Desde la bancada periodística

Denunciar, denunciar… y seguir denunciando

sábado, 1 de febrero de 2020 00:49
sábado, 1 de febrero de 2020 00:49

No hace todavía un mes, oficialistas y opositores, celebraban haber compartido cuestiones y temáticas de interés común. En la Casa de Gobierno dijeron presente los radicales –más Manzi, solitaria expresión de la llamada “Coalición” Cívica- buscando defender los puestos de trabajo de los correligionarios de Recreo, Valle Viejo y Paclín. Días después, prácticamente los mismos actores, convinieron los puntos a ser considerados en sesiones extraordinarias de la Legislatura.


La relación institucional, según expresiones escuchadas aquellos días, retomaba rumbos de concordia y entendimiento, dejando las diferencias formales para el debate legislativo y las sustanciales para los tiempos electorales.
Ilusos aquellos que se creyeron “los cantos de sirena”.


A los pocos días, como arrepentidos de estar participando de incómodas fotografías, sucedieron cosas y todo volvió a transitar por los carriles de siempre. La oposición en la suya. Como en 1991, como en 2011 o como en la campaña electoral que catapultó al poder a Raúl Jalil. Denunciando sin fundamentos valederos, sin información y con el propósito de construir títulos mediáticos que, por lo visto, no se transforman en votos. Peor que eso. Por los resultados, parecen generar votos en contra.
En el escándalo por la detención de dos jerarcas policiales que habrían tenido contacto non sancto con el narcotráfico, los radicales tuvieron un rol demasiado secundario. No investigaron nada, no se informaron bien, pero de arranque pidieron la separación de “buenos” o “malos” que hayan actuado en los últimos años en los organismos de seguridad. Del primero al último. La posición puede ser legítima y comprensible, pero no alcanza para clarificar. Tal vez los pedidos de informe o de interpelación, aunque parezcan estériles, sirvan más para llegar al público y demostrar que hay irregularidades, que prenderse de las voces altisonantes de un abogado resentido porque, comprometido con la droga, su cliente le quitó el poder de representación.   

Otra vez contra “el chef”
Ya no los radicales, pero sí la Coalición Cívica que integra el filoradical Rubén Manzi, por considerar que “no posee la suficiente idoneidad para ejercer el cargo”, volvió a impugnar la designación en el directorio del Banco Nación de Francisco Mercado.
Como antes lo hiciera el diputado Puente, los nuevos denunciantes no consiguen quebrar su empecinamiento de mula y aluden a que se trata de un chef al que el presidente Fernández lo puso en la principal entidad bancaria del Estado, de la cual sabe menos que un constructor de puentes.


Supongamos, por un momento, que el joven Mercado fuera efectivamente un chef. ¿Eso le impide ejercer en política y aceptar un cargo para el que cumple todos los requisitos legales? No le impide, por lo tanto es denuncia estéril y discriminatoria que solo sirve para el regocijo de Clarín al que solo le interesa, hasta el cansancio, puntualizar que se trata de un sobrino nieto de Alicia Kirchner y que, durante los últimos cuatro años, como virtual jefe de gabinete, trabajó a la par de Lucía Corpacci, a la que aparentemente han comenzado “a medir” por su afinidad con Cristina Fernández de Kirchner. Claro presagio de turbulencias mayores, independiente de la subestimación que se hace de una persona que está avalada por el peronismo de Catamarca, por el gobernador Jalil (de quien fue su jefe de campaña en 2019) y por el presidente de la Nación. Todos ellos saben que es “un poquito más” que un chef. También lo sabe el senador Mera que, por encima de una operación contra el kirchnerismo, sostuvo que la designación “no es ilegal y está dentro de la ley”. 

Justamente el Banco Nación
La gran paradoja de los profetas de la transparencia es que la nueva denuncia (como tantas otras, por su fragilidad de argumentos, terminará en la nada) se estableció nada menos que en el Banco de la Nación, la institución que está bajo sospecha de un acto de corrupción gigantesco al haber otorgado un crédito multimillonario, sin respaldo ni análisis de riesgo, a una cerealera famosa de Rosario –Vicentin- que fue la principal aportante de la campaña de Juntos por el Cambio. Y de Macri que, a su vez, repartió a todas las provincias, entre ellas Catamarca.


¿Con 18.000 millones de pesos que están prácticamente perdidos por decisión del expresidente y del radical que conducía el Nación, Javier González Fraga, tienen autoridad dirigentes como Puente y Manzi para apelar la decisión de nombrar a un catamarqueño “de pura cepa” en el directorio? ¿No recordarán, además, que pertenecen al mismísimo gobierno que terminó de fundir y cerrar al desaparecido Banco de Catamarca? ¿Tampoco saben que están denunciados Macri, Laura Alonso, González Fraga y otros “transparentes” que, a favor de sus amigos, utilizaron más del 20% del dinero del Banco Nación y, a pesar de ello, se animan a impugnar a un hombre nacido en esta tierra que no será más que un integrante del directorio? 
Esto es hacer política bajo las reglas del repudiable “modelo Carrió”. Ya sabemos cómo termina. Te lleva, invariablemente, a un camino que no conduce a ninguna parte.  
Mercado, a los hechos


En Catamarca, durante años, en boca de los empresarios y comerciantes de toda laya, se objetó el rol que juega en Catamarca la sucursal del Banco Nación que, por si fuera poco, es el agente financiero de la provincia.


A pesar de mantener cautivo a más de 50.000 empleados públicos, otros miles de jubilados y disponer de depósitos de firmas importantes, la entidad tiene virtualmente olvidada a una provincia que, ciertamente, le otorga grandes beneficios sin contraprestación alguna. No dispone de créditos de fomento para los productores o la economía regional y sus condiciones hipotecarias son inalcanzables para el ciudadano medio.


Esta situación de virtual aislamiento de la sucursal respecto a la ciudadanía, a propósito de la desgraciada impugnación en su contra, debería servir a Francisco Mercado para demostrar sus valores políticos y su contribución a Catamarca.
Aparte de compartir las reuniones semanales del directorio en los mullidos despachos porteños, bien que podría montar una oficina propia en Catamarca para reunir a los distintos actores económicos de la provincia. Con solo debatir las penurias que puedan existir y trasladarlas a la mesa de decisiones, ya estará justificando grandemente el nombramiento –y el sueldo- que tanta envidia y maledicencia han provocado en la oposición local.


Para terminar con los que reniegan de la designación de un coterráneo en un cargo nacional, aparte de otras minucias como los nombramientos realizados por Macri en organismo nacionales de Catamarca (por ejemplo, el de Fernando Capdevila en ANSES para comandar el sistema previsional), nos vamos a detener en las declaraciones que Manzi hizo a El Esquiú.
El diputado nacional dice que “deberíamos mandar a alguien que haga aportes técnicos para que el Banco se ponga a pensar en función de la gente “o un peronista que tenga títulos de grado y postgrado”. 


Nos permitimos disentir y lo hacemos en base a la historia de los últimos 35 años. Hubo decenas de comprovincianos “notables” en cargos nacionales o bancas del Congreso que, con sus espaldas cargadas de certificados, no hicieron nada por Catamarca. Fueron a calentar sillas y cobrar jugosos emolumentos. No hace falta dar la lista. Es mucho más sencillo pensar en los que sí se preocuparon. Se pueden contar con los dedos de una mano.

El Esquiú.com
 

25%
Satisfacción
8%
Esperanza
50%
Bronca
4%
Tristeza
4%
Incertidumbre
8%
Indiferencia

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