Cuando restan 10 días para las primarias locales no se dieron a conocer, oficialmente, sondeos de opinión pública para aventurar el eventual posicionamiento de los precandidatos. Sin embargo, en cercanías del oficialismo comentan una encuesta que tendría conclusiones bastante frescas y habría dejado sonrisas de satisfacción en Casa de Gobierno. Hablan de una ventaja apreciable a nivel provincial y menos contundente en la Capital, lo que mantendría el statu quo político de los últimos ocho años, con Raúl Jalil en la gobernación y Gustavo Saadi en la intendencia. Por cierto, no se trata de algo definitivo, mucho más si tenemos en cuenta que la puja final recién se resolverá el 27 de octubre, cuando la pelea sea ya entre los candidatos que surjan el 11 de agosto. En este día, sin dudas, se destapará la Caja de Pandora, especialmente en la Capital, donde la contienda por la intendencia o las concejalías pueden generar cualquier cosa. Desde aspirantes que anoten números como para pelear la intendencia (en este marco van por la sorpresa Simón Hernández y Maximiliano Mascheroni) hasta la consagración de algún “tapadito” que nadie tenga en cuenta, pasando por diferencias entre los partidos que no serán definitivas, como ocurrió en 2017. Hace dos años, aunque se trataba de una elección de medio término, el resultado de la PASO nada tuvo que ver con la general.

El informe que escuchó este secretario alude a que también se producirían algunos triunfos territoriales de la oposición. Uno posible sería Valle Viejo, donde Gustavo “El Gallo” Jalile va por un sexto mandato acompañado de Jorge Malnis, precandidato a la reelección como senador. Para el peronismo chacarero, que sostendrá una primaria entre cuatro precandidatos, quedaría la alternativa de lograr la unidad detrás del vencedor de la interna. Para ello requiere que el 12 de agosto, sin dilación alguna, el ganador y las listas perdedoras trabajen codo a codo si pretenden arrebatarle el invicto al bravo “gallo” radical. En esa dirección, obviamente, también trabajaría el gobierno de la provincia.

El diputado Luis Lobo Vergara es amigo de hacer declaraciones, más ahora que su amigo Oscar Castillo lo bendijo para un nuevo mandato, el que prácticamente tiene asegurado. Sin embargo, no sería demasiado consciente que sus alusiones no traen beneficio alguno al sector que representa. Por ejemplo, en la presente semana, habló del superávit de la provincia y de la colocación de dinero que hace el gobierno en plazos fijos. Respecto al primer punto, hay que decir dos cosas. Primero. Si existe superávit, indirectamente, está hablando del éxito de la gestión de Lucía Corpacci, a quien se conoce como una severa guardiana de los fondos públicos. Segundo. Lobo Vergara afirma que ese feliz resultado se debe a la ayuda de la Nación. Nada que ver. El dinero de la coparticipación es mayor que otras provincias de parecida demografía porque, en la década del 80, Vicente Saadi logró “un puntito” más por el peso político que ejercía hace más de 30 años. También hay un aumento de la “copar” por la devolución del 15% que se retenía y que la Suprema Corte ordenó restituir. Por lo tanto, al no haber aportes extras, no existe la acción de la Nación con la que Lobo Vergara intenta engañar a la ciudadanía. Más claro: la coparticipación es un mecanismo de funcionamiento automático. La Nación no puede, ni aun queriendo, favorecer a alguna provincia porque se le ocurra. Y ni hablar del 15% que se descontó durante 13 años. Lobo Vergara, en tal caso, podría volver a chocar mal por acciones en las que nada tuvo que ver.

“Son los campeones del plazo fijo”, añadió en su ataque el diputado castillista. Otro tremendo pelotazo en contra. Al poner en marcha las Leliq (Letras de Liquidación del Banco Central), el gobierno nacional permitió a los bancos ofrecer plazos fijos que pagan cifras astronómicas (entre el 40 y 45%), con lo cual se cubren de la inflación los que tienen plata. O sea los ricos. También los gobiernos, del norte al sur de la Patria, se ven obligados a utilizar este mecanismo para defenderse de un sistema perverso que, más temprano que tarde, el gobierno que gane tendrá que revisar. Con estas conclusiones, ¿no sería más conveniente para “Juntos por el Cambio” que Lobo Vergara se llame o lo llamen a silencio? Planteamos el interrogante por las dudas, aunque existe en la Argentina y en Catamarca la libertad de opinar. Hasta Aníbal Fernández, con sus exabruptos, lo hace.

