El Secretario

martes, 28 de enero de 2020 00:50
martes, 28 de enero de 2020 00:50

Folclore y política. Enero y febrero, sin dudas, son meses donde se mezclan ambas expresiones. Repasemos. A pesar de las penurias económicas que proclaman los intendentes, los festivales arrancaron a pleno ritmo y alegría, con presencia récord de público. Por cierto, se trata de una buena noticia, en orden a revivir añejas tradiciones y mover el turismo, un rubro que interesa a todos los gobiernos. Lo que sigue llamando la atención, hablando de estrecheces económicas, es la contratación de caros exponentes nacionales que hacen las veces de “gancho” para atraer público. Siguiendo el ejemplo de la riojana ciudad de Chilecito, nos parece que los jefes comunales deberían buscar la fórmula para lograr mejores inversiones. Una de ellas sería pensar más en números locales y extender la propuesta a otras expresiones de la cultura.

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En este sentido, en los festivales de Ambato, se avanzó. La cartelera artística para El Rodeo y Las Juntas, específicamente, incluyó a una mayoría de valores catamarqueños. Y hubo complementos culturales de valor tradicional que aprecia la gente y funcionan como atracción para los visitantes. Distintas fueron las cosas en Andalgalá. Siguiendo los pasos de su antecesor, el intendente Eduardo Córdoba pobló de gente las noches del “Fuerte” con cotizados exponentes nacionales del canto y la música.

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Imposible no aludir a la política en las convocatorias que, en las últimas semanas, se llevaron a cabo en Paclín. Primero fue el despertar de Balcozna, una villa veraniega que parecía abandonada a su suerte. La nueva conducción, encabezada por Eduardo Menecier (el hombre que puso fin a la hegemonía del Clan Savio), atrajo una multitud al Festival del Asado y revirtió la tranquilina pueblerina acentuada por la falta de realizaciones. Recordemos que, en otros tiempos, Balcozna congregaba con éxito de taquilla al Festival del Zapallo, el cual un buen día desapareció. El fin de semana, para completar el movimiento de gente, en La Merced tuvo lugar el Festival del Pimiento y, otra vez, hubo una notable respuesta popular.

  El Esquiú 
 

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