Apuntes del Secretario

domingo, 29 de septiembre de 2019 00:33
domingo, 29 de septiembre de 2019 00:33

Los ojos de la política argentina mirarán hoy hacia Mendoza, la tierra donde los ciudadanos cuyanos habrán de elegir el nuevo gobernador para el período 2019-2023. El resultado de esta elección, posiblemente, no cambiaría la tendencia nacional, pero si tendrá impacto y moverá opiniones. Los radicales, o “Juntos por el Cambio”, festejarán el rosario de derrotas que sufrieron este año en los cuatro puntos cardinales del país y hasta no faltará el que arriesgue que Mendoza puede ser el punto de partida para retener el gobierno nacional. La oposición política, que parte de punto y quiere ser banca, va por una sorpresa que reafirme el resultado del 11 de agosto, de la cual prácticamente salió un presidente electo en la figura del abogado Alberto Fernández. Por lo que decimos, se nos ocurre pensar que el pleito mendocino no será uno más y su lectura tendrá, indefectiblemente, rebote nacional.

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La nacionalización de la elección entre Rodolfo Suárez (el actual intendente de Mendoza-Capital) y la senadora nacional peronista Anabel Fernández Sagasti (muy cercana a Cristina Fernández de Kirchner) es lo que precisamente no quería el actual mandatario cuyano, Alfredo Cornejo, dispuesto desde hace largos meses a borrar los fantasmas del macrismo que, por la pésima imagen del Jefe de Estado, tiraron para abajo a su gobierno. El delfín que nominó para sucederlo, Rodolfo Suárez, aparte de haber batido en la primaria provincial al precandidato de Mauricio Macri, eligió en la campaña que finalizó el jueves por la noche –la veda comenzó el viernes a las 8 de la mañana- diferenciarse del gobierno nacional y aclarar, explícitamente, que nada tiene que ver con Macri. Una postura casi idéntica a Cornejo –candidato a diputado nacional por Mendoza el próximo 27 de octubre-, que este domingo se juega su liderazgo dentro de la UCR nacional. Si gana “será Gardel y todos los músicos juntos”. Si pierde Suárez, en cambio, podría comenzar a despedirse de la conducción partidaria que actualmente ejerce.

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Juan Pablo Sánchez, integrante de una vieja familia peronista del departamento lindante con la provincia de Tucumán, se consolida como la figura política más importante de Santa María. Su triunfo del 2015, que le permitió llegar a la intendencia, podría repetirse dentro de 29 días, pero esta vez lo haría por cifras por demás expresivas. Es que en las PASO, como precandidato único del Frente de Todos, se quedó con 7.804 votos, unos 5.000 más que el contrincante de “Juntos por el Cambio”, Juan Carrizo. Consenso Federal, que ocupó el tercer lugar luego de una interna entre tres postulantes, reunió 441 adhesiones. En una elección donde apenas se registraron 906 votos en blanco, las chances de un vuelco rotundo de los números es hablar de ciencia ficción. Algo parecido a lo de San José, la otra jurisdicción santamariana, donde habrá disputa por la intendencia. El actual jefe comunal, el profesor José Antonio Gómez (llegó al cargo, en 2015, representando al GEM) podría resignar el mando a manos de Gastón Monasterio, que venció en la primaria del Frente de Todos a Víctor Monserrat, la polémica Mónica Hernández y el exintendente León Mendoza, precisamente el vencido por Gómez hace cuatro años atrás. La presunción parte del análisis de los números. Los votos peronistas, en total, fueron 2.228 y los del intendente Gómez, candidato de la alianza “Unidos por San José”, llegaron a 1.070. La distancia es grande pero, aunque lejana, existe la posibilidad que se acorte por la interna peronista.

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A quienes siguen la política en Andalgalá, no deja de llamarles la atención el silencio al que, después de las PASO, se ha impuesto el intendente Alejandro Páez. No solamente que no opinó de la interna que perdieron José Luis Cativa (su mano derecha de los últimos ocho años) e Ivana Flores (su esposa), a merced de uno de sus funcionarios, Eduardo Córdoba, sino que el comité radical permanece desierto y, generalmente, con las puertas cerradas. Si se repara que Páez es el primer candidato a diputado provincial de “Juntos por el Cambio” y detenta el cargo de presidente del comité provincial de la UCR, su mutismo y ajenidad de la campaña realmente sorprenden. Para peor tiene que lidiar con las estrecheces económicas que le generó el gobierno de Macri (baja de la coparticipación, pérdida del fondo sojero, recortes en dineros de la minría, etc) y los reclamos de 500 becados que quieren contratos de empleo y, si o si, debe atenderlos. Es que 500 becas, en la política, se cuentan como 500 votos, lo que en un departamento como Andalgalá pueden resultar decisivos. Más allá del territorio propio, como jefe de la UCR, ya pocas dudan que se trata de una figura puramente decorativa a la que colocó Castillo para, desde las sombras, manejar los temas trascedentes de la divisa de calle Chacabuco.

