Soria amenaza con llevar un nuevo dolor de cabeza a los comandos amarillos. Y, en forma paralela, angustia la interna cordobesa donde se hicieron los esfuerzos máximos para que Cambiemos no se partiera en dos. Sin embargo, como lo dijimos la semana pasada, las posiciones del diputado nacional Mario Negri y el intendente Mestre son irreconciliables. La Casa Rosada, con la ayuda de “Lilita” Carrió, pujó por el primero de ellos, pero no movieron ni un centímetro a Mestre, un hombre que gobierna la principal ciudad del país en término de alcance territorial y sabe que en cualquiera interna lleva las de ganar. La que está programada para el domingo venidero seguramente será suspendida y únicamente quedará como incógnita saber quién se lleva el sello de Cambiemos que, a esta altura del tiempo, sufre el desgaste de más de tres años de gobierno sin resultados positivos a la vista. De más está decir que la guerra declarada entre los radicales cordobeses, prácticamente aseguraría una nueva victoria para Juan Schiaretti. Aquí es donde reaparece para Macri lo que podríamos llamar el “modo alivio”: así como festejó en Neuquén la derrota ajena en lugar del triunfo propio, en “la Docta” se contentaría de ser amigo del gobernador opositor. Obviamente, se trata de consecuencias inevitables de no tener estructuras propias más allá de la Capital Federal.

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Juegos de la política local. Ayer regresó al aire la periodista Adriana Ana, figura de alineamiento incondicional con Luis Barrionuevo y, como se esperaba, el primer entrevistado durante su nuevo ciclo fue el dirigente gastronómico, quien ratificó su inveterada animadversión con todo lo que sea o tenga olor a kirchnerismo. Como antes promocionó la candidatura presidencial de Sergio Massa, ahora apuesta por Roberto Lavagna, el veterano que acompañó a Néstor Kirchner como ministro de Economía y que muchos quieren colocar como una alternativo al enfermizo enfrentamiento Macri-Cristina. Esta cuestión nacional, durante el programa de Adriana, Barrionuevo la trasladó al escenario catamarqueño, al que nunca olvida por sus arraigos familiares y políticos. Señaló que, aproximadamente en un mes, se podría instalar en la provincia para contrarrestar la oleada kirchnerista. Naturalmente, su propósito tiene que ver con Lucía Corpacci que, de aceptar un tercer mandato, podría ser –o no- la representante de aquel kirchnerisno que tanto odia Barrionuevo.

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Para hilvanar la situación política lugareña, la conductora radial puso inmediatamente al habla al diputado nacional Gustavo Saadi quien, en ese momento, viajaba hacia el aeropuerto para tomar el avión que lo depositara en Buenos Aires. Buscó de todas las formas, por espacio de media hora, sacarle conclusiones electorales que Saadi seguramente no las tiene y si las tiene no las va a brindar a 102 días del cierre de las listas de precandidatos. Sobre la eventualidad de apoyar a un postulante presidencial, antes que nada, el diputado subrayó hay que ver los proyectos y, llevado por el vaivén de preguntas, aseguró que todavía no conoce el de Lavagna. Eso sí, entre Macri y Cristina no tuvo problemas el volcar sus preferencias hacia la expresidente, lo que se volcó en uno de los tantos blog que existen como algo definitivo. No lo fue. Señaló, enfáticamente, que el gobierno local privilegia por encima de cualquier especulación electoral los más altos intereses de Catamarca y de sus ciudadanos.

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También el reportaje de la periodista con el joven Saadi sirvió para desmitificar un tema que podría ser utilizado como chicana en los próximos tiempos. Se planteó por qué la primera mandataria podría aspirar a un tercer mandato cuando, efectivamente, fue la autora intelectual del proyecto de reforma de la Constitución provincial que, solamente como un par de provincias, habilita a cuantas reelecciones vengan en gana. Saadi no tuvo dudas en responder que la vigencia de un instituto como la reelección indefinida es responsabilidad total y absoluta de la UCR que, en cabeza de Marita Colombo, rechazó el proyecto que ofreciera Corpacci y que tenía apoyo unánime de las instituciones de Catamarca. Un símil a los planteos que se hicieron con la falta de certeza electoral, la que también habilita el mamarracho jurídico de 1988. Por lo tanto, si la gobernadora se postula, lo hará con todas las legitimidades y si no lo hace escogerá como sucesor a Raúl Jalil, un dirigente que tiene méritos propios como los destacó Gustavo Saadi.

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El empresario Jorge Marcolli, con los auspicios no declarados de diario El Ancasti, continúa con una prédica orientada a influir sobre la Justicia Federal en la denuncia mediática –el fiscal Santos Reynoso, de tristes y recordados contactos con el medio periodístico, la tomó de oficio- sobre manejos irregulares que, hace 15 años atrás, se habrían producido en la distribución de obras para construir viviendas. Luego de un largo tiempo de instrucción, en donde predomina ostensiblemente la falta de pruebas, ahora se apela a denunciar “impedimentos para incorporar al testimonio de Carlos Wagner”, el extitular de la Cámara de la Construcción de la Argentina que, en calidad de colaborador arrepentido en una causa distinta, aceptó que hubo un proceso de cartelización de la obra pública durante el mandato presidencial de Néstor Kirchner. No dijo una palabra de Catamarca. Tampoco dio nombres, pero el denunciante y el diario pretenden que esa declaración se incorpore al expediente catamarqueño como si también se refiriera a la provincia. La maniobra sigue al fracaso que resultó la declaración de José López, “el ladrón de los bolsos con millones de dólares” quien, por escrito, le dijo al juez Contreras que ni siquiera conoce a Marcolli. En fin, cada uno de los cargos que se pretenden fabricar, se caen como un castillo de naipes.

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RECUERDOS. Como todos los martes, jueves y domingo, cerramos los “Apuntes del Secretario” memorando acontecimientos ocurridos hace 25 años. El 11 de marzo de 1994, en plena negociación por el plan minero de la provincia, llegaba a Catamarca el exSecretario de Minería de la Nación, Angel Maza, y se aprestaba a visitar los departamentos Belén y Andalgalá. Lo hacía en acuerdo con el exgobierno de Catamarca y con dos representantes claves de la época: el exsenador nacional Mario Fadel y el extitular de YMAD, lincenciado Luis Manuel Alvarez. En este marco de entendimiento, se iba a avanzar en la consolidación de un acuerdo para explotar la joya minera de la provincia: el Bajo de la Alumbrera. El arreglo, en definitiva, no lo hizo la provincia sino el menemismo. Hubo negociaciones de toda naturaleza en aquel momento, hasta con los legisladores provinciales que debían aprobar el acuerdo final que, si bien no fue el mejor, dejó ganancias impresionantes con solo el 3% -menos gastos de la empresa- de las utilidades y las regalías mineras que se cobraron por largos años. Lástima grande que la política las malgastó, por lo que abogamos no ocurra nunca más.

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El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) en 1994 era Jorge Blanco Villegas, familiar directo -por línea materna- del actual presidente Macri. Se refería en aquel momento a la situación económica y afirmaba “esta es la época del salariazo, pero tiene que ser sin inflación”. No hubo tal salariazo. Se paró la inflación por la ley de convertibilidad, pero los salarios de la Argentina fueron congelados por largos años, en los cuales abundaron los despidos. Agregaba Blanco Villegas “es imposible no causar dolores en un país donde se habían perdido casi todos los valores”. ¿Seguimos igual?
 

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Indiferencia

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