En la última sesión de la cámara baja hubo una serie de cruces por un proyecto de la presidenta del cuerpo, Cecilia Guerrero, por el cual se instituye en toda la provincia la semana de la “Memoria para la Verdad y la Justicia”.

La discusión se entabló luego de la intervención de la diputada opositora Marita Colombo. Sucede que Guerrero, al momento de fundamentar el proyecto, mencionó a las figuras de Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner, quienes “se erigieron en sus momentos históricos en paladines de la defensa de la democracia procurando la verdad y la justicia” y deslizó que “en diciembre del 2011, con la llegada al gobierno de Lucía Corpacci, la memoria comenzó a construirse con fundamento en la verdad”.

Colombo planteó diferencias con algunas de las palabras de Guerrero. Coincidió con la reconstrucción de la memoria histórica “pero a partir de una visión amplia, homenajeando a todas las víctimas, que son los muertos, no solo a algunas”. A la vez, remarcó que hubo responsabilidades no solo económicas sino también políticas y facciosas antes del golpe de Estado y recordó que Fray Mamerto Esquiú fue epicentro de un cuartel de operaciones “durante el gobierno constitucional” de Isabel de Perón.
“Es necesario construir la perspectiva histórica, pero con todos los responsables, no se puede apropiar simbólicamente la lucha de los derechos humanos”, dijo.

Esto implicó que desde el oficialismo salgan a contestarle. Entre ellos estuvo Augusto Barros, quien le señaló que “no es parcial la memoria, no hay defensa de ninguna índole para los que atentaron contra el pueblo y sus instituciones”. Daniel Lavatelli también se sumó entendiendo que Colombo hizo alusión a “una especie de reedición sobre la teoría de los dos demonios”.
Incluso, en los cruces, el presidente de la UCR y diputado Alejandro Páez aprovechó para criticar los decretos del Ejecutivo. Tras destacar “a quienes dejaron su sangre luchando por los derechos de muchos argentinos” durante la dictadura llamó a la reflexión por “la situación que vivimos en la provincia donde algunos sectores políticos escuchamos a sectores gremiales que ven vulnerados sus derechos”.

En este sentido, mencionó que “el legado sirva para que desde los gobiernos dejemos a un lado el avasallamiento y las actitudes autoritarias y por el contrario, se propicie al diálogo, a la democracia y al debate en el parlamento”.