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La conducción política de “Juntos por el Cambio” en la provincia, un tanto atomizada, se mantiene en campaña y guarda esperanzas que la historia sufra un cambio rotundo con relación a las PASO. La cosa no es sencilla. hay que descontar más de 70.000 votos sobre unos 260.000/270.000 electores que podrían concurrir a votar en octubre. En este marco, sin importar si suma o resta, recibió con los brazos abiertos a Elisa Carrio (estuvo presente hasta el senador nacional Oscar Castillo, conductor natural y de hecho del espacio) y ahora gestiona la venida del diputado Mario Negri, el diputado cordobés que goza de simpatías en la Casa Rosada. Podría ser la última visita de campaña de un dirigente nacional del sector a Catamarca. De Macri, a quien solamente defienden con pasión los dirigentes locales del PRO, no hay noticias y en ninguna planificación suya figura volver a Catamarca.

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La salida del ingeniero Hugo Naranjo de la máxima conducción de Vialidad Provincia sigue dando que hablar en los mentideros políticos. Lejos de la versión que dio el funcionario, podemos confirmar que la gobernadora, a menos de tres meses de finalizar su mandato, le pidió la renuncia por haber incumplido directivas referidas a algunas rutas del Oeste provincial donde los números electorales no fueron los mejores para el peronismo. Sin embargo, habría algo más, lo que se relaciona con el poder político. Naranjo, como presidente del Consejo Vial Nacional, habría intentado acercar posiciones con el presidenciable Alberto Fernández, quizá pensando en un eventual futuro gobierno del exjefe de gabinete de Néstor Kirchner. Entre una y otra cosa, este tipo de conducta habría molestado a la mandataria quien, de paso, hizo sentir que todavía manda y piensa tener fuerte protagonismo en el futuro, posiblemente en sintonía con Raúl Jalil, para el caso que sea éste quien la reemplace en la gobernación.

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Al diario El Esquiú lo persigue una especie de sino de desencanto –o desencuentro- con el gobierno nacional, sea éste del color que sea. Desde su creación, hace 9 años atrás, no tiene pauta publicitaria en épocas electorales del poder central, como si la tuvieron y la tienen medios de mucha menor penetración que el nuestro, líder indiscutido en el universo digital. El kirchnerismo, que gobernaba al momento de la aparición de El Esquiú, siempre lo relegó. Todo el espectro informativo pasaba, entre los medios gráficos, por El Ancasti o La Unión, que ya no era un medio de prensa marcado por la impronta del bien común (hace más de dos décadas el Obispado de Catamarca se lo sacó de encima), sino de intereses asociados a la explotación del juego oficial, más concretamente el Casino. Con el cambio de gobierno, en 2015, imaginamos un cambio a favor de la pluralidad informativa. Una vez más, nos equivocamos. Como los lectores lo pueden apreciar desde antes de las PASO, el macrimo vuelca sus consignas proselitistas en nuestro principal competidor. Ni las solitarias gestiones de algún buen representante del PRO de estas tierras, que mucho agradecemos, hicieron cambiar la discriminación publicitaria, a pesar de lo cual nuestro política de “no censura” permite desplegar todas y cada de las acciones políticas de la oposición catamarqueña, incluidas la UCR y la Coalición Cívica que jamás se preocuparon por forzar un cambio en las políticas comunicacionales del gobierno nacional.

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RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, el final de los “Apuntes” trae el repaso de acontecimientos que sucedieron hace un cuarto de siglo. En el año 1994, mes de septiembre, el actual diputado provincial y exministro de Economía de la provincia, contador Ricardo Aredes, se desempeñaba como titular de la Federación de Entidades Profesionales Universitarias de Catamarca. Desde esa posición presentaba un proyecto para desregularizar el cobro de trabajos de los profesionales, lo que se incluía en el pacto fiscal que se había propuesto en aquel entonces. Según las crónicas periodísticas, Aredes pretendía  que “los honorarios y las actividades profesionales sean libres y no tengan restricción para su ejercicio” y que “los honorarios puedan pactarse libremente sin que sean fijados por organismos administrativos o consejos”. Si bien es cierto que solicitaba libertad de acción, hacía alusión a evitar el “libertinaje”. Como resulta fácil apreciar, son temas que se discuten hasta la actualidad.

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