33 de mano

El fútbol y la política en la peor decadencia

miércoles, 26 de junio de 2019 00:15
miércoles, 26 de junio de 2019 00:15

En el país del sálvese quien pueda, dos expresiones estrechamente ligadas a lo popular, como son el fútbol y la política, han desnudado en los últimos días que atraviesan una innegable etapa de mediocridad y decadencia, que no pudieron disimular pese a todos los intentos por maquillar una realidad que los expone de cuerpo entero ante la gente. Se sabe, la selección nacional que tiene como principal figura a Lionel Messi está jugando la Copa América Brasil 2019 y el domingo pasó a cuartos de final al derrotar a Qatar (a alguien había que ganarle). Esta parodia de combinado argentino que desde la AFA maneja un tal Chiqui Tapia que, a su antojo e imitando la “Gran Oscar” cuando nombró presidente de la UCR al chico Lobo Vergara (y así le fue), puso como técnico a un tal Scaloni, cuya única experiencia había sido dirigir un seleccionado de casados y separados en su barrio. Lo más curioso y grotesco fueron los dos días previos al cotejo: los “sesudos” debates de los programas deportivos en la televisión nacional (mañana, tarde y noche) para descifrar cómo se le podía jugar a semejante rival. Sí, Qatar, en donde hasta no hace mucho tiempo jugaban al fútbol con una sandía. Si Argentina jugó mal, peor fue la actuación del periodismo deportivo porteño: un verdadero papelón. Ni hablar de lo que se dijo el domingo por la noche: ya estamos para campeón. Es cierto que en este fútbol mediocre, donde sólo un puñado de equipos intenta jugar bien, no faltan las zapalladas que convierten a un elenco vulgar en ganador de un campeonato, pero la realidad indica que lejos estamos de ser los mejores. A propósito de las exageraciones: el sábado regresaron las chicas del seleccionado de fútbol femenino, que venían de quedar eliminadas en la fase de grupos del mundial, cosechando solamente dos puntos (dos empates) y una derrota. Queda claro: no ganó ni un partido. Los titulares en tapa de los diarios porteños aludían al regreso de las “heroínas” y hablaban de una “histórica participación” (Macri se perdió la foto). Dejamos volar la imaginación en la respuesta: ¿y si las chicas salían campeonas?

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De la mano con el fútbol, se conocieron el pasado fin de semana los candidatos a nivel nacional que habrán de dirimir quién es quién en el tablero político del país. Vemos las fotografías y leemos los nombres de los postulantes y lo primero que se nos viene a la cabeza es: ¡cómo nos gusta tropezar con la misma piedra a los argentinos! No aprendemos nunca. Después no nos quejemos si andamos con el dedo gordo del pie a la miseria. Resulta que en la oferta electoral aparecen con mayores posibilidades de triunfar en las próximas elecciones el sector conocido como kirchnerismo (o cristinismo, para el caso es lo mismo), en primer término,  y el macrismo después. Justamente las dos expresiones políticas que en la última década -2009 hasta los días presentes- pusieron de rodillas a la Argentina con sus errores y otros calificativos que no se pueden sacar de encima, por todos conocidos: corruptos, mentirosos, ladrones, ineptos, caraduras, sinvergüenzas, impostores y sigue una larga nómina de descalificaciones que les queda como anillo al dedo. Ahora nos quieren vender espejitos de colores, como que son todos buenos, ¡y algunos prometen no robar más! Nos quieren convencer con que está bueno votar al “mal menor”, cuando a los argentinos les está haciendo falta una oferta superadora, digna, honesta, seria, capaz. No vamos a caer en el cuento del gallego: ¡otra oportunidad, otra oportunidad! Sería absurdo y patético. Hay quienes ya tuvieron la oportunidad y nos mintieron descaradamente y nos robaron hasta la esperanza. Es tiempo de elegir lo mejor. No hay justificativo alguno de premiar con el voto a los que nos hicieron y nos siguen haciendo daño. El mismo tiempo, ese juez inexorable, se encargó de bajarles la careta a los simuladores de la política. Llegó la hora de votar, pero también de elegir. Y en la elección no pueden aparecer los corruptos y los embusteros; los farsantes y ladrones. “No causemos más heridas, que ya bastante tenemos”, dice el poeta. Honremos la democracia votando a conciencia y en libertad. ¡Fuera los traidores a la Patria! Sarmiento sabía decir: “A mí no se me engaña. Me indigesta más una mentira que un pepino”. Y este menú electoral viene con muchas propuestas incomibles.

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Indiferencia

Comentarios

28/6/2019 | 01:40
#149006
Las Eulalias escriben esto? Parfavar

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