Residía en la Capital Federal
Falleció Lila Zafe, protagonista excluyente del Caso Morales
Desempeñó un rol decisivo con su explosivo juego mediático.Lila Jovina del Valle Zafe, abogada de la familia Morales durante la etapa de instrucción de la causa abierta por el crimen de María Soledad, falleció en la Capital Federal, donde residía desde hace varios años.
Lila Zafe desempeñó un rol protagónico en los meses posteriores al espantoso crimen, y adquirió una trascendencia inédita a partir de una constante y demoledora presencia mediática.
El hecho que quebraría la vida social, institucional y política de Catamarca, hasta transformarse en el mayor escándalo de la historia judicial argentina, posiblemente no hubiera alcanzado ese tenor sin la decisiva participación de Zafe.
En rigor de verdad, fue poco y nada lo que aportó a la causa. Más aun, su desempeño fue uno de los factores determinantes para que el crimen no se esclareciera.
Lila Zafe presentaba a la Justicia falsos testigos instruidos por ella misma con declaraciones armadas, y lanzaba las teorías más descabelladas y macabras sin el menor sustento.
Todo lo hacía demostrando plena seguridad y certeza, y era capaz de afirmar cualquier cosa, del mismo modo que se contradecía o cambiaba sus versiones de un momento a otro.
“Esta semana voy a presentar al testigo clave”, “El crimen está esclarecido”, eran algunas de las sentencias que soltaba a cada paso.
Involucró incluso al Obispo Diocesano Elmer Osmar Miani, con quien concertó una reunión para convocar a la prensa a la salida del obispado.
“El crimen está resuelto y le entregué todas las pruebas al obispo”, anunciaba sin ruborizarse, cuando en realidad había llevado a la autoridad eclesiástica una carpeta con los recortes de diarios que reflejaban sus propias declaraciones anteriores.
Dijo que la cocaína en el cuerpo de la víctima había sido puesta post mortem por los Luque, para llevar el caso al fuero federal, y luego que la habían drogado con cocaína hasta matarla. No tenía límites y gozaba de una impunidad total para declarar. Así, un día afirmaba que a María Soledad la habían matado en casa de Guillermo Luque y que el cadáver estaba incrustrado en las paredes, o cualquier cosa que se le ocurriera, y todo era replicado y recibido como palabra santa por los medios.
Marchó en una etapa codo a codo con la religiosa Martha Pelloni, con quien terminó enemistada y con durísimas acusaciones cruzadas.
Cuando el Frente Cívico ganó las elecciones de 1991, Miguel Marcolli (electo diputado nacional) la nombró su asesora en el Congreso.
Con el tiempo desapareció de la escena pública y se radicó en Buenos Aires.