Hasta hoy, a diferencia de otros lugares del país, la campaña se mantiene en calma. Los precandidatos caminan la provincia repartiendo votos y consignas, dialogando con los vecinos y haciendo planes para el 11 de agosto. No se produjo ningún incidente grave, a no ser algunas escaramuzas como las ocurridas en Pomán entre dirigentes opositores y los de la villa que gobierna Francisco Gordillo. Los primeros pretendieron ingresar a un local deportivo para saludar a la gente y le franquearon la entrada por razones supuestamente atendibles. El diputado Carlos Molina, todavía con sangre en el ojo, relató en su Facebook que a los precandidatos del “Frente de Todos” (Raúl Jalil y Rubén Dusso) las autoridades pomanenses le abrieron la puerta en una situación reciente y prácticamente similar, para lo cual subió una foto donde los precandidatos oficialistas saludan a los niños. En fin. Sabemos y se sabe que, por estos lares, resulta harto difícil ser oposición.

Curiosa denuncia de los precandidatos a intendente de la jurisdicción de Huillapima, Omar Santucho (“Juntos por el Cambio”) y Carlos Humberto Carrizo (GEM), contra el intendente y precandidato a la reelección del “Frente de Todos”, Omar Soria. Lo acusan de “romper la veda” de antemano, porque esa situación se pone en marcha recién el viernes 9 de agosto a las 8 de la mañana. Resulta que ese día se celebra el aniversario de la colonia de Nueva Coneta, la que se ubica en el extremo norte. Soria, por ese motivo, prepara un acto de recordación que se llevaría a cabo el próximo sábado, 3 de agosto, con lo cual no invade los plazos legales. Sin embargo, Santucho y Carrizo piensan que se trata de una “jugarreta” que la Justicia Electoral debería prohibir. No sabemos, a ciencia cierta, si es así. El intendente, según varios análisis, tiene toda la independencia para hacer las fiestas que quiera, cuando quiera y donde quiera. Resuelve el juez Cerda.

En materia judicial, la cuestión excluyente pasa por el inicio del juicio por el llamado megafraude, una supuesta estafa contra el erario por el dictado de cursos que no se habrían dictado y si fueron cobrados en el inicio de la primera gestión de Brizuela del Moral como gobernador, allá por 2004. Después de quince años, y con dos suspensiones previas, el arranque está programado desde hace meses para el martes 6 de agosto. Pero, por estas horas o en las próximas, podrían presentarse pedidos de nulidad para una eventual postergación. Si no se los acepta, todas las partes solicitarían el sobreseimiento por prescripción, dado el tiempo transcurrido desde que ocurrieron los hechos, por los cuales están imputados los exfuncionarios Pablo Córdoba Molas y Ariel Regina; los empresarios Arriazu y Diamante; la exempleada Nancy Madueño, el excontador general Juan Andres Barrios y exfuncionarios de Hacienda como Cristina Barros, Guillermo López, Liliana de Barrera y Susana de la Colina.

RECUERDOS. Como todos los jueves, domingos y martes, cerramos la columna con el repaso de acontecimientos ocurridos un cuarto de siglo atrás.

El 1 de agosto de 1994 fue un día trascendente para el deporte catamarqueño. En Tokio, la capital japonesa, en busca de la corona mundial de los moscas, se presentaba el más grande boxeador que diera estas tierras: Hugo Armando “El Chueco” Soto. Enfrentaba al ruso Yuri Arbachacov, quien ponía en juego la diadema mundial por quinta vez en su carrera. Fue una pelea dramática, en cuya primera parte Soto hizo valer toda su capacidad y puso en aprietos al campeón. Sin embargo, en el octavo round, cayó por toda la cuenta. “Solo he perdido una batalla”, señaló “Sotito”, quien años más tarde tendría la chance de alcanzar el título en los Estados Unidos frente al venezolano José Bonilla. De aquel combate en Tokio, hace exactamente 25 años, también se recuerda el extraordinario recibimiento de los catamarqueños al crédito boxístico.

En julio de 1994 se vivía tiempo electoral para una interna radical. En el cierre de listas, los “rojos” postulaban a Rosendo Ruiz como presidente, a Gustavo Jalile como vicepresidente primero y a Adrián Vergara como vicepresidente segundo. Convergencia Radical llevaba como postulantes al tinogasteño Osmar Saldaño, Aníbal Martínez y Juan Ramón Moya. La Alianza Radical presentaba como principales candidatos a Aurora Pico Zossi y a Eduardo Brizuela del Moral. “Celestes” y “Verdes” proponían como la dupla principal a Arnoldo Castillo, entonces gobernador, y Yamil Fadel. Esta última era la lista oficialista y tenía como aspirantes a convencionales nacionales a Pedro Villarroel, Horacio Pernasetti, Tomás Aparicio y Alejandro Narváez. Para el comité Capital los nominados eran Luis “Lalo” Segura y Carlos Carabús como vice. Oscar Figueroa y Oscar Castillo, el actual senador nacional, iban como delegados al comité nacional. Como puede apreciarse, todas figuras de la UCR. Varios murieron, otros están retirados de la política y los menos se mantienen en carrera.

El Esquiú.com