El proceso electoral que derivará en la definición de un nuevo gobierno en la Provincia, se enrareció ayer al conocerse una denuncia por abuso sexual contra el reconocido médico Roberto Gómez, dueño del ICI, quien es nada menos que el precandidato a Gobernador de la alianza “Juntos por el Cambio”, la principal fuerza de oposición. Desde el sector que impulsa a Gómez, automáticamente se consideró esta presentación judicial como un hecho con condimentos políticos, aunque tanto oficialistas como opositores se mostraron inicialmente prudentes a la espera de tener más información sobre la naturaleza de la denuncia.

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Precisamente ayer, durante un acto oficial realizado en Recreo, la gobernadora Lucía Corpacci hizo una fuerte advertencia sobre la importancia de llevar adelante campañas limpias, prescindiendo de agresiones y difamaciones, métodos recurrentes en tiempo del reinado de las redes sociales, que la jefa de Estado no dudó en observar que “no le sirven a nadie” y que es la herramienta a la cual apelan quienes no tienen nada que mostrar u ofrecer, por lo que se inclinan por hacer daño y buscan denigrar al adversario como único recurso para posicionarse.

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La resolución al dilema pasa por encontrar y reconocer desde todas las fuerzas políticas una base de respeto y convivencia madura, sin permitir que cuestiones judiciales y proselitistas se mezclen en ningún sentido. Debe ser la Justicia quien determine la entidad de una denuncia y obrar en consecuencia, por un carril distinto al de las campañas electorales. Del mismo modo, no puede tacharse de “politizado” un proceso judicial antes de que se hayan evaluado los elementos presentados. Es un principio que excede a la denuncia puntual contra Gómez y alcanza a cualquier situación similar. Porque es un hecho, como señaló la mandataria, que las campañas sucias sólo le hacen mal a la sociedad y quien no lo comprenda puede terminar padeciendo los efectos como si lanzara un boomerang. Que la Justicia resuelva lo que le compete y lo político siga su rumbo sin especulaciones ajenas al debate que debe darse de cara al electorado.