Apuntes del Secretario

domingo, 9 de febrero de 2020 00:33
domingo, 9 de febrero de 2020 00:33

En este mismo espacio, donde la comidilla política suele traer malestares hepáticos, referimos el silencio sepulcral que guardó Barrionuevo después de las elecciones del 27 de octubre. Apuntamos, en ese momento, que su derrota fue por partida doble: como candidato a diputado nacional por Catamarca pasó un papelón electoral y la fórmula que armó para la Nación, Lavagna-Urtubey, no alcanzó a levantar vuelo. Agregamos que, con sus punteros gastronómicos, terminó sus últimos días de campaña aportando por el macrismo en el cuidado de los votos de Rodríguez Larreta en los suburbios de la Capital Federal. Un juego característico de “Luisito”: a dos y, si es necesario, a tres bandas. También dijimos, a mediados de diciembre, que sus reveses políticos no lo iban a amilanar. Que en enero o febrero, desde Mar del Plata, iba a reaparecer hablando de política “como si nada hubiera cambiado”. No fue una predicción horangeliana. El hombre, cual si fuera una promesa, va todos los veranos “a su lugar en el mundo”, que ya sabemos no es Catamarca, ni siquiera San Martín (provincia de Buenos Aires), donde vive el resto del año.

En la ciudad feliz, invariablemente, organiza “el asado del verano” con sus compañeros sindicalistas y lo aprovecha para lanzar proclamas políticas. 2020 no fue la excepción. El pasado jueves, aun sin el brillo de otros momentos, tomó el micrófono y lanzó algunos mensajes para su amigo Mauricio Macri y para Alberto Fernández, a quien consideró “el títere o chirolita de Cristina” cuando salió su candidatura presidencial. Del primero dijo que “ya fue” y que “no vuelve” más, apenas una caricia que el presidente de la Fundación FIFA sabrá interpretar. Del segundo fue conciso y despectivo. “Este sigue con el ajuste”, fue su forma de personalizarlo. Pero Barrionuevo, antes del cónclave gastronómico, también hizo política y no olvidó a Catamarca, la tierra que lo vio nacer y de la que, sin dudas, todavía, a los 78 años, pretende sacar ventajas. Hace dos décadas se alzó con una senaduría nacional (2001-2003) y una diputación del mismo nivel (2005-2009). Y no fue gobernador, en 2003, solamente por sus propias torpezas. Ahora, en 2020, viene por más.

Veamos de qué se trata. Durante la presencia de la delegación de Catamarca en el “Espacio Clarín”, el megaevento artístico-cultural que propicia el multimedios en Mar del Plata, el dirigente gastronómico se llegó y posó junto al gobernador de Catamarca y otros dirigentes. También estaba Guillermo Montenegro, el intendente del PRO en la ciudad, con el que tiene muy buenas relaciones, lo mismo que con la conducción de Clarín, a la que accede con teléfono directo. Todo esto no fue casualidad. Estuvo especialmente montado y preanuncia que, en 2020, hará dos o tres viajantes a rasantes a Catamarca y en 2021 se establecerá con más tiempo para pelear por la banca de senador nacional la que, a la par de su enemiga Cristina Kirchner (intentó expulsarlo por indignidad moral y quedó a cuatro votos de hacerlo), supo ocupar en los comienzos del siglo.

Como se sabe, la elección de los senadores nacionales será la atracción principal de la elección de medio término 2021. Terminan sus mandatos Dalmacio Mera, Inés Blas de Zamora y Oscar Castillo. Los dos primeros, en 2015, fueron ungidos por el kirchnerismo y el último de los nombrados por la UCR. La idea de Barrionuevo, que no está escrita, pero se divisa en el horizonte, sería la de competir con una fracción del peronismo. Si no es el candidato del oficialismo en primero o segundo término, tratará de asegurar el regreso al Congreso por la minoría. La jugada es difícil, pero claramente posible. Barrionuevo es “zorro viejo” y, a los 80 años (los alcanzaría en 2021), es capaz de proponer la alquimia menos pensada. Lo que queda claro es que la presencia de Luis provocaría dos cosas. 1) Podría resquebrarse la unidad del peronismo. 2) Corre peligro la banca que los radicales, por lo menos, pretenden conservar. Por todo ello, la foto del gastronómico que circuló por los portales de noticia con su reluciente guayabera blanca no es una foto cualquiera. Es de colección. Aparte: ¿por qué no puede pretender una banca Barrionuevo, a los 80 años, cuando su exjefe –Carlos Menem- se mantiene en el Congreso pisando los 90?

El mensaje que podría dar el Poder Ejecutivo si es que, finalmente, resuelve asistir al municipio de Valle Viejo, podría ser terrible para el futuro. Estaría premiando, ni más ni menos, la obscena maniobra que hizo Gustavo Jalile para tratar de ganar la elección que, a la postre, perdió. Cualquier intendente diría, con el antecedente fresco, “yo nombro gente, me saco los compromisos de encima aunque no haya presupuesto, total después provoco una barricada para que la Casa de Gobierno termine remediando el problema”. Es lo que dijo a El Esquiú.com, con total margen de razón, el funcionario Rolando Contreras: “¿Qué más le podemos pedir al gobierno? ¿Qué todos los catamarqueños costeen el daño causado por un político irresponsable?”. En esta dirección, definitivamente, hay que poner blanco sobre cualquier tono grisáceo. No es que las responsabilidades deben ser compartidas entre “Gallo” Jalile, a quien defendimos sin cortapisas siempre, y su reemplazante, Susana Zenteno. Nada que ver. El único y excluyente responsable del caos chacarero de hoy tiene nombre y apellido: Gustavo Jalile. Ciento por ciento. El jugó, siguiendo a Contreras, con la necesidad laboral de las personas, a sabiendas que no era sostenible. Por lo tanto, los reclamos de sus partidarios o votantes pueden ser comprensibles, pero nunca justificables. 

Tanto es cierto lo que decimos del conflicto viejovallense que Zenteno recibió innumerables apoyos de la dirigencia, especialmente los de su partido. Jalile, en cambio, quedó en soledad y solo la diputada provincial del radicalismo, Alejandra Pons, se animó a hablar a favor. Indicó, sin ninguna razón o información precisa, que “la Municipalidad tiene recursos (¿..?). No sigan engañando al pueblo que los votó, dejen de buscar culpables afuera, terminen con el trillado discurso de la pesada herencia y comiencen a gobernar que el pueblo los necesita”. Que haya llegado a la banca por iniciativa de Jalile no la obliga, Alejandra, a expresar semejante despropósito. Sepa y que quede claro que entre julio y diciembre de 2019, en Valle Viejo, se firmaron decretos de nombramiento por casi el 60% de la planta que ya existía y que ya era un exceso en sí mismo. No lo decimos nosotros. Lo dice una auditoría.

La designación de las nuevas autoridades del PRO, el partido que concentra sus mayores energías en la Capital Federal, digamos que no favoreció a Catamarca. Prácticamente no colocó dirigentes en los puestos importantes, posiblemente por tratarse de un distrito electoralmente raquítico y que viene de sufrir una dura derrota. Apenas figura entre las vocalías el exdiputado provincial Carlos Molina que, de hecho, como premio mayor, se anota como el líder del sector en la provincia. Por lo tanto, después de él, no hay nombres que puedan influir. Ni los diputados Cesarini o Saseta, mucho menos Capdevila, pueden arrogarse responsabilidades de conducción. En cuanto a la distribución de cargos, hay que señalar que los principales se los repartieron Mauricio Macri (impuso a Patricia Bullrich como presidenta y al santafesino Federico Angelini como vice) y Rodríguez Larreta, quedando relegada a una mínima expresión María Eugenia Vidal, otrora figura principalísima de Juntos por el Cambio. A todo esto, aunque cruja, se mantiene la alianza con la UCR y la Coalición Cívica.

RECUERDOS. Como lo hacemos en cada entrega de los “Apuntes del Secretario”, al final repasamos acontecimientos preferentemente políticos que ocurrieron hace un cuarto de siglo.
Por un decreto del ministerio de Justicia de la Nación, que se conoció el 9 de febrero de 1995, se designaba al fiscal federal Víctor Monti como fiscal de cámara. El ascenso ubicaba al conocido profesional, padre del actual diputado Francisco Monti, en el mismo nivel que Adolfo Guzmán, Luis Martín Rodríguez Seín y Enrique Monteverde, quienes habían sido designados camaristas unos días antes.

El 12 de enero del mismo año, en medio de un fuerte clima electoral, se conocían los candidatos a convencionales que iban a dictar la carta orgánica del municipio de Valle Viejo. Como lo expresamos en una entrega anterior, aquellas elecciones, controladas por el juez electoral –Raúl Cerda-, estaban programadas para el 5 de febrero. Debían elegirse en total 14 convencionales, todos los cuales iban a actuar ad honorem, cuestión que en realidad no se cumplió al ser compensada la ausencia de sueldos formales con gastos de representación. Pero vamos a las listas. FRENTE CÍVICO Y SOCIAL: 1.- Gustavo Roque Jalile, 2.- Carlos Colombo, 3.- Silvia del Valle Aroca, 4.- Virgilio Dante Mazzolini, 5.- Pedro Ángel Romano, 6.- Alberto René Pacheco, 7.- Pedro Javier Calliero, 8.- Hugo Oscar Fuenzalida, 9.- Arnaldo Carlos Sosa, 10.- Gladys Justo de Almada, 11.- María Elsa Lencina, 12.- Carlos Víctor Pingitore, 13.- Raúl Enrique Vera y 14.- Raúl Eduardo Fernández. PARTIDO JUSTICIALISTA: 1.- Dardo Soria, 2.- Alberto Argentino Cisterna, 3.- José Vicente Gil, 4.- Mario Augusto Gershanis, 5.- Emilio Horacio Vázquez, 6.- Hugo Alberto León, 7.- María Inés Rocha, 8.- Pablo Horacio Carrizo, 9.-  Mirian Susana Rodríguez, 10.- Nolasco E. Rodríguez, 11.- Gerardo Ariel Asevey, 12.- Juan de la Cruz Colquehuanca, 13.- Selva Marqueza Romero y 14.- Olga Lastenia Márquez. FRENTE PARA UN PAIS SOLIDARIO (FREPASO): 1.- Julio Eduardo Biagini, 2.- Elías Ariel Morales, 3.- Martha Alcira Herrera, 4.- Sergio Daniel Nieva, 5.- Ramón Bartolo Ruiz, 6.- Juan Pablo Varela, 7.- Mercedes del Valle Ortiz, 8.- Jorge Rubén Gutiérrez, 9.- Carlos Alberto Rojas, 10.- Orlando Omar Gómez, 11.- Julio Alberto Monasterio, 12.- Lidia Eulalia Olima, 13.- Dora Silvia Soria y 14.- Ramón Hilarión Gordillo.

El Esquiú.com
 

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