Apuntes del Secretario

domingo, 3 de marzo de 2019 00:50
domingo, 3 de marzo de 2019 00:50

El discurso de Raúl Jalil, durante la puesta en marcha de las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante, despejó varias dudas de carácter político. Veamos una. Los que, en algún momento, apostaron a una ruptura entre el intendente de la Capital y la gobernadora se deben estar mordiendo la lengua o lamentándose de apuestas fallidas que, a la hora de la verdad, se convierten en boomerang, o sea que se vuelven en contra de quien las proclama. Sobre el particular, conviene recordar que Raúl Jalil hasta fue tentado para ser el postulante a gobernador de la alianza Cambiemos y, especialmente desde el castillismo, lo alentaron a que rompiera filas dentro del peronismo. Después de escuchar el discurso del pasado viernes, sin dudas, reconocerán que se trataba de una maniobra demasiado zarpada. No solo reconoció Jalil su pertenencia absoluta al peronismo (hasta habló de su gesto de desprendimiento del año 2003 cuando le cedió la candidatura a senador nacional, que había ganado en una interna, a Ramón Eduardo Saadi), sino que se cansó de repetir que el vínculo con Lucía Corpacci, presente en el recinto del Urbano Girardi, se mantiene inalterable.

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Ponderaciones aparte, queda claro que el binomio Jalil-Corpacci, a partir de 2011, funcionó casi a la perfección. Salvo discusiones de circunstancia, la gobernadora logró réditos de importancia por su incansable gestión, por el respeto a las leyes y a la Constitución y, fundamentalmente, por su mensaje de armonía y no haber ejercido persecución alguna durante más de 7 años. Lo de Jalil, en el perímetro de la Capital, no encuentra parangón con ninguna gestión anterior, ni siquiera con las de Yamil Fadel (1983-1987) o Eduardo Brizuela del Moral (1991-2001), que fueron eficientes. Por ello, fue lógico que el discurso se extendiera, largamente, reseñando cientos de obras que, tal cual lo expresó, habrán de continuar en lo que resta del mandato. Todo esto, sin embargo, no significa nada sobre un tema que despierta mucho interés en la ciudadanía, cual es la precandidatura a gobernador 2019. Ninguno de los dos abrió el juego, pero sí quedó en claro que, entre ambos, se discutirá la conveniencia de un nuevo período para Lucía o si Raúl saltará a la Casa de Gobierno en caso de vencer a la oposición. ¡El enigma sigue presente!

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Más allá de las figuras excluyentes que tiene el peronismo, este secretario está en condiciones de adelantar, como muy probable, que otros dos exponentes estarán en la discusión por las precandidaturas de mayor relevancia. Nos referimos a Gustavo Saadi y Fernando Jalil, el actual titular de la Cámara de Diputados y, por estas horas, acompañante de Lucía Corpacci bajo los cielos de Toronto (Canadá). El primero podría dejar su banca de diputado nacional para competir por la intendencia capitalina y Fernando cumpliría el sueño de asegurarse un lugar en el Congreso. Independiente de que el enroque es perfectamente posible, Raúl Jalil dio a entender que el nombre de su reemplazante saldrá del consenso con Corpacci. A su vez, esta situación, se enlaza con otra no menos importante. Para que haya un candidato único del peronismo capitalino, se impone la suspensión de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), lo que tendrá que resolver una mayoría simple del Concejo Deliberante. Los ediles radicales no quieren saber nada de anular la interna y un par de peronistas tampoco, pero podrían terminar aceptando decisiones superiores del Partido. Una lástima si se concreta esta idea, toda vez que las PASO permiten a todos y cada uno dirimir posiciones políticas.

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La eventual ausencia de las PASO en la Capital –suponemos que a nivel provincial se mantendrán- dejaría en el camino a algunos aspirantes peronistas a la intendencia, pero el problema principal lo tendrían los opositores que, sin contar postulaciones sorpresa, ya tienen anotados para ese cargo a Flavio Fama, Roberto Gómez, Vázquez Sastre, Luis Fadel y Simón Hernández. De este ramillete de precandidatos solo quedaría uno y, suponemos, lo tendría que nombrar la mesa provincial de Cambiemos que, por peso específico propio, domina la UCR. En tal caso, el dedo de Oscar Castillo volvería a funcionar como en los mejores tiempos. ¡Menudo dilema! En el resto de territorio, si no surgen novedades, habría PASO. Esto ya depende de los diputados y senadores que, como está establecido, inician el período ordinario de sesiones el 1 de mayo.

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La interna del PRO de Catamarca, convocada para el 31 del corriente, comienza a parecerse un chiste. Los sectores en pugna, muy pequeños en el número de afiliados que los respaldan, se esconden detrás de expresiones radicales. El grupo de Capdevila, que lleva a su cuñado –Gustavo Cusumano- como candidato, es apoyado sin disimulo por el castillismo, a punto que su apoderado es un profesional que, invariablemente, estuvo al servicio del senador Castillo. El que incluye a los diputados provinciales Enrique Cesarini y Carlos Molina, tiene como grandes referentes a los aliados al exintendente de la Capital, Ricardo Guzmán. Independiente de esta curiosidad, en la interna para cargos partidarios que se programó en 2017, el grupo Capdevila pidió y consiguió la intervención partidaria. Ahora repite a la historia. Le reclama a Buenos Aires que vuelva a intervenir y nombre las autoridades conforme a su propio criterio. Preguntamos: ¿por qué no compiten en serio? ¿o piensan hacerlo únicamente por los medios de comunicación? En todo caso, que se dejen de programar internas para que no se hagan. ¡Seriedad, muchachos!

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Dos sábados atrás, en esta misma página, dimos un informe exclusivo sobre el presente minero de la provincia. Marcamos que, al mismo tiempo del final de la Alumbrera como explotación a cielo abierto, el gobierno extendía sus dominios hacia la zona precordillerana y ponía en ofertas tres yacimientos que se asientan en territorio tinogasteño y, por lo que se estima, almacenan importantes riquezas cupríferas. Además, dábamos cuenta de los avances para la puesta en marcha de Agua Rica, asociada a la Alumbrera, para utilizar las millonarias instalaciones que posee esta última, y de las ganancias que provendrían de los arreglos llevados alrededor del área de Cerro Atajo, cuya exclusiva propiedad pertenece a Catamarca Minera y Energética (CAMYEN). Ese presente de realizaciones y proyectos es el que se llevó Lucía Corpacci a la cumbre minera de Canadá, pero además, sobre la hora, recibió una noticia que pocos catamarqueños conocían. Que por el trabajo llevado a cabo en estos años, el Instituto Frase dio a conocer la encuesta entre empresarios e inversionistas que colocan a Catamarca como la líder en expectativas de inversión de la Argentina. Ya supera, con claridad, a otros Estados que tienen mayor tiempo de desarrollo como San Juan o Santa Cruz.

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Nuevamente el tema viviendas y los dineros que adeuda Nación sobre viejos contratos volvió a ponerse sobre la superficie y originó un cruce entre un diputado PRO, Carlos Molina, y el Secretario de la Vivienda, Fidel Sáenz. El primero habló de certificaciones faltantes –no aclaró si pertenecen a la actual gestión o la del extinto Octavio Gutiérrez- y Sáenz, aparte de endilgarle ignorancia supina sobre el tema, le respondió que el reconocimiento de las certificaciones, de igual manera, tarda años, lo cual no deja de ser verdad. De fondo, sin dar razón a uno u otro, están las realidades y los antecedentes detrás de este tema. El PRO, al menos en la gestión de ocho años en la ciudad de Buenos Aires –la más rica del país-, no se preocupó demasiado por construir viviendas, algo que para los gobernantes del norte es algo así como la prioridad uno, atendiendo la cantidad de gente y de matrimonios que requieren del techo propio. Tan distintas son las visiones, que durante estos años del macrismo, no se licitó ni siquiera una vivienda para Catamarca. Todas las que se deben y reclama Sáenz se acordaron en el gobierno anterior.

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RECUERDOS. Como todos los domingos, martes y jueves, insertamos en el bloque final de los “Apuntes” los acontecimientos del pasado cercano. En febrero de 1994, para el ex sindicalista Jorge Triaca –padre del hasta hace meses ministro de Trabajo de Mauricio Macri-, se hacía necesario acompañar la ley de convertibilidad (un peso igual a un dólar) con la reforma laboral y los decretos de desregulación y transformación del Estado. Por cierto, se trataba de medidas que siempre buscó llevar adelante el capitalismo y que, de la misma forma, se repiten en la actualidad. El gobierno del PRO tiene como objetivo fijo flexibilizar las leyes laborales y modificar los convenios colectivos de trabajo, los que son derechos adquiridos, aunque algunos de ellos beneficien en exceso a los trabajadores y obstaculicen la creación de puestos de trabajo.

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También en aquel entonces, pero en nuestra Patria chica, la comisión vecinal del barrio San Jorge, renovaba sus autoridades. El conglomerado del sector sudoeste de la Capital –calle Caseros al 2500- consagraba a una lista de dirigentes que integraban estas personas: Narciso Vega (presidente); Irma Arroyo (vicepresidente); Eduardo Bracamonte (secretario); Darío Hugo Nieva (prosecretario); Delia de Casenave (tesorera); Cecilia Santillán (protesorera); Alberto Carrizo, Jorge Silva, Juan Carlos Montiveros, Enrique Páez, Julio Quiroga y Juan Montoya (vocales titulares); Miguel Bulacios, Juan Navarro y Diego Castro (vocales suplentes); profesor Gervasoni, Rosa de César y Ramón Vega (revisores de cuentas) y Elizabeth Pereyra (revisora suplente).
 

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Indiferencia

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