Una temprana mirada al horizonte político nacional, permite vislumbrar en 2023 lo que bien podría ser la batalla final entre kirchnerismo y macrismo, duelo que podría poner fin a la interminable “grieta” que divide al país.

La caída del Frente para la Victoria a manos de Mauricio Macri en 2015, y la derrota del propio Macri a manos del Frente de Todos en 2019, dejó el panorama abierto para ambas coaliciones, pero difícilmente quien caiga en los comicios del año que viene pueda subsistir tal como hasta aquí con aspiraciones de seguir en pie rumbo al lejano 2027.

El peronismo seguirá existiendo si pierde el Gobierno, pero ya no tendrá a Cristina como eje y se impondrá una renovación si es que Juntos por el Cambio repite los resultados de las últimas legislativas.

De igual manera, la oposición seguirá viva más allá de una eventual derrota, pero deberá reordenarse y no podrá reconocer al PRO como su buque insignia si al derrumbe de 2019 le suma otro traspié.

Todas las elecciones presidenciales son decisivas, pero la próxima puede marcar un mojón en la historia con respecto a la marcada polarización registrada en los últimos años.

Este duelo está incluso por encima de los nombres que circunstancialmente lideren las propuestas electorales. Quizás por eso, a diferencia de lo que ocurre en Provincia, la carrera de los “presidenciables” muestra una grilla de partida muchísimo más nutrida.

Con decenas de actores políticos de primera línea anotados, tanto oficialismo como oposición deberán transitar un arduo proceso interno para dirimir supremacías entre los múltiples aspirantes a encabezar la boleta, y tanto unos como otros guardan varias incógnitas, comenzando por los roles que corresponderán a Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri.

El peronismo se debate entre dar una nueva oportunidad a Alberto Fernández o renunciar a la búsqueda de la reelección para proponer un nuevo candidato; mientras entre los opositores la puja está planteada entre los herederos naturales del poder macrista y un radicalismo que creció notablemente y reclama un protagonismo mayor en la próxima elección.

En ambos casos, se perfilan con interés desde gobernadores a legisladores, incluyendo figuras históricas y caras nuevas que reclaman su espacio.

Todo está por verse, pero los relojes no se detienen y no hay nadie con intenciones serias de competir por la presidencia que no haya comenzado a trabajar.

Un factor importante para desandar este camino, será la suerte del Gobierno nacional, tanto ante la pandemia como en materia económica, ese eterno desafío que ha sellado la suerte de tantos mandatarios en la historia reciente de la Argentina.