Apuntes del Secretario

jueves, 13 de junio de 2019 00:17
jueves, 13 de junio de 2019 00:17

Cuando restan apenas nueve días para que, definitivamente, se conozcan todos los precandidatos –desde presidente de la Nación hasta el último concejal- que competirán en las PASO, la ebullición política ha llegado a un punto límite en las últimas 48 horas. Si bien es cierto que la atención mayor está puesta en los cenáculos nacionales, no hay dudas que las repercusiones llegan hasta el más alejado rincón del país, donde también se juegan intereses políticos. Es el caso de Catamarca. Todavía hoy persisten grandes dudas e incertidumbres. El vencimiento del plazo para anotar alianzas –se prolonga hasta las 9 horas de hoy por decisión de la Justicia Electoral- no develará varios de los misterios que no dejan dormir a los actores de una puja donde poco importan valores como la amistad o la lealtad. Esto es política y en los momentos decisivos se puede esperar cualquier cosa, como que Sergio Massa termine arreglando con el kirchnerismo al que combatió ferozmente en los últimos seis años; que un histórico jefe del peronismo como Miguel Pichetto haya aceptado acompañar a Mauricio Macri en la fórmula de lo que era Cambiemos y ahora es “Juntos por el Cambio” o que un promocionado precandidato presidencial como el salteño Juan Manuel Urtubey, sobre la hora, amaine sus sueños de quimera presidencial para ser el segundo de Roberto Lavagna, en lo que parece ser el capítulo final de una historieta llamada Alternativa Federal, la que se fue desvaneciendo a medida que avanzaban las hojas del almanaque.

Vamos por parte para tratar de descifrar el galimatías de la hora actual. Más allá de los nombres, que importan y mucho, se produjo un hecho trascendental que, a las claras, habla de los flancos de debilidad que ofrece el gobierno nacional y, claramente, se trasladan a las provincias. Después de trece elecciones en distintos puntos del país, los estrategas porteños resolvieron borrar la sigla Cambiemos y reemplazarla por otra parecida, “Juntos por el cambio”, lo que confirma que los eslóganes triunfantes en 2015 y 2017 ya no influyen electoralmente. De hecho, en algunas provincias –caso San Juan- las alianzas para las contiendas provinciales escondieron la sigla macrista para tratar de escapar a los resultados negativos que generaba. Suponemos que algo parecido ocurrirá en Catamarca, donde Cambiemos no despierta expectativa alguna, tal como lo aseguraron en momentos diferentes intendentes como “Telchi” Ríos, Rodolfo Santillán o Gustavo Jalile. Pareciera que los escucharon. Cambiemos será pronto un recuerdo.

Hablando de la alianza catamarqueña. Hasta anoche se sucedían reuniones en busca de conseguir acuerdos mínimos, pero las posibilidades de lograrlos directamente no existían. Esta situación asegura una batalla “a capa y espada” en la primaria del 11 de agosto, donde “los orgánicos” tratarán de imponer condiciones ante “los inorgánicos”. En ambos casos estamos hablando de la UCR, socio mayoritario de la alianza catamarqueña donde el PRO y la Coalición Cívica no tienen fuerza propia y, por lo tanto, se conforman con alinearse detrás de los popes radicales. Los “orgánicos”, como lo habíamos anunciado en esta columna hace largos meses, iban a esperar hasta último momento para hacer valer su posición. Así fue como reunieron a la convención provincial cuando arrancaba junio y abrocharon todos los mecanismos electorales a su favor. Designaron una junta electoral que responde al castillismo y a los aliados circunstanciales (Roberto Gómez, Juana Fernández, “Chichí” Sosa y el titular del comité provincial, Alejandro Páez), mientras tanto el senador Oscar Castillo lograba apoyos nacionales que, en los cuatro años del macrismo, no había conseguido. Por ejemplo, que nadie le discuta condiciones en la Capital provincial, donde su postulante preferido es Flavio Fama. Este apoyo, cabe destacarlo, tiene que ver directamente con los recursos de campaña, fundamentales para encarar la lid electoral.

El idilio entre Castillo y la conducción nacional, que renació en un viaje a China y la India al que fue invitado por Macri, se prolongó en la tarde del martes cuando, en dependencias del Senado de la Nación, participó del anuncio de Miguel Pichetto por el que aceptaba acompañar a Macri como precandidato a vicepresidente. El catamarqueño no sólo estuvo en primera fila, sino que se confundió en un abrazo interminable con el senador rionegrino e, inmediatamente, pronosticó que su incorporación asegura el triunfo de la coalición neoliberal. Demasiado optimismo el de Castillo, quien hace un par de años supo criticar al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, por atender más a Pichetto que a los propios correligionarios. Seguramente nunca imaginó que iba terminar abrazado a quien consideraba entonces un enemigo de la política.

