En la jornada de ayer falleció Julio Prieto, contador público nacional de amplia trayectoria en el campo privado, que tuvo algunas breves experiencias en la función pública. En 2007 fue secretario Administrativo de la cámara de Senadores, cuando Lucía Corpacci asumió la presidencia natural de la cámara alta en su condición de vicegobernadora, cuando acompañó en la fórmula a Eduardo Brizuela del Moral.

La alianza que se impuso en los comicios tras el acuerdo entre el Frente Cívico y Social y el kirchnerismo, sin embargo, se desmoronó antes de asumir el poder, y Corpacci quedó en la Legislatura virtualmente sin diálogo con el Ejecutivo, y en un ámbito bastante hostil. Aunque ejercía la Presidencia, en el Senado el FCS contaba con amplia mayoría (11 de los 16 senadores), mientras que dos eran del PJ alejado del oficialismo nacional y apenas tres del FPV.

En ese panorama desfavorable, Prieto desarrolló un gran trabajo, con una administración austera y ordenada, y siguiendo el lineamiento de Corpacci de enfocarse en la labor institucional y no generar conflictos internos por cuestiones partidarias. De hecho, Prieto estaba secundado en su área por el exministro de Educación y Economía Raúl Giné.

La gestión de Prieto en el Senado concluyó dos años después, cuando Corpacci fue electa senadora nacional y todos los funcionarios designados por ella la acompañaron presentando sus renuncias, para que la senadora capitalina Martha Grimaux de Blanco, que quedaría a cargo de la conducción, pudiera armar su propio equipo de colaboradores. Peronista por convicción, Prieto siguió trabajando con Corpacci y se sumó al proyecto que llevaría a Lucía a la Gobernación dos años después. 

En OSEP
El nombre de Prieto aparecía en las especulaciones generales como candidato a ser ministro de Hacienda, responsabilidad que finalmente recayó en Ricardo Aredes. Julio no quedó fuera del gobierno sino que se le encomendó la difícil misión de conducir OSEP.

Le tocó supervisar la culminación de la nueva sede e inaugurar el nuevo edificio, y logró descomprimir un poco la atención a los afiliados implementando el expendio de órdenes médicas en farmacias, sistema que todavía funciona. Sin embargo, no pudo eludir la presión que suele caracterizar un cargo tan complejo, y pronto se vio complicado por dos frentes. Por un lado, surgieron denuncias de irregularidades como presentación de órdenes truchas, causa en la cual siempre expresó su intención de colaborar con la Justicia, negando cualquier participación. Por otro, protagonizó un abierto enfrentamiento con Aredes, a quien acusaba públicamente de no habilitarle los fondos que necesitaba. Estas reacciones causaron malestar interno y Prieto debió alejarse. Lo reemplazó el tinogasteño Julio Cabur.

Siempre verborrágico, simpático, amante de la música y seguidor de River, Julio era más técnico que político, pero se destacaba como un buen compañero y padre de familia, siempre pendiente de su esposa y sus hijas.