Con un fracaso descomunal en la gestión y sin poder mostrar logros, Mauricio Macri se mantiene en modo campaña y se niega a modificar la política económica que fomentó la timba financiera en beneficio de los sectores concentrados de la economía, liquidando la producción. Ni siquiera puede contener el dólar, que ya se ubicó arriba de los 60 pesos, a pesar de que el Banco Central quema decenas de millones de las reservas todos los días. En ese marco, los padeceres de la población van en aumento y lo único que se ofrece son paliativos que tienen fecha de vencimiento en octubre. El alza sostenida de la divisa norteamericana echó nafta a una inflación que araña el 55% anual -la más alta de la historia- y pulveriza los ingresos de los que aún conservan el trabajo. La escalada repercutió mucho en actividades que tienen los insumos dolarizados. Esta semana, los bioquímicos catamarqueños señalaron que corren peligro varios laboratorios que no pueden hacer frente a los costos crecientes. A esto se suma el drama de quienes dependen de remedios o insumos importados, en muchos casos para vivir.
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Para dimensionar la magnitud de la megadevaluación en cuestiones de salud baste recordar el caso del pequeño Fermín López Arréguez, cuya enfermedad motivó una campaña solidaria que permitió conseguir los 157.792 dólares que valía una cirugía a la que debía ser sometido en Boston, Estados Unidos. Dos años atrás, cuando se pusieron en marcha distintas iniciativas para juntar esa plata, el dólar estaba a 17 pesos. El monto recaudado gracias a la solidaridad de los catamarqueños fue de 2,6 millones de pesos y por ello la operación se pudo realizar. A valores actuales de la moneda estadounidense, la misma cirugía orillaría los 10 millones. Difícil saber si una movida como la de 2017 podría reunir el dinero en los tiempos que corren. Probablemente, no alcanzarían los esfuerzos y más si se tiene en cuenta el deterioro de la economía de la mayoría vía tarifazos e inflación. Así, Fermín quedaría sin la posibilidad de acceder a la intervención con la que superó su cardiopatía congénita. La misma que le permite desarrollarse como un niño sano y feliz.