Mientras el castillismo prepara su arsenal para enfrentar las batallas que se vienen, los llamados “inorgánicos” no observan quietud. En las últimas horas, ante la falta de condiciones para confeccionar una lista única, dirigentes como Eduardo Brizuela del Moral, Ricardo Guzmán, Pernasetti y Augusto Acuña daban forma a la idea de presentar precandidaturas en toda la provincia, lo que serviría para llevar a cabo la interna partidaria que no pudo realizarse en junio de 2018 cuando la junta electoral, con mayoría castillista, virtualmente proscribió a dirigentes de peso específico propio como los nombrados anteriormente. La eventualidad de un escenario con dos listas distintas compitiendo por todos los cargos, de alguna manera, llevaría a revalidar a una famosa interna que se hizo en 1987, cuando el extinto Genaro Collantes le arrebató la candidatura a gobernador a Arnoldo Castillo. Veremos qué ocurre en los próximos días, pero como van las negociaciones no parece haber otra alternativa.

En el oficialismo, vale la pena reafirmarlo, también hay diferencias a resolver. Por empezar persiste la duda en cuanto a la precandidatura principal, la de gobernador. Aunque solamente hay dos aspirantes, Lucía Corpacci y Raúl Jalil, no está dicha la última palabra y, aun en el entendimiento, ambos buscarán asegurar el triunfo del peronismo. La actual mandataria, conforme a fuentes seguras, tiene toda la voluntad de ceder paso al intendente capitalino, pero en forma paralela existen operativos –provinciales y nacionales- para que se mantenga en el cargo que consiguiera en 2011. A partir de resolver este intríngulis, no hace falta demasiado explicarlo, se habrá de mover todo el tablero peronista, aunque se sabe que las otras precandidaturas codiciadas son las de intendente de la Capital y de diputado nacional. En este marco, aunque los anuncios de Luis Barrionuevo se tornen poco creíbles, a nadie escapa que el dirigente gastronómico vino estos días a Catamarca a negociar cargos, tal vez para él, tal vez para sus familiares o tal vez para algún espadachín de fidelidad.

Sin embargo, las negociaciones que pueda llevar adelante Barrionuevo no se agotan en el peronismo oficial. Como principal soporte de la precandidatura presidencial de Roberto Lavagna, tiene caminos alternativos. Veamos algunos de ellos. Después del acuerdo Lavagna-Urtubey, que se conoció ayer, Luis Barrionuevo tendría intereses comunes con el senador Dalmacio Mera, a quien detesta desde 2009 por haber entregado la conducción del PJ al kirchnerismo, lo que le reportó ser diputado nacional. Como lo dijimos al principio, esto es política y podría alumbrar un encuentro considerado imposible entre Barrionuevo y Mera, que bien podrían ser los candidatos de esta rara alquimia entre Consenso 19 (Lavagna) y Alternativa Federal (únicamente Urtubey, tras las deserciones de Pichetto, Massa y, virtualmente, Schiaretti, queda en este espacio). Por último, no habría que descartar eventuales acuerdos de Barrionuevo y Mera con el Frente Cívico. Al respecto, el día martes corrió con fuerza el rumor que el senador nacional habría sido tentado a ser vicegobernador de un radical (¿Roberto Gómez?), pero 24 horas más tarde esa posibilidad incluyó a Liliana Barrionuevo, la hermana de Luis que nunca logró sintonía con el kirchnerismo, por un lado, y con Lucía Corpacci por el otro.

RECUERDOS. Como todos los jueves, domingos y martes, cerramos los “Apuntes” con la rememoración de acontecimientos del pasado cercano.
En junio de 1994 se realizaba, en la sede de la Corte de Justicia, el sorteo para determinar la nómina de abogados que, desde ese momento, iban a integrar el Jury de Enjuiciamiento de Magistrados y miembros del ministerio público. Los elegidos: 1.- Julio César Seleme. 2.- Alberto Federico Filippín. 3.- Edgardo Dionisio Córdoba. 4.- Arnaldo Adolfo Patria. 5.- Atanasio Aristóbulo Casas Nóblega. 6.-Juana Elena Fadel. 7.- Carlos Armando Martínez Ahumada. 8.-Roberto Díaz. 9.-Eduardo Alfonso Depetris y 10.- Mardonio Rafael Díaz Martínez.

El 20 de mayo de 1994, por su parte, asumía como rector del Seminario Diocesano el presbítero José Díaz, quien actualmente cumple funciones en la Catedral Basílica. El extinto obispo de Catamarca, monseñor Elmer Miani, agradeció en aquel acto la corta gestión que había cumplido hasta ese momento monseñor Cargnello, el que había sido nombrado Obispo de Orán y hoy es el arzobispo de Salta.

El Esquiú.com
 

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Comentarios

13/6/2019 | 15:26
#149006
Las fórmulas deben tener 50% varon y 50% mujer. Si va Lucía el vice sería Jopo Macedo ( sueño de Oscar) y el Intendente Gustavo Saadi ( Fama aplaude) Si va Raul Jalil vice Ruben Dusso ( la campaña la paga Lilita Carrió y le da un guiso de lengua que el Frente No Se Que queda tercero) si es 50/50 vice sería la Senadora Blas de Zamora ( aplaude su suplente) y Lucía Diputada Nacional. Pero hasta hoy, Lucía como Messi busca la re re o a Raul le llenan la mochila con Piedras Dusso. Lilita paga la campaña y rompe el reiting