Desde hace más de un año se viene hablando de precandidaturas, internas, alianzas, roscas y electoralismo. Recordemos que la segunda parte de 2018 estuvo íntegramente dedicada a plantear la posibilidad de un desdoblamiento de las elecciones provinciales, la que finalmente no ocurrió, aunque se llegó a aprobar una ley de suspensión de las PASO para el supuesto que se votara en marzo. Aun así, a días del cierre de las listas, no hay ninguna definición concreta alrededor de las precandidaturas que se pondrán en juego en las primarias del 11 de agosto y hasta nos animamos a pronosticar que las dudas perdurarán hasta el sábado venidero, cuando opere el plazo para presentar la oferta electoral de los frentes y partidos.

****
Las que sí están abiertas son las especulaciones. En el oficialismo, que venía tranquilo y hasta confiado que llegaría al final del proceso sin mayores problemas, vimos caras de preocupación durante este fin de semana largo. Sin dudas, los motivos nacieron por la eventual irrupción de Barrionuevo que, como lo hace cada dos años, se presenta días antes de las elecciones y promueve movimientos que, al menos hasta ahora, no han pasado de amagues. Esta vez, como paralelamente sostiene la fórmula presidencial Lavagna-Urtubey, la cosa puede ser distinta y algo se sabe en cercanías de la Casa de Gobierno.

****
En la oposición se ratifica que la herida que dejó la fallida interna de 2018 sigue expuesta y ya ni siquiera se considera una lista de unidad. Se descuenta, en este sentido, que aquella interna que impidió una junta electoral y ratificó la Justicia se disputará finalmente el 11 de agosto. En ella no solamente se jugará el presente de la UCR y del exFrente Cívico, sino un futuro plagado de incertidumbres. Mucho más porque habría negociaciones cruzadas de Oscar Castillo, el jefe orgánico, con sectores de la oposición, especialmente barrionuevistas que no llevan tranquilidad ni a quienes ya militan como precandidatos. ¡Cuidado con lo que decimos!

El Esquiú.com