Por CPN Germán Vittore

En estas delicadas épocas pandémica y posepidémica amarilla, ¿cuántos de ustedes, queridos lectores, se sienten preocupados y ven amenazados sus futuros socioeconómicos por la instalada amenaza de que pronto nos pueda azotar una cruenta “hiperinflación”?

Espero sinceramente que no muchos, aunque las consultas e inquietudes sobre el tema son bastantes.
¿Será tal vez que esta preocupación de algunos surge últimamente porque los grandes medios hegemónicos de comunicación “fogonearon tantito” con el tema? Veamos.

Dejando de lado sus grandes medios audiovisuales y radiales, su ramificación cancerígena en las redes sociales y solo realizando un somero repaso de su prensa escrita, en su versión digital, podremos encontrar algunos de estos títulos (¡extra!, ¡extra!):

- 30 de marzo, Infobae: Javier Milei. “Argentina va a la peor crisis de su historia con default, hiperinflación y una catástrofe sanitaria”.

- 1 de abril, La Nación: “El ex ministro de Economía Domingo Cavallo se refirió a que si en el Gobierno predominan las tendencias estatistas, intervencionistas y aislacionistas, el final de esta crisis puede ser la hiperinflación”.
- 12 de abril, Clarín: “Los riesgos de que la inflación se dispare empiezan a escalar”.

- 14 de abril, Clarín: “Los economistas ya se preguntan, ¿puede esta tasa de inflación llegar a una hiper?”
- 19 de abril, Clarín: Proyecciones privadas. “Por la pandemia, la inflación vuelve a acelerarse y se acerca al 60% anual. La mayor emisión monetaria y el parate de la actividad presionan sobre los precios”.

- 22/23 de abril, La Nación/Clarín: El economista Ricardo Arriazu alertó: “Son días muy parecidos a los del Rodrigazo” (aclaración propia: de fortísima corrida cambiaria y escalada inflacionaria).

- 29 de abril, Clarín: “Shock de pesos para luchar contra el coronavirus: ¿puede descontrolarse la inflación?”
- 1 de mayo, El Cronista: “Cavallo advirtió sobre la crisis pospandemia: desempleo, hiperinflación y déficit fiscal”.
Etc., etc. y hay muchísimos más etcéteras (antes, durante y después de estas fechas).

Verán cómo “gurúes económicos mediáticos” o nefastos ex-ministros (últimamente apareció también Prat Gay) o los abstractos “economistas” o “proyecciones privadas” son amplificados por estos medios monopólicos como los idóneos mensajeros que develan las más lógicas y elementales supuestas verdades que pronto nos azotarán (donde los títulos importan más que los contenidos).

De esta manera asustan, preocupan, atosigan, bombardean (directa o subliminalmente), metiendo miedo y manipulando a la opinión pública, según el antojo de sus intereses económicos, ideológicos o partidarios.

Luego de realizar este breve “repaso mediático”, ¿se comprende el por qué de esta cierta preocupación por el tema?
Para intentar llegar a alguna conclusión que fundamente si dicha “preocupación hiperinflacionaria” es válida o no, es necesario comprender primero las premisas preestablecidas sobre las que se basan para “fogonear” con esta amenaza.

El origen de todos los males: “la emisión (monetaria)”

Si preguntáramos a cualquier ciudadano de a pie qué provoca inflación en nuestro país, dejando de lado los “no sabe/no contesta”, seguramente la gran mayoría (entre algún que otro concepto, como la especulación empresaria por ejemplo) contestaría: “¡la emisión (monetaria)!”; y algunos hasta agregarían: “por culpa del gasto desenfrenado del Estado, del Déficit Fiscal”.

La lógica es muy conocida por todos, se dice que cuando un Gobierno emite dinero (y lo pone en circulación), lo que hace es incrementar la demanda (el consumo), ocasionando que la misma exceda a la oferta (la producción), lo cual inexorablemente incrementa los precios. ¿Y por qué emite dinero? Para cubrir el déficit fiscal.
La ecuación es muy simple: “(exceso de) gasto público = emisión = inflación”.

Esta es la lógica (parcial) del enfoque monetarista de la inflación, que fue instalada hasta la médula en la psiquis argenta y es uno de los grandes logros del poder económico neoliberal y del aparato mediático hegemónico antes mencionado (la “incuestionable” lógica monocausal “maquinita = inflación”).

 Sobre este enfoque se cimientan las bases para sostener los malos augurios de la pronta llegada de una “hiperinflación”; ya que el actual Gobierno se encuentra emitiendo fuertemente dinero para garantizar la salud y auxiliar económicamente a la población argentina, que se encuentra amenazada por el coronavirus y muy perjudicada por una economía en cuarentena casi paralizada. Recordemos que si bien la descomunal deuda renegociada no se paga, la recaudación cayó en picada y la cobranza de impuestos progresivos está resistida y dilatada. 

¿Cuál es la nueva ecuación entonces? “Mucho gasto público = mucha emisión = hiperinflación”.

¿“Esto es todo, amigos”?

Esta es la “verdad develada” por todos estos actores; pero les consulto: ¿así de simple se explica la inflación en nuestro país? ¿Habrá algo más que discutir? O nos vemos, hasta luego y ¡que el último apague la luz y cierre la puerta por favor!
Yo sí me despido por ahora, dejando de lado muchas otras variables a analizar, y solo diciéndoles que la producción (la oferta) podría incrementar tan rápido y en la misma proporción que lo hace la demanda fruto de esa emisión. ¿Qué opinan? ¿Qué pasaría con los precios? ¿Subirían? ¿Habría inflación/hiperinflación? Y si además les recuerdo que, luego del “industricidio” y la descomunal caída del PBI cambiemita, la “capacidad (productiva) instalada utilizada” de nuestro país se encuentra apenas por arriba del 50%, ¿será para tenerlo en cuenta? Vayan pensándolo y continuamos profundizando el análisis y acercándonos a alguna conclusión el próximo domingo. Espero nos reencontremos. Saludos.