33 de mano
Comenzó la picazón del “Pacto de Ipizca”
El abuelo tomó entre sus manos el cuaderno de apuntes de su nieto de 7 años y escribió en la última hoja: “En algunos años serás un hombrecito y comprobarás que el ‘abu’ tenía razón cuando el Pacto de Ipizca sea solo un recuerdo en la vida política”. Todo parece indicar que la picazón del encuentro entre el Gobernador y el senador en falta con la Provincia (ampliamente justificado: no se puede rendir cuentas de lo que jamás se hizo) en el Este catamarqueño comenzó a poner incómodos a algunos diputados del oficialismo y se espera igual de incómoda reacción en otros pares radicales. El oficialista Daniel Lavatelli habló (¿en tono de denuncia?) sobre la existencia de un acuerdo o alianza con la oposición la semana pasada cuando Diputados aprobó el proyecto por el que se amplía la autorización a la Provincia para tomar crédito y emitir Letras del Tesoro, con el apoyo de la bancada opositora. Es que Lavatelli, enojado porque no lo tuvieron en cuenta para la “casual” reunión, sabe que en el Pacto de Ipizca se habló de todo… y se acordó todo. De aquí en adelante, el tango que dice “yo sé que ahora vendrán caras extrañas” se recordará más seguido en cada sesión de la cámara baja al momento de levantar la mano para aprobar tal o cual proyecto oficialista. Los radicales -con muy pocas excepciones- están rendidos a los pies del amo y solamente se limitan a obedecer. Por el lado de Lavatelli y un puñado de rebeldes, piden mayor protagonismo, cansados de ser noticias únicamente cuando hay que responder algún ataque de la oposición para anotarse un poroto con la jefatura de turno y, si se puede, avanzar un casillero en la carrera por ganarse una eventual reelección y no quedar colgados del pincel. Y no tan lejos del poder.
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En honor a la verdad, no es una mala noticia esto de que haya acuerdo entre oficialismo y oposición en el ámbito de nuestra Legislatura. Siempre y cuando esos consensos, esos arreglos, hechos a la luz del día, tengan como única prioridad beneficiar a Catamarca y a todos los catamarqueños por igual. En este mismo espacio sostuvimos en más de una oportunidad que algo nos tiene que unir a los catamarqueños. Que debe existir un punto en común para avanzar en procura de alcanzar el crecimiento provincial que todos queremos, al margen de cualquier bandería política. Que no todo nos represente una pelea, una confrontación. Pero deben ser concertaciones y contratos políticos públicos y transparentes, “de cara al sol aunque el día esté nublado”, como dice el poeta. Nada de juego sucio ni arreglos entre gallos y medianoche. Nada de contubernios a espaldas del pueblo. Nada que resulte indigno y censurable. Nada de conspiraciones que merezcan el repudio de la ciudadanía. Que este hormigueo que está produciendo el llamado Pacto de Ipizca no termine siendo un entuerto que ultraje la confianza que el pueblo depositó en nuestros gobernantes. Que se vengan todos los acuerdos, todos. Todos los que sean necesarios en favor de Catamarca. Que nuestros legisladores, sin excepción alguna, se pongan la camiseta de la provincia y le demuestren a la ciudadanía que no solamente les preocupa nombrar parientes y amigos (algún lorito también, si se puede) y salvarse económicamente para todo el viaje. Que hagan todos los arreglos posibles, pero que ninguno engorde los bolsillos. Que se terminen todas las sospechas. Que al final del año parlamentario, todos y cada uno de nuestros legisladores (sin distinción de género) reciban el unánime reconocimiento de la población catamarqueña por una gestión que supieron honrar dignamente. ¿Es mucho pedir? El deber ser nos responde que estamos pidiendo lo justo y necesario. Que lo del Pacto de Ipizca sea una comezón pasajera. Y nada más.
Kelo Molas