El catamarqueño Miguel Yadón (58), fue brutalmente asesinado en la mañana de ayer en Capital Federal, y la noticia causó un enorme impacto en la provincia, donde el ex funcionario, oriundo de Pomán, integra una reconocida familia.

El criminal suceso tuvo en vilo al país y hasta motivó un mensaje en cadena nacional del presidente Mauricio Macri, ya que junto a Yadón fue víctima del ataque el diputado nacional Héctor Olivares (UCR-La Rioja), quien resultó gravemente herido y lucha por sobrevivir.

Yadón y Olivares fueron sorprendidos a balazos por dos hombres que los aguardaban a metros del Congreso Nacional dentro de un auto estacionado, en un episodio que quedó íntegramente filmado por cámaras de seguridad.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo en una conferencia de prensa que “el objetivo concreto” del ataque fue Yadón (58), quien recibió cuatro disparos.

En las primeras horas el país estuvo en vilo y se habló de “ataque a las instituciones” por la presencia de Olivares, pero conforme transcurrieron las horas comenzó a desvanecerse la posibilidad de que hubiera una motivación política en el hecho.
Como el crimen quedó grabado, quedó prácticamente esclarecido en forma muy rápida.

Los investigadores buscaban al dueño del Volkswagen Vento desde donde se efectuaron los balazos, un hombre de 42 años ligado a la comunidad gitana identificado como Juan Jesús Fernandez, y a un familiar más joven cuya identidad se mantienen en reserva, dijeron fuentes del caso.

La policía logró la detención de un cuñado de Fernández, llamado Rafael de la Santísima Trinidad Cano Carmona, quien poseía una cédula azul que lo autorizaba a conducir el Vento en el que se hallaban los homicidas.

El ataque ocurrió a las 6.51 sobre la avenida de Mayo, sobre uno de los laterales de la Plaza de los Dos Congresos.
Según quedó registrado en una cámara de seguridad, Olivares y Yadón, caminaban con ropa deportiva y, al pasar al lado del auto Vento que se hallaba estacionado detrás de un micro, fueron atacados a tiros.

Yadón, vestido con un buzo blanco, cayó desplomado sobre la vereda de la plaza, mientras que Olivares caminó, herido, unos metros más y finalmente se desplomó junto al cordón malherido.

Del vehículo descendió un hombre robusto, que observó al diputado y a Yadón mientras agonizaba, y luego un segundo hombre, más joven y delgado, que cruzó la avenida Rivadavia y se alejó caminando.

Aunque la investigación sigue abierta, las hipótesis más firmes sugieren que el asesino conocía a Yadón, y se busca determinar si existía un conflicto previo que motivara la cruel agresión.

Ninguno de los allegados a Yadón u Olivares (quienes residían en el mismo departamento) tenía conocimiento de la existencia de algún problema ni mencionó amenazas previas.