Un domingo 10 (Cara a cara) y un miércoles 13 (33 de mano) del mes en curso nos ocupamos –y nos preocupamos- de la situación de extrema vulnerabilidad en la que viven muchas familias –especialmente los chicos- del barrio Santa Marta, allá en el sur de San Fernando del Valle, donde la droga está haciendo mucho daño y donde alguien saca provecho de un sucio negocio. Así lo contamos porque así vimos, con nuestros propios ojos y a plena luz del día. También dijimos que había gente que lucha día a día para darle una vida mejor a esa gente. Desde el ministerio de Salud que conduce el Dr. Ramón Figueroa Castellanos hubo una inmediata reacción y enhorabuena que así haya sucedido. Lamentamos, eso sí, los escasos reflejos de los señores concejales capitalinos, que en la mayoría de los casos brillan por su ausencia de las zonas periféricas, tal vez  porque –a diferencia del área de Salud- no tenían nada para mostrar. La gestión Figueroa Castellanos da cuenta del trabajo en el sur junto al padre Raúl Contreras, tarea a la califican de “amorosa” y que se vio fuertemente afectada con la muerte del querido y recordado sacerdote, hecho que enlutó a toda una comunidad un 21 de diciembre de 2017. La situación formó parte de la agenda de preocupaciones de la gobernadora de la Provincia, Dra. Lucía Corpacci, a tal punto que posibilitó que el Santa Marta tenga una sede propia, a la denominaron “Hogar de Cristo”, lugar donde los chicos toman la merienda y cenan. La subsecretaria de Salud Mental y Adicciones lleva adelante una serie de acciones en el sector sur, brazo ejecutivo que alcanza los barrios Santa Marta, San Jorge y Alcira sur. La licenciada en Trabajo Social, directora de Atención comunitaria, María Elena Giancaglini destaca el trabajo en los talleres y admite la presencia del paco, marihuana y cocaína, elementos que imponen los que hacen el sucio negocio y que gente de distintas áreas se empeñan cotidianamente de desterrar. La desigual batalla.

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La misma funcionaria cuenta que “el trabajo se hace casa por casa a través de los agentes sanitarios y en el hogar. Hay chicos que llegan a las 17 porque se apropian del lugar y saben que les pertenece.” A esto también lo comprobamos en el terreno de los hechos. Agrega: “Esto viene desde que el padre Contreras les dejó ese legado. Y si nosotros nos enteramos que hay otros chicos con problemas de consumo o intento de suicidio, vamos al domicilio con el psicólogo, la trabajadora social y la obstetra, porque también hay menores en estado de embarazo y consumo.” Dice asimismo la Lic. Giancaglini: “Hay algo que da muy buenos resultados y es la Fe en los que son creyentes y si no lo son, han tenido el amor del padre Raúl Contreras”. Amor, fe y trabajo: la conjunción perfecta de valores, y quizá la única herramienta válida para salir adelante en la desigual batalla. Hay un concepto importante que nos acerca el director de Relaciones Institucionales, Lic. Juan José Codigoni: “hay que poner énfasis en el trabajo global. Más allá del tipo de drogas que se consuman, se hace hincapié en la lógica del cuidado personal, lo cual implica todo un desafío ya que es una situación social, es quitar el foco del mero ´dejo de consumir´ al ´dejo de consumir por consecuencia de que mi vida cobro sentido´. Tiene que ver con una labor a largo plazo”. Compartimos íntegramente cuando en una parte del informe se pone de manera categórica: “el trabajo preventivo y asistencial de las adicciones y los peligros relacionados al consumo de drogas legales e ilegales, es una tarea compleja por la complejidad del problema en sí mismo. Queremos que el futuro sea diferente. Para problemas complejos, se necesitan soluciones complejas”. En esa nos anotamos todos: un futuro diferente. Y hay gente que lucha para hacer posible ese sueño en común. La gestión del Dr. Ramón Figueroa al frente del ministerio de Salud es un claro ejemplo. El sur –y también el norte- necesita de todos, incluidos los concejales, que seguramente ya deben estar preparados para salir a pedir votos, sin entender que los pobres valen mucho más que un voto. Demostremos que juntos somos mucho más que dos. Para que la batalla no siga siendo tan desigual. De nuestra parte contamos una dura realidad. Hoy compartimos que hay un equipo –el de Salud- que no se ha quedado de brazos cruzados. El deber ser de una gestión.