El Secretario

viernes, 12 de julio de 2019 00:00
viernes, 12 de julio de 2019 00:00

El conflicto que desde hace varias semanas afecta el normal funcionamiento de la Obra Social de los Empleados Públicos, es la expresión de un problema que admite una mirada más profunda sobre la Administración Pública, ya que por encima de un reclamo puntual, pone sobre la mesa situaciones de inequidad entre agentes de distintas reparticiones, con el agravante de que se trata de una situación generada por el propio Estado a través de los años. Los descontentos que ahora se expresan en la OSEP tienen su origen en reconocimientos y adicionales que están al margen del salario báscio, y que son comunes en distintas dependencias oficiales, donde se otorgaron a través del tiempo beneficios exclusivos. Por ejemplo, organismos recaudadores, y otros que cumplen tareas específicas que en algún momento merecieron un reconocimiento monetario.


Si estos ingresos extraordinarios son merecidos o no, podrá evaluarse en cada caso particular. El hecho es que se trata de premios que con el tiempo se convierten en privilegios no siempre claros, porque abarcan a muchos empleados, entre los cuales algunos sencillamente se esfuerzan y otros los perciben sólo por pertenecer al mismo espacio.


Los estímulos salariales, en determinados casos, pierden completamente su esencia inicial, porque hay quienes no sólo no entregan ningún esfuerzo inusual, sino que son apenas “ñoquis”, y no sólo cobran un sueldo sin hacer nada, sino que  también embolsan adicionales.


Es allí cuando un incentivo pensado como reconocimiento se transforma en algo injusto, en comparación con quienes realmente trabajan y están excluidos de cualquier adicional porque su tarea se considera de simple rutina. Son muchas las reparticiones que están en desventaja con respecto a otras favorecidas en algún momento por “extras” que con los años se institucionalizan como derechos adquiridos, a veces sin mayor sustento que una decisión tomada en algún momento por algún funcionario.
Los adicionales, estímulos y premios, en particular los que representan dinero para el trabajador, son una herramienta legítima y valiosa, siempre que respnda a un principio elemental: cobra más el que más trabaja. Cuando funciona a modo de título de nobleza, sólo por estar en determinado espacio, se transforma en otra cosa.

66%
Satisfacción
0%
Esperanza
8%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
25%
Indiferencia

Comentarios

12/7/2019 | 17:46
#149006
Obvio que cada organismo, gremio, Asociación o grupo de presión extorsiona y logra prerrogativas o canonjias. PERO NO DEBEN SEGUIR CON ELLAS. Terminen con la joda. Incluso los policias se jubilan con 43 o 45 años y el 100% del salario. Y que decimos de los barrenderos, los operarios de maquinas pesadas, los empleados del SAME, los de EDECAT los de Defensa Civil, también deben jubilarse con prerrogativas? Los marinos? No sigan con esas DISCRIMINACIONES. Rentas y el IPV cobran adicional por recaudaciones POR PLANILLA. TODOS CORRUPTOS LEGALES. CREEN QUE EL ESTADO ES UNA MINA DE ORO ETERNA